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El domingo por la mañana Perrie caminaba de un lado a otro de la habitación, ansiosa porque le dieran el alta. Se sentía más fuerte. Aún le dolían las costillas, pero sólo era cuestión de tiempo que se le curaran. Resultaba difícil creer que sólo dos días atrás estaba en coma. Aún no había logrado asimilar del todo lo que el doctor y Zayn le habían contado. Cada vez que pensaba en su madre...

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras un profundo sentimiento d pesar se aposentaba en su corazón. Su madre se había ido. Había perdido a su padre a los dieciséis años. Le resultaba casi imposible asimilar que nunca volvería a caminar por la casa en la que había crecido.

Imposible. Aquella palabra se estaba volviendo muy familiar para ella. ¿No era también imposible que estuviera casada con un hombre como Zayn Malik sin recordarlo? Emanaba de él tal autoridad, tal determinación... y atractivo sexual. Su pelo era del color Marron, sus rasgos faciales estaban firmemente definidos, sobre todo la línea de su mandíbula. Sus labios... Perrie no pudo evitar sentir calor al recordar el contacto de su mano cuando despertó, el cosquilleo de excitación que la recorrió cuando la tomó de la mano.

Los Claros ojos de Zayn enviaban señales mezcladas, unas de preocupación, otras de rabia. El día anterior no la había tocado. Se había limitado a observarla mientras le describía la casa en la que vivían, en West Hartford. Se sentía incomoda con el, y sentía que a él le pasaba lo mismo.
Un sonido le advirtió que la puerta se estaba abriendo alzó la mirada, esperando ver a la enfermera, pero quien entró fue el hombre que decía ser su marido, con una bolsa de viaje en la mano.

Perrie, que estaba en camisón, se metió rápidamente en la cama y se cubrió con las sábanas.
Zayn suspiró.

—Estamos casados, Perrie. Te he visto muchas veces con menos ropa que esa.
—Puede que si tú no estuvieras tan vestido yo no me sintiera tan incómoda —replicó ella, sin pensar en lo que decía.

Tal y como estaba, con la camisa color crema y los pantalones marrones, Zayn ya resultaba muy viril. Él la miró, momentáneamente sorprendido. Luego sonrió.

—¿Quieres que me quite la ropa?

Perrie sintió que se ruborizaba, reconociendo que le encantaría ver el torso desnudo de Zayn.

—Me gustaría tener algo de ropa para cambiarme —murmuró—. No puedo salir así...

Zayn alzó la bolsa y la dejó sobre la cama.

—Mi madre envía esto para ti. Mi padre acaba de traerlo.
—¿Tu Padre?
—Ha venido esta mañana en avión. Pilota su propia avioneta. Hemos pensado que será preferible que vuelvas volando. El viaje por carretera sería demasiado largo.
—¿Siempre tomas las decisiones por mí? —preguntó Perrie, sin gustarle la sensación que le producía la idea de que alguien controlara su vida.

La mandíbula de Zayn se tensó.

—Sólo estaba pensando en tu comodidad.
—No sé si me gusta la idea de volar en una avioneta.
—Ya has volado antes con papá. Es muy buen piloto.
—No recuerdo...

Zayn se acercó a la cama.

—Precisamente porque no recuerdas, vas a tener que confiar en mí.

Perrie cerró los ojos y respiró profundamente antes de volver a abrirlos.

—La confianza requiere tiempo —murmuró.
—Y también práctica. Puedes empezar con el viaje en avioneta —sugirió Zayn, razonablemente.

Perrie pensó que sus circunstancias no le permitían otra opción.

—De acuerdo. Empezaremos por eso.

Zayn asintió y señaló la bolsa.

—Mi madre ha sacado de tu armario la ropa que hay dentro.

Un amor auténtico (Adap. Zerrie)Where stories live. Discover now