Prólogo

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El sonido del reloj lo único que provocaba en mí era ansiedad, nunca me he caracterizado por ser una persona paciente y esta demora no ayudaba mucho a que pudiera controlarme. Miré las paredes blancas del lugar, estaban impecablemente limpias, tanto que hacía que me irritara, ni una sola mancha a la vista. Bajé la mirada para tratar de concentrarme en el suelo, gran error, estaba aún más limpio que las paredes, ni una persona normal puede tener tan limpio un sitio, es ilógico. Miré el escritorio que tenía frente a mí para distraerme pero fue en vano, no podía concentrarme en nada. Me acomodé en mi asiento y por último miré a mi madre, quien estaba sentada a mi lado, se le veía muy agitada y demasiado nerviosa, su vista no estaba quieta, miraba de un lado para otro y podía notar como aferraba su cartera con las manos como si su vida dependiera de ello, me dio algo de pena verla de esa manera. Nuestra relación nunca fue muy buena, pero me daba cuenta que en este momento ella estaba muy preocupada por mí.

-Debes prometerme que no armarás ni una escena - le pedí sin verla.

Ella solo me vio y asintió con la cabeza, noté lo vidrioso que estaban sus ojos e hizo que mi garganta se secara por un instante, su cabello oscuro estaba amarrado en un moño, el color que tenía era muy particular, un negro intenso, igual que el mío, eso es casi lo único que heredé de ella, eso y los ojos, unos pardos amarillentos con toques de verde en el iris que hacían que llamara la atención de mucha gente, más atención de lo que me gustaría.

-Ambos sabemos porqué estamos aquí - continué - Y también sabemos que lo más probable es que no sean buenas noticias, así que pase lo que pase debes calmarte - hacía hasta lo imposible por ocultar el nerviosismo de mi voz.

Mi madre se quedó callada, cerró los ojos y trató de limpiarse sin mucho éxito esas lágrimas que trataban de escapar. Era algo irónico todo esto, si hace dos años me hubieran dicho que mi madre estaría así por mí no lo hubiera creído. Ella siempre fue una cristiana ejemplar, iba a la iglesia todos los domingos, antes de comer siempre daba una oración para agradecer por la comida y sobretodo no dudo en renegar de mí cuando le admití que era gay. Dos años pasaron desde esa confesión, dos años ya habían pasado desde que me echó de casa, fueron tiempos muy difíciles, pero ahora estábamos juntos en la sala del doctor esperando los resultados de mi análisis, definitivamente si no lo estuviera viviendo en carne propia jamás hubiera creído de este reencuentro.

En ese momento deseaba que Jeremy, mi único amigo, estuviera ahí conmigo acompañandome, él me diría cualquier tontería y me haría reír para olvidarme de todo este problema, hace tiempo que no lo veía y a pesar de que no me gusta parar con la gente él tenía esa manera peculiar de alegrarme. Aunque la mayoría del tiempo nosotros solo dicutieramos definitivamente sería una mejor compañia que mi madre.

-No sabes lo arrepentida que estoy - sollozó ella haciendo que leprestara atención - Me he comportado como una mala madre y ahora...

-Ahora estás conmigo - le dije para calmarla, en realidad no le había perdonado, pero no necesitaba llantos frenéticos por parte de ella.

Hubo un silencio muy incómodo y prolongado.

-Me enteré de que Damon vuelve a la ciudad para terminar su último año escolar aquí - dijo ella después de varios minutos. Se notaba que mi madre quería cambiar de tema para distraernos.

-¿Damon? ¿El que era nuestro vecino gordito? - pregunté sin darle mucha importancia.

-Bueno ya no es gordito - rebuscó entre su cartera hasta sacar su móvil de ella - Mira, aquí su madre me mandó una foto de ellos.

Me mostró la imagen y pude reconocer de inmediato a la señora Jane, pero no había manera alguna de que el chico tan guapo que estaba a su costado fuera su hijo, el Damon que yo recordaba pesaba varios kilos más que eso y en todas las fotos salía con comida en la mano, este en cambio, se le veía bien formado, con una cara bien formada y rasgos finos en ella, su piel parecía perfecta y su cabello algo ondulado hacía juego con sus enormes ojos café.

Mi lista personal  (gay/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora