Capítulo 4

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Por qué, en el nombre de todo lo sagrado, hace siempre muchomás frio en las haciendas que tienen árboles de navidad, que en ¿cualquier otro lugar? ¿Será que ellos secretamente tienen aires acondicionados encima de los árboles o algo así? Porque lo juro por Dios, en casa no hacía este frío.

Me muevo de un lado a otro, tratando de mantenerme caliente, y levanto la manta que cubre a Sophie, para ver cómo se encuentra. Está durmiendo profundamente.

Acurruco su cuerpito en mi pecho, lo más caliente posible así por lo menos una de nosotras está caliente.

—Sé cómo puedo calentarte, bebé. —Issac guiña un ojo y me ofrece su sonrisa de lobo, que me hace reír.

—Sí, lo sé, pero estoy ni siquiera estoy considerando cualquier pedido de quitarme la ropa aquí, amigo. ¿Así que cual de esos escogemos?

Estamos caminando alrededor de una hacienda, Isaac con un hacha en la mano, tratando de encontrar nuestro árbol de Navidad. No sé exactamente porque estamos escogiendo un árbol de verdad, especialmente uno que la gente tiene que cortar, cuando tengo un buen árbol artificial dentro de una caja en nuestra casa. Pero Isaac cree que Sophie necesita de un árbol de verdad en su primera Navidad. 

—Sabes, Sophie no se va a acordar de ese árbol, Isaac. Un árbol falso estará bien.

Él se voltea para mirarme.

—Te dejé colocar aquél árbol horrible los últimos ocho años. Este año tendremos un árbol de verdad en la sala.

—¿Y si llegamos a la casa y encontramos las ramas rotas? ¿O una ardilla? —Muerdo mi labio inferior, tratando de evitar que se me escape la sonrisa. Amo molestarlo.

—Esto no es una película de Vacaciones Frustradas en Navidad.

—Oh, estoy tan aliviada con esa noticia.

—Estas muy listilla hoy —murmura mientras continúa buscando el árbol para nuestra casa.

—Tengo frio. Si continúo hablando, mis labios no se van a congelar cerrados. —De repente, Isaac me jala, sus manos en la parte de atrás de mi cabeza, llevándome a encontrarlo. Sus labios toman los míos y me besa profunda y lentamente, su lengua recorre mis labios y después se enreda con mi lengua. Mordisquea un lado de mi boca, frotando su fría nariz contra la mía, y me besa nuevamente. Finalmente se aleja, sus ojos azules brillando, y me dice:

—¿Tus labios están más calientes?

—Sí, gracias. —Estoy impresionada y sin palabras. Wow.

—Este es un buen árbol. —Señala uno grande, bien verde, y alto.

—Es muy alto.

Me mira expectante, mientras me quedo callada deliberadamente, apenas mirando el árbol y ríe cuando señala su cinta métrica.  

—Joder —murmura y mira el próximo árbol. Finalmente, encontramos el árbol perfecto e Isaac lo corta rápidamente, gritando— ¡Madera! —mientras cae en el suelo.

—¿Siempre quisiste hacer eso, verdad? —pregunto y él ríe.

—Sí.

Agarra el tronco recién cortado y lo levanta listo para jalarlo, mientras recorremos el camino de regreso. En la salida, paramos en un almacén de la hacienda y compramos algunas guirnaldas frescas, y una corona de flores para la puerta de enfrente.

Isaac toma un poco de muérdago y lo lanza al montón, guiñándome un ojo.

—Adoraría verte bajo el muérdago, bebé.

1.5 Under The Mistletoe With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora