Rueda de prensa (Barbarena)

Nuestra historia apenas comienza

SEMANAS DESPUÉS

MACARENA

Ser un alma tal libre tiene sus consecuencias y mis papás nunca me advirtieron eso, cuando era niña no le veía nada de malo pero lo fui aprendiendo con forme vivía cosas nuevas. Es verdad que lo mejor que te puede pasar es amar y ser correspondido por esa persona, estamos viviendo en una sociedad que se está adaptando a los diferentes tipos de amor y lo aplaudo, pero aún así, sigue siendo difícil.

Tuve 4 novios, a cada uno lo quise diferente, con Ghassan llegue a pensar que él era el amor de mi vida, me sentía muy bien a su lado, podíamos platicar de cualquier tema por horas, compartíamos gustos en música, libros y series, ir al cine era de las cosas más placenteras, porqué al salir sin dudarlo discutiríamos que tanto nos gusto o desagrado. Nunca me queje del sexo, perdí la cuenta de cuantas veces vimos el amanecer... pero ahora entiendo que eso no lo es todo para tener una buena relación.

El día que terminamos, lo hicimos de la mejor manera, yo había entendido que no me veía despertando con él cada mañana, simplemente no era lo que quería y aunque él nunca lo dijo, yo se que su corazón ya era de alguien más y no lo culpo, yo no le podía dar lo que él estaba buscando.

Después conocí a Barbara y ahí mi vida cobró sentido, era como si antes de ella nada en mi vida hubiera sido importante, llego a enseñarme de que se trataba el verdadero amor, que iba más allá de esos gustos en común, es el sentirme amada, protegida y entendía por una persona, el estar con ella es significado de estabilidad, mirar sus ojos o verla sonreír me pueden alegrar la semana completa, no necesite pasar años a su lado para saber que la amaba, no tuve que obtener promesas para saber que era ella con la que compartiría mis días...

Una ligera música me saco de mis pensamientos, ahí nos encontrábamos yo a lado del juez que nos iba a casar y ella al final del altar, queríamos una boda pequeña, solo familia y amigos, así que en cuestión de un par de semanas teníamos todo listo, una ceremonia en un bonito jardín, todos voltearon a verla, ella venía del brazo de su papá, no pude evitar sonreír al ver lo hermosa que se veía, mis manos sostenían fuertemente el pequeño ramo, los piernas me temblaban y por primera vez los nervios se apoderaban de mi, nuestros vestidos no eran los típicos de boda, lo único tradicional que tenían era el color.

Al llegar a mi lado sonreí aún más, no podía creer que lo estábamos haciendo, estaba uniendo mi vida a la mujer más bella que había conocido.

-nos encontramos aquí reunidos...- voltee a verla, en ese instante nuestras miradas se cruzaron, como si de una película se tratara, miles de imágenes se vinieron a mi cabeza, el día en que nos conocimos, la primera vez que nos besamos, cuando supe que no quería pasar un día lejos de ella, eran tantas emociones que dejé de escuchar, solo éramos ella y yo.

-¿puede pasar a la parte del acepto?- dije de golpe, Bárbara intentaba no reírse y el juez me miraba con algo de sorpresa

-esta... bien- dijo con algo de duda, dio vuelta a las hojas que traía en las manos, aclaró un poco la garganta, yo tome las manos de Barbara y el continuó hablando -Macarena...-

-¡aceptó!- exclame interrumpiéndolo, coloque en su dedo una linda argolla delgada de plata, el juez me miró sobre el borde de sus lentes y suspiro

-Barbara...-

-acepto- aunque con más tranquilidad que yo, también lo interrumpió con una sonrisa, hizo lo mismo que yo, colocó mi argolla y sonreímos emocionadas sin soltarnos de las manos, el pobre hombre solo le quedó poner los ojos en blanco y terminar la ceremonia, firmamos los papeles necesarios junto a nuestros testigos.

-creo que no es necesario decirles que ya se pueden besar- esta vez bromeo, yo volví a sonreír, tome su rostro y la bese delicadamente, nuestras familias aplaudían y gritaban, volteamos a verlos y ellos se encontraban igual de felices que nosotras, se nos acercaban para felicitarnos y no podían faltar las fotos.