Capítulo 3

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Tras la inminente amenaza expuesta por el señor Stilinski, Derek comenzó a ser reticente con sus acciones cada vez que se trataba de Stiles. Comenzó a evitar las miradas sugerentes del castaño, de pasar mucho menos tiempo en la misma habitación después de las sesiones de estudio y de evitarlo casi por completo cuando se encontraban en los pasillos de la mansión. Creía que, estando apartado de la tentación, sus propios deseos se terminarían apaciguando y luego, tal vez exitosamente desaparecido, sin embargo, debió haber pensado que algo como eso solo provocaría que Stiles quisiera acercarse más a él, porque ahora le resultaba como un gusto prohibido que no podía tener, y siendo sincero con todos los aspectos posibles de dicho significado, lo prohibido siempre resultaba ser atractivo.

Entonces, hubo veces en las que el joven aristócrata pasaba su mano por su hombro, presionándolo y robándole el aliento, a veces fingía tirar algo cuando pasaba a la pizarra y bajaba lenta y tortuosamente para recogerlo, dándole una maravillosa vista a su trasero redondo forrado en unos pequeños y delgados shorts que nunca Derek podría costear, perfecto para enterrar su nariz entre las mejillas y lamer con ansiedad la abertura. A veces, solo lo observaba detenidamente durante las horas de clase en completo silencio, con sus ojos castaños penetrantes y profundos bajo sus largas y rizadas pestañas.

Y esas acciones no escapan de la atenta mirada de Derek, que parece perdido a veces, cuando esta en la enorme habitación de la mansión y el deseo de tocarse con esos pensamientos lo ataca, una o dos veces... incluso cuando ya ha dicho en voz alta que no le conviene meterse con el futuro yerno del canciller Martin. Pero ahí estaba ese deseo impertinente e insaciable que no lo dejaba dormir, difícil de ignorar... entonces, luego de esa ardua semana intentando con todo su corazón renunciar a ese patético amor unilateral, finalmente Derek se dio cuenta que nunca podría decir que su plan de alejar los pensamientos amorosos y sexuales sentidos por aquel chiquillo burlón y grosero llamado Stiles, habían funcionado.

Es durante el domingo por la tarde en la que todo se va al infierno, tal vez los ardientes rayos de sol que atravesaron su ventana en la madrugada de aquel día fueron una advertencia silenciosa de que ese día todos sus esfuerzos eran en vano, pero era de suponer, Derek solo chilló por ser despertado de esa forma y se apartó de la luz. Nunca nadie prestaría atención a esas advertencias poco explicitas.

Pasado dos o tres minutos bajo la sabana, Derek decide levantarse para comenzar el día. Todo resulta normal en esa rutina, va hacia la cocina y desayuna al lado de Melissa, la mucama principal de la mansión, quien no tiene mucho que decir más que su hijo vivía una temporada con su padre Rafael a una hora de ahí. Sinceramente Derek nunca le prestó la suficiente atención a lo que esa mujer le decía, su mente siempre divagaba en pensamientos fantasiosos... tal vez sobre él y sobre Stiles, sobre la boca del lobo llamada canciller Martin.

—Hoy va a ser un día muy ocupado querido —dice por último Melissa, con un largo suspiro después que arrastró por un momento, y por fin llama su atención.

—¿Por qué?

—¿No lo sabes querido? —Derek se contuvo de responder "por eso pregunto" y solo negó con la cabeza esperando una respuesta—. El canciller y su hermosa hija van a venir a cenar. Creó que por fin establecerán una fecha.

Derek no puede evitar sentir un pinchazo de dolor ante la noticia. No es como si no supiera que iba a terminar ocurriendo dicho suceso, es solo que imagino que tendría tiempo suficiente para ahorrar, quizás darle un rápido beso a Stiles y alejarse de esa vida tan peligrosa... Miró a Melissa con media sonrisa, fingiendo absoluto desinterés y ella le regreso la mirada con una cálida sonrisa.

Esa también pudo una advertencia del universo, pero Derek decidió ignorar una vez más ese llamado de peligro.

Luego de su desayuno, Derek abandonó la cocina dirigiendo sus pasos a su "oficina", las clases con Stiles siempre eran en la mañana, y seguramente si tenían una reunión con el canciller, Derek necesitaría apurar su tema del día por si Noah llegaba a interrumpir la sesión como unos días atrás, sin embargo, cuando llegó al lugar la puerta estaba cerrada con llave. Extrañado por el hecho, Derek busco entre sus cosas la llave que Melissa le había dado por si un día la necesitaba.

