Aunque estaba exhausta no podía esperar a llegar al trabajo. Una vez allí me dirigí rápidamente a la oficina de Sabine. Su secretaria me saludó de inmediato, aparentemente me esperaban. Sabine sonrió cuando me vio.
—Pareces cansada, ¿estás bien? —preguntó. Yo solo asentí—. ¿Necesitas más ayuda con tu informe?.
Las dos reímos.
—Solo quería decir buenos días —le dije—, y gracias de nuevo —me detuve—. Pero si te estás ofreciendo, estoy teniendo un pequeño problema para pasarlo al formato correcto. Pero solo si tienes tiempo. No me gustaría secuestrarte de tu trabajo.
—Está bien —dijo inspeccionando su escritorio y frunciendo el ceño. Entonces arrugó la nariz de esa manera única. Dios, ¡era hermosa!— Mmmmm... déjame trabajar en esto un par de horas —continuó—. Luego iré contigo y terminaremos tu proyecto.
Extendí la mano y le acaricié el hombro cariñosamente, ella cubrió mi mano con la suya, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos.
—Una hora —dijo en un suspiro—. Te veré en la biblioteca.
Bajé y cogí todo lo que íbamos a necesitar, empecé a organizar mis notas para que pudiéramos comenzar a trabajar cuanto antes. Sabine entró en la biblioteca hora y media después. Parecía un poco seria.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Nada importante, solo estoy molesta —dijo.
Me puse de pie y caminé hacia ella. Automáticamente me abrazó.
—¿Y bien? —insistí.
—Acabo de hablar con el Director. Debo irme unos días —dijo—. Es parte de mi trabajo —se sentó y yo encontré una silla a su lado.
—¿Cuánto tiempo? —pregunté.
—Cinco días —dijo, arrugando la nariz de nuevo—. Volveré el lunes.
—Te voy a echar de menos —suspiré. Entonces me sonrojé, avergonzada de inmediato por mi repentina honestidad.
Sabine sonrió.
—Me gustas más cuando hablas sin filtros —me dijo–. Pongámonos a trabajar.
Ella miró por encima lo que yo ya había hecho y parecía realmente impresionada. Hizo algunas sugerencias y me dio uno de sus informes para usar como plantilla para el formato. Cuando ya estaba escrito parecía muy profesional, y el contenido era bueno.
Tuvimos una maravillosa "cena de despedida", pero luego tuvo que ir a prepararse para el viaje. Caminamos juntas tomadas de la mano, lo más lejos la una de la otra que pudimos. Finalmente nos detuvimos y quedamos de frente. Sabine me sonrió, pero no se movió para nada más, solo me miraba directa a los ojos. Yo estaba demasiado asustada para hacer otra cosa aparte de esperar.
Y luego, como movida por la mano de Dios, extendí la mano hacia Sabine y la abracé. Ella inmediatamente me devolvió el abrazó.
—Ten cuidado, ¿si? —le dije, aún en el abrazo—. No te has ido todavía y ya quiero que vuelvas.
—Yo también —suspiró.
Nos miramos a la cara sin deshacernos del abrazo. Se inclinó hacia delante y besó la punta de mi nariz. Mi corazón martilleaba en mi pecho. Volvió a besar mi nariz y luego me soltó.
—Tendrás algo de tiempo para pensar —dijo ella a sabiendas—. Eso es bueno. Quizás podamos hablar de ello cuando vuelva —solo asentí.
Durante esos días me sentí un poco vacía sin Sabine, pero decidí disfrutar de algunas de las maravillas de Viena mientras ella no estaba. El jueves cené en una bonita cafetería y fui a la ópera.
El viernes decidí visitar el Prater. Paré en casa para cambiarme de ropa y, mientras estaba allí, Jan llamó para decir que tenía lío en el trabajo y que no llegaría a casa hasta ya entrada la noche. Janneke parecía molesta.
—No es nada —dijo—. He estado sola todo el día, pero últimamente se me hacen eternos los días sola —añadió sonriendo—. Supongo que es inevitable.
Parecía que realmente necesitaba una amiga, así que decidí quedarme con ella hasta que Jan llegase. Podía ver el Prater el sábado de todos modos. Cuando vi lo feliz que estaba de saber que me quedaría en casa, supe que había hecho lo correcto.
Hice comida para las dos. Mientras, ella se acomodó para dar de comer a Julius.
—Te envidio, Kate —Janneke suspiró cuando Julius se aferró a su pecho—. Eres tan libre —Entonces me miró. Debí parecer bastante sorprendida—. No, no tiene nada que ver con lo que piensas —agregó apresuradamente, señalando a su hijo recién nacido—. Él es lo mejor que me ha pasado en la vida —suspiró, mientras él comenzaba a amamantar ansiosamente—. Pero tú —continuó—, puedes hacer tu vida como quieras en este momento —dijo mientras acariciaba la cabeza de su hijo—. La historia de mi vida fue escrita cuando miré a los ojos de Jan un día —Cerró los ojos y su cabeza cayó lentamente hacia atrás—. Entonces, bueno, aquí estamos. Es complicado, pero es donde debemos y queremos estar.
Ella me miró significativamente. Me encantaba cómo podía ser tan apasionada y honesta cuando hablaba. Era muy diferente a tía Kathy, pero tenía algunas de las cualidades que tanto amaba de ella.
—Aquí es donde estaremos el resto de nuestras vidas. Donde moriremos —dijo suavemente, y se detuvo—. Pero tú... tú todavía no te estás muriendo. Todavía estás viviendo, cambiando, creciendo... —Ella me miró—. ¿Dónde morirás Kate? —preguntó finalmente.
—No lo sé —respondí pensativamente—. Quizás sola... espero que no... pero espero morir con el perdón de Dios. Quiero ser bendecida.
Janneke gruñó cuando Julius succionó más fuerte.
—Con que bendecida... eso es bueno —suspiró—. Pero mejor es ser amado. Ser amado por alguien, Kate. Lo más sagrado es... —hizo una breve pausa—. Lo más sagrado es amar, es por eso que Dios nos creó —dijo con firmeza—. Encuentra a esa persona que te llene de ganas de amar —alentó—, y hazlo con todo tu corazón, con toda tu alma. Entonces será cuando realmente tengas la bendición de Dios.
Algo descolocada por dentro, fui y me senté con ella. Un largo silencio se instaló en el departamento. Janneke miró a su hijo. Le acarició suavemente. Luego extendió la mano hacia mi y me acarició suavemente la cara.
La idea de amar a alguien hasta la muerte ahora parecía un llamado muy noble. Creí que podía hacer eso con más esperanza de la que podía reunir para estudiar el Derecho Internacional de los Tratados. Y la idea de casarse con un "buen amigo" parecía el desperdicio de una vida.
Me fui a la cama.
¿Por qué no podía dejar de pensar en Sabine? ¿Por qué la sola idea de vivir con ella me hacía tan feliz? Me imaginaba amamantando a nuestro bebé mientras ella preparaba la cena.
"Encuentra a esa persona que te llene de ganas de amar y hazlo con todo tu corazón, con toda tu alma".
¿Contaba el "amar" y "ser amado" por otra mujer? Me habían enseñado que era un pecado, pero ahora mi corazón parecía decir algo muy diferente.
Oh Señor, ¿por qué me has abandonado?
Las palabras de Janneke seguían revoloteando en mi cabeza: "puedes hacer tu vida como quieras en este momento". Me di cuenta de la verdad en esas palabras. Me habían enseñado que a veces Dios habla a través de la voz de los demás. Sentí que me estaba hablando a través de Janneke.
¿Pero qué estaba diciendo? ¿Seguir mi corazón? ¿Obedecer sus mandamientos? ¿A quién estaba destinada a amar? ¿Seria Sabine mi guía para la salvación eterna o un boleto directo al infierno?
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Sabine©️[COMPLETA]
Romance¿Seria Sabine mi guía para la salvación eterna o un boleto directo al infierno? ⬇️⬇️⬇️ ¿Qué es la realidad? ¿Y la ficción? ¿No se entrelazan ambas en el tejido mismo de nuestras vidas? ¿Acaso no es cada relato, en su esencia, una autobiografía? Y fi...