Residencia Universitaria del Alemán

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Hola, soy Tadeo, recién empiezan mis desafíos y cambios, lleno de emociones y motivación con un poco de temor. Siempre impulsado por mi gran curiosidad de conocer nuevas personas y vivir nuevas experiencias, a parte de las ganas tremendas de sobresalir en la vida. Ya que siempre fui catalogado como el nerd de la clase. Pero en los últimos años de secundaria fui experimentando nuevas emociones, como conocer amigos; como lo dirían en la películas americanas, personas normales y populares, asistiendo a fiestas, consumiendo mis primeras copas de alcohol y mi primer cigarrillo; admito me gustaron.

Muchas de las nuevas actividades sociales de mi vida, obviamente, afectó en el relacionamiento con mi familia, ya que la misma es muy conservadora y Cristiana, que jamás aprobarían esos comportamientos, menos para un niño; como me veían. Unos de los detalles que iré contando en el transcurso del tiempo.

Venir a la Ciudad Capital desde un pequeño pueblo, una familia sobreprotectora y siendo yo la única responsabilidad de todos ellos, mis cambios de comportamiento; fueron motivo de un desafío muy grande, en primera instancia. El cual pude superar, ya que jamás decai en el desempeño académico, graduandome con honores, y las obteniendo mejores recomendaciones. Gracias a eso, pude conseguir el apoyo que necesitaba para venirme a la Universidad.

Empiezo contando como conocí a Don Ricardo Flecha, que le decían alemán, porque el mismo se jactaba de serlo ya que su madre era de ese País de origen, cuyo apellido era Etringer. Don Ricardo sería nuestro locador, digo nuestro porque era un departamento exclusivo para estudiantes de la Universidad, aunque no todos los eran. Ya que algunos vinieron a estudiar, y por cosas de la vida tuvieron que dejarlo y dedicaron su tiempo a trabajar y siguieron morando en el mismo sitio, y otros y otras aprovechandose de su edad para vivir allí por su bajo costo de arrendamiento a cuyos fines. Don Ricardo siempre supo que no todos eran estudiantes, pero le valía madres mientras lo disimulaban. Sin saber que allí ocurrirían cosas y aparecerían personas que marcarían mi vida para siempre.

Mi llegada en ese lugar, ocurre tras mi aceptación a la Facultad de Ingenieria, el cual para nosotros era lo más cercano al MIT. A partir de la aceptación solo tenía una semana para mudarme, ya que, ya empezarían las clases. Mi madre a pesar de su negativa,  estaba orgullosa por el ingreso,  y como arte de magia, conocía a una persona de la zona que le derivó con Don Ricardo; que para nuestra fortuna tenía una habitación disponible. En conversaciones se escuchaba como un señor exigente y cascarrabias, el cual lo era, que a mi mamá le convenció al minuto porque sentía que sería observado, y a mí no me importó mucho porque ya solo quería mudarme cuanto antes.

Llego el gran día, desperté súper temprano, brotaron un cúmulo de emociones, estaba tan feliz que me acordé de estar triste; dejaría todo lo que amaba, los lazos tan fuerte de amistad que forje durante la secundaria, mis amigos de infancia, mi familia, mis mascotas, hasta ver a la vecina chismosa me daba nostalgia. Volví a coger impulso al acordarme también de las cosas que quería olvidar para siempre, mis traumas de toda la vida, mi infelicidad, personas que jamás pedí que estén en mi vida pero lo estaban. En fin; reordené mis emociones, y me volvió a invadir las ilusiones y esperanzas, después de despedirme de todos mis seres queridos. Y tomé vuelo, llevándome mis maletas, mi viejo televisor y un sillón plegable, ya que mi futura habitación estaría amueblada.

Siempre soy una persona que piensa mucho, que analiza todas las variables, pero que de igual forma suelo realizar múltiples disparates; me tocó ese algo místico que yo creo que me envuelve, sentía en lo más profundo de mi ser, que mi vida no estaría estandarizada que habría muchas cosas que quizá no podría sobrellevar, pero los haría pecho. Sabia que era un imán para la mayoría de las cosas que le pasa a las personas pero de manera más impensables, diría cliché, pero no varias historias cliché en una, porque como es sabido; la realidad supera a la ficción.

La prima de la prima de mi mamá es el contacto que ella consiguió; quien se ofreció muy amablemente en recogerme y ubicarme en la casa, Nora una señora muy joven, que vivía como a cuatro calles de la Residencia de Universitarios del Alemán, donde yo viviría pues obvio. Me recibió muy jovialmente invitandome primero a almorzar con su familia y a posteriori me llevaría a la residencia; no soy de desaprovechar esas invitaciones, pero también soy la perfecta simbiosis de lo introvertido con lo extrovertido, me encantaba conocer nuevas personas aveces, y otras no quería ver a nadie; el punto es que ya me comía las ansias. Para mi suerte solo estaba el hijo pequeño que era bastante agradable y como era ya medio día solo era cuestión de comer e irme, les juro fue la última vez que los vi. Nora me llevo a la Residencia de Don Ricardo, prácticamente supliendo a mi mamá, por el cual estoy muy agradecido con ella, por consiguiente mi familia.

Conocí por primera vez a Don Ricardo, el que sería uno de mis dolores de cabeza, pero no el mayor, asemejándose más a la piedrita del zapato. Nunca escuché tantas restricciones en un lapso corto de tiempo al conversar con una persona. Mi cabeza se nubló de ideas, pensaba que solo cambiaba de yugo, pero ya me había propuesto que no me importaría por lo que tuviera que pasar con tal de tener mi disque independencia y lograr mis objetivos. Después de exponerme su pliego de bases y condiciones verbales me mostró todo el recinto, acompañado de Nora, tenía que rescatar que el señor era bastante amable y comprensivo, pero sin paciencia y tolerancia alguna, ya que se puso a disposición a cualquier eventualidad que pudiere sucederme.

Nora y Don Ricardo me ayudaron a ubicarme en donde sería mi habitación;  al término Nora se marcha deseándome las bienaventuranzas y yo expresándole mi gratitud; don Ricardo sube al último piso, en donde vive en contacto con la azotea, después de haberme  dado la llave. En ese momento nadie salió de la casa ni nadie vino, así es que no pude conocer a nadie.

Ocurrido todo eso me tiro a mi nueva cama, modesta, y relativamente cómoda, ya trataba de familiarizarme con ella, ya que pasaría la mayor parte del tiempo en ese lugar. Miro el techo casi no pensaba en nada cierro los ojos, sonrío y me quedo dormido.-

Secretos y DescontrolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora