Capítulo 9

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Me quedo mirando al lindo médico durante unos pocos segundos, la boca abierta los ojos muy abiertos y una niebla rodeando mi cerebro.

—Lo siento, ¿qué dijiste?

—Estás embarazada. —Y así, tan pronto como se habían controlado las risitas, Brynna tuvo otro ataque de ellas.

—¿Ha estado bebiendo? —pregunta el médico.

—No. Esto es una locura. Debes revisar los resultados del examen médico. No estoy embarazada.

—Ah, sí, lo estas. —Estoy sorprendida. Parpadeo.

—Sólo tú, Stacy... —Brynna da una respiración profunda y limpia una lágrima de su ojo—. Sólo tú puedes luchar con un tratamiento de fertilidad durante tres años, para que cuando por fin tienes a tu bebé, te embarazas otra vez sin siquiera intentarlo.

—Lo he visto antes —responde el médico—. A veces, el sistema de una mujer se «Reinicia» después de un embarazo y ella es capaz de concebir de forma natural después de un tratamiento adecuado. Eh. ¿Cuándo fue tu última menstruación? —me pregunta.

—No me acuerdo. Es probable que antes de quedarme embarazada de Sophie. Pensé que mis hormonas todavía no habían vuelto a la normalidad después del embarazo.

—Así que probablemente quedaste embarazada hace unos meses.

—¿Tahití? —susurra Brynna.

¡Tahití!

—Mierda, ¡tomé alcohol! No estaba amamantando a Sophie, así que tomé unas copas aquí y allá en Tahití.

—¿Más de una al día? —me pregunta.

—No, sólo unas en un mes.

—Así está bien —él sonríe tranquilizadoramente—. Ya sabes qué hacer. Llama a tu partera y has una cita y una ecografía.

—Así que, ¿todo lo demás está bien? —le pregunto.

—Sí, tú estás muy bien. Buena suerte.

Me quedo mirando a Brynna por un minuto, mi boca se abre y se cierra como un pez fuera del agua.

—Almuerzo —dice ella, toma mi mano y me saca de la oficina. ¿Qué pasa que todo el mundo me está empujando por todas partes?

—Tengo que llevar a casa la compra y recoger a Sophie.

—Vamos a llevar a tu casa las compras, guardar sólo los productos perecederos y luego almorzaremos. Tu madre está disfrutando de Sophie. 

—Bueno

—¿Puedes conducir?

—Sí, ¿por qué?

—¿Por qué estás tratando de encender el auto con tu brillo de labios, en vez de usar la llave? —Veo el brillo de labios en mi mano.

—Mierda.

—Yo conduzco, vamos a dejar mi auto aquí y haré que mi padre venga a recogerlo más tarde.

—Ok.

—¿Cómo te sientes? —pregunta cuando salimos del estacionamiento. Todavía estoy entorpecida, en estado de shock.

—No embarazada.

—Vamos, vamos a hacerlo muy pronto, para que podamos salir. —Rápidamente descargamos las bolsas de la compra del auto a la cocina y ponemos toda la comida en el congelador y antes de darme cuenta, estamos de vuelta en el auto y paramos en un restaurante mexicano que está cerca.

1.5 Under The Mistletoe With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora