MoonByul [Moonsun 2]

Cap. 2 [Paso a Paso]

El sol resplandecía alegremente contra el césped, los estudiantes paseaban por el campus en la hora libre, la fuente no dejaba de salpicar gotas de agua, que se esparcían en minúsculas proporciones, aunque por la estación, justo eso no era tan malo cuando lo que añoraban los estudiantes día a día era un poco de lluvia por la tremenda calor que los presionaban.

En estos momentos de lo único que disfrutaba Seulgi, era la grandiosa compañía de su mejor amiga, que se había convertido en una total muda, sin atreverse a criticar su semblante serio y poco amistoso que se manejaba MoonByul todos los días.

-Sabes... extraño a MoonByul.

Seulgi estaba recostada cómodamente sobre un tapete en el césped, mirando hacia el árbol que les brindaba sombra.

-No empieces... - suspiró MoonByul aún con los ojos cerrados, posicionada de igual forma que Seulgi y compartiendo su tapete.

Seulgi no quería molestarla, pero en serio extrañaba como antes se llevaban, no ahora como podía verse lo disperso que estaba el sentido de humor de su amiga. Quería bromear, jugar con ella, hablar de cosas...

Pero aunque pensara que no tenía edad para esos arrebatos, las ganas de realizar todas las cosas que antes hacía con MoonByul eran cada vez más grandes. Tal vez la notoria actitud desinteresada de su mejor amiga hacia la libertad de vivir le decía que algo no andaba bien, y que tenía que comprometerse más al hecho de hacerla salir de esa...

-¡Esfera oscura de amargura! - pensó en voz alta.

-¿Qué te pasó? - le preguntó MoonByul abriendo un solo ojo para darle una ojeada.

Seulgi miraba con ojos realmente abiertos hacia el frente, mirando a la nada.

-Nada... recordé un juego.

-Ajá...

MoonByul siguió con ojos cerrados. Colocó ambos brazos atrás de modo que sus manos sostenían su cabeza para evitar marearse. Su cabeza daba vueltas sin retorno a su vida real, pensaba muchas cosas a la vez, nada en concreto aún, incluso llegó a imaginarse felizmente conduciendo un auto Bugatti hasta su casa, y que tal vez cuando termine su carrera deberá ahorrarse el sueldo unos veinte años para poder comprarlo.

¿Como sería su vida en ese entonces?

Lo inevitable iba a pasar. Ella tendría que estar casada para ese tiempo. Pero ¿con quién? La probabilidades de encontrar a alguien de buen partido en estos años sería irrelevante. O seguramente no era necesario aquel acto para llenar las espectativas sociales. Posiblemente se quedaría soltera.

Pero... recordando bien, unas simples palabras rondaban en su cabeza hace años. Cuando se acordó de la fiel promesa que le había hecho a Yongsun en ese entonces, ya era tarde, había tomado la peor decisión de su vida. Ya era demasiado tarde para retractarse, pero si pudiera hacerlo, no dudaría ni un segundo en volver para cumplir su promesa.

Sin duda de no ser por su cabeza hueca, la mejor persona que tendría a su lado sería Yongsun. Pero que va, Yongsun ya tenía que haberle superado, estaba segura de eso. Tantos años no eran posibles de dejar intactos aquellos sentimientos juveniles.

Seguramente Yongsun se estaría casando con Ravi, el patético chico que si mal no recordaba se le salían los ojos en la escuela por Yongsun. Incluso sus amigos lo habían notado. El solo hecho de pensar en Yongsun metiéndose con un hombre le revolvía el estómago, pero como si los pensamientos anteriores eran malos, el siguiente era el peor. Había estado con Yongsun antes que todos los tipos que se meterían con ella.