—¿Mi padre no te dijo que hoy estaremos ocupados? —la voz de Stiles lo sacó de sus intentos por encontrar la llave en su bolsillo. Derek alzo la mirada hacia donde el chiquillo malcriado se encontraba. Cruzado de brazos, vestido con un ridículo traje de pantalones altos y largos color ocre. Muy diferente a su habitual e inocente vestuario de shorts cortos y largas calcetas.

Derek no menciona nada al respecto, respira hondo y luego desvía la mirada. Hoy definitivamente no es un buen día para mirar a ese chico, y pensar en besarlo... y amarlo... no cuando el canciller esta a horas de ir a esa casa.

—No me dijo nada el señor Noah, pero si es así entonces regresaré a mi habitación —dice todo eso sin mirarlo, había aprendido que eso solo indicaba su perdición... Derek estaba tocando fondo.

—O tal vez podrías decirme porque me estas evitando —los pasos de su alumno retumbaron entre las paredes del pasillo, esa pudo haber sido la última advertencia que el universo le daba para declinar y salvarse, pero Derek solamente miro a Stiles acercándose a él hasta que estuvieron exageradamente cerca el uno del otro—. ¿Te da miedo el canciller?

Que descarado era Stiles nombrando ese nombre en su presencia. Era obvio que aun demasiado joven y consentido, Stiles no supiera que hacía un canciller como Martin, en cambio, parecía resultarle insignificante ese hecho. Derek se pregunto que habría hecho Adrián Harris al respecto, ¿también habría tenido esta conversación? ¿Cuánto amo a Stiles Stilinski... como para perder la vida? Incluso Derek no sabía hasta donde llegaba ese amor...

—A toda persona razonable le daría miedo enfrentarse con el canciller, Stiles.

—¿De verdad? —pregunta como si eso le impresionará y fuera difícil de creer—. Creo que es un mojigato.

—No deberías hablar de esa manera de tu futuro suegro —murmura cuando la distancia entre ellos se vuelve más cercana. Sus labios casi están rozándose.

—Yo no lo deseo, y Lydia tampoco esta entusiasmada de ser mi mujer. Tenemos un acuerdo y si a ella no le afecta, entonces lo que le afecte al canciller, realmente no me importa.

Derek debe de admitir que nunca hubiera imaginado que alguien como Lady Lydia aceptaría un trato que sugiriera la infidelidad de su prometido y más tratándose de sodomía. Igual la declaración de Stiles lo abruma y lo hace sostener los escuálidos hombros del muchacho, realmente no sabe qué hace o porque lo hace. Tal vez solo lo hace porque es abrumador y tentador estar tan cerca de ese niño rico... o tal vez lo hace para detener a este de sus claros intentos por seducirlo. No lo sabe, pero su corazón palpita rápidamente y se ve obligado a cerrar los ojos.

Stiles solo se burla de sus acciones y eso es humillante, sin embargo, se acerca más y sus labios terminan rosándose de verdad. Derek es torpe y fácil de influenciar, por ello sigue el juego dejando el control de sus movimientos a Stiles. Ambos besándose desesperados y correspondidos, pronto las gruesas manos de Derek se hayan acariciando por arriba de la ropa de Stiles, despreocupado de mancharla o dañarla. Ahí es cuando se da cuenta que estaba muy nublado ante sus actos, que definitivamente no le interesaba estropear la ropa fina y cara de un aristócrata.

Derek entonces apoyo a Stiles contra la pared, la diferencia de estaturas no era realmente significativa, pero era lo suficiente como para que su compañero tuviera que alzar la vista para enfrentarlo cuando sus labios se despegaron de ese beso húmedo y urgente.

—Tranquilo muchacho... no seré yo quien quiera escapar.

Y es cierto, el único que puede perder aquí es él, y eso es injusto si se lo preguntan... Derek se aparta del cálido y pequeño cuerpo cuando reflexiona y recuerda el nombre de Adrián Harris. No quiere acabar como lo hizo ese hombre, necesita ser diferente a los demás amantes que existieron antes de él, porque él sabe... que no tendrá nunca el amor de Stiles.

Lo mira un segundo, y Stiles esta apuntó de cuestionar su lejanía, sin embargo, Derek solo se tapa la boca y desaparece por el pasillo. Y como era de esperarse, Stiles no lo persiguió.

RUDE (AU) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora