Epílogo, versión 2

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Epílogo

(Versión Mpreg)

~*~

Stilinski se había quedado quieto en el acto. Literalmente en el acto. Y lo hizo por dos razones. Tanto por el hecho de que de la nada el pene de su novio se hubiera sentido tan profundo y dolorosamente grande, como por la pregunta que le hizo. Así que, tras quedarse quieto y clavarle las uñas a su novio en el pecho para indicarle que no se moviera tampoco, el castaño respiró profundo varias veces, luchando con su cuerpo para acostumbrarse a esa invasión que, aunque no era novedosa, era absurdamente diferente.

― ¿Por qué te sientes más grande, Derek? ― Jadeó, relamiéndose los labios y fijando sus castañas pupilas en las cuencas verdes de su novio.

― Soy un lobo, Stiles. ― Respondió.

Y por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, su novio le fulminó con la mirada. Y aunque él debiera sentirse medianamente culpable o incluso dejarle saber que podía intimarle con esas fulminantes formas, Hale solo pudo sentirse excitado, y su falo reaccionó sacudiéndose dentro de su novio.

― ¡Derek!

Lo que le hizo ganarse un buen puñetazo de Stilinski, aunque todavía era absurdo porque en nada le dolía al lobo. Ni una mísera marca le ha dejado en el lado del pecho.

― Eres sexy, incluso enojado. Y me pone, ¿qué quieres?

― ¿Eres masoquista? Joder, Derek, habérmelo dicho antes y te encadenaba a la cama, te daba unos azotes y me vestía de cuero.

El lobo sonrió con picardía, moviendo apenas la pelvis, lo suficiente para que su novio se diera cuenta de que no le preocupaba el plan que estaba elucubrando.

― Ng~ mierda, ¿en serio te calienta?

― Me calienta todo siempre que seas tú el coprotagonista.

― Es increíble cuánto me amas. ― El castaño dijo, con un tono juguetón sobra decir.

― Lo es cómo me amas tú, Stiles. ― El lobo, en cambio, lo dijo con absoluta sinceridad. Con esa expresión que no deja margen para las dudas ni el simple jugueteo.

Las mejillas del castaño se sonrosaron, y sintió ese ya conocido calorcito en su espalda baja que le recorría la sangre en las venas cada que el tatuaje brillaba con su luz azul índigo, tan tenue que casi no se notaba, pero ambos sabían que estaba ahí.

Castaño contra verde se anclaron con intenso sentimiento, sin necesidad de moverse ni de decir palabra alguna, con las emociones a flor de piel. Así, con aquel férreo anclaje, Hale se movió de nuevo, suave pero claro. Y Stilinski respondió agitando otra vez sus caderas. La suave danza de sentimientos comprometidos y emociones compartidas, un cadencioso vaivén de cuerpos unidos, chocando entre sí mientras hacen el amor.

Más profundamente enamorados que nunca.

Sin saber que, como reencarnación (en parte al menos) de la diosa de la luna y la vinculación innata con la fertilidad, el tatuaje esa vez les daría una posibilidad que sabían sencillamente imposible hasta esa noche.

Pero que les cambiaría el futuro para siempre.

...

Ha transcurrido casi un mes desde que terminaron todo ese asunto con Braeden y las zonas arqueológicas mayas. Un mes desde que en Beacon Hills todo seguía en curso, con uno que otro ser sobrenatural queriendo pasarse de listo y teniendo que enfrentar al habitualmente amable alfa de la manada McCall que tan bien se encarga de proteger los alrededores.

SUCH LIKE A GOOD BOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora