Pesadilla

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Doce  años después:

En medio de la oscuridad, me encontraba corriendo, sentía que estaba muriendo, la respiración me estaba faltando y la sensación asfixia cada vez era mayor, mis lagrimas resbalaban lentamente como si no tuvieran energía y aunque tratara de gritar todo era en vano, no veía la luz, ni una salida. Solo había arboles a mi alrededor y el único sonido que había eran mis pasos, me detuve intente respirar, pero no tenía sentido, era muy poco el aire que alcanzaba a llegar a mis pulmones. Preferí seguir corriendo y morir sin aire en los pulmones, que quedarme en un solo lugar a esperar mi muerte.

Seguí corriendo sin mirar nada a mi alrededor, hasta que choqué con un arbusto de frambuesa. Rodé unos cuantos metros hasta que mi cuerpo se detuvo en un enorme charco de sangre. Extrañamente presentía que era el momento donde mi corta vida acabaría, instintivamente toque mi cuello en busca del collar que Nila me había regalado a los ocho años, pero este no se encontraba en mi cuello.

Me levante rápidamente y comencé a buscarlo desesperadamente, sentía que sin él moriría como le había pasado a Nila. De la nada algo choco con mi nariz, era el collar lleno de sangre con una mano que lo sostiene en el aire. Me aterrorice al ver que la mano también estaba untada de sangre intente ver quién era el que tenía el collar, pero fu imposible, el collar ocupa todo mi campo visual y el hecho de moverme me aterrorizaba, de repente suena una voz.

- Aquí esta lo que buscabas.

- Gracias...- cogí el collar. Levante mi rostro para poder ver quien era, pero me fue imposible distinguir su rostro

- Debe ser muy importante para ti pequeña.... Cuida de él, no sea que te pase lo mismo que tu tía...

Me desperté de un salto, lo primero que fue mirar hacia la mesa de noche y verificar que el collar estuviera hay, me acerqué para mirarlo detalladamente, no tenía ninguna mancha de sangre ni nada por el estilo todo estaba en perfecto orden. Mire el reloj eran las 12:00 de la madrugada, oficialmente ya era el día siguiente, y para ser más exactos el día de mi cumpleaños. Me recosté otra vez en la cama mirando el techo, no entendía por qué seguía teniendo ese mismo sueño cada noche, era desesperante y agotador el hecho de no poder dormir. Seguí mirando el techo esperando que el sueño me venciera de nuevo, pero eso fue imposible, cada vez que cerraba los ojos tenía la imagen del charco de sangre.

Daba vueltas de un lado a otro de la cama, sentía que mi cuerpo estaba más despierto que en otros días. Sabía que no podría dormir si no distaría mi mente, así que cogí mi teléfono y le escribí a Batt uno y mis mejores amigos.

Cristal:

Batt ven a mi casa.

Despierta pendejo, te necesito.

Si no despiertas le digo a tu mama que hiciste un trió con tus dos primas.

Batt:

¿Qué quieres?

¡¡¡ Ya contesté, no le digas!!!

Cristal:

Que vengas ¿es que no lees?

Batt:

Si leí... pero... ¿enserio quieres que vaya a esta hora?

Deja dormir

Cristal:

Batt ¡¡¡por fis!!

No tuve un lindo sueño y no me siento nada bien.

Batt:

¿Soñaste que el coco te comía?

Cristal:

Detrás del placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora