Eva

95 7 0
                                    

Hugo y yo hemos quedado en el recreo para hablar. Llego a clase un poco tarde, nunca antes me había pasado. Le pido disculpas a la profesora y me deja entrar. Que vergüenza. Me siento en mi sitio de siempre y la profesora continua con la clase. La mañana se me hace eterna, tengo la mente en otra parte. Por mucho que intento concentrarme en las clases, me distraigo en mis pensamientos a la mínima. Nia intenta preguntarme que me pasa. La digo que nada, ni siquiera lo sé yo. Ella se limita a asentir. 

El timbre suena anunciando la hora del recreo. Recojo las cosas despacio, por mucho miedo que tenga a lo que vaya a pasar, tengo que hablar. Hugo me espera en la puerta y nos vamos a un sitio apartado de la gente. Estamos unos segundos, que se me hacen eternos, sin hablar. Cuando por fin, él empieza.

–¿Qué tal estás?

–Pues mal, ¿cómo voy a estar? Me has estado ignorando y ni se lo que te he hecho.

–Lo siento Eva, es que no sabía cómo decírtelo. No quiero que te enfades conmigo –comenta mirando al suelo. 

–Hugo, ¿qué es lo que pasa?

–Eva, tu me caes muy bien. Eres muy maja y tal pero...–me mira a los ojos preocupado –No se cómo explicártelo. Es... es algo que yo no puedo controlar... No quiero perderte, hemos sido amigos desde siempre. 

–Al grano, Hugo.

–Ya no me gustas. 

Noto una puñalada en mi. Miles de cosas se me pasan por la cabeza. Lo sabía, sabía que un día se cansaría de mí. Parece mentira que unas simples palabras aparentemente inofensivas puedan hacer tanto daño. No sé qué decir o qué pensar. Lo único que quiero es llorar, pero ahora no. Tengo que aguantarme. 

–Eva, lo siento mucho. Pero creo que tarde o temprano esto iba a acabarse. Y... creo que tienes derecho a saberlo... He conocido a alguien de la que me he enamorado. 

–Hugo, por favor, cállate. No hables más. No... no quiero saber nada... – me tiembla la voz. Tengo un nudo en la garganta y sé que si sigue hablando voy a llorar. 

–Lo siento mucho, he hecho las cosas mal.

Me mira triste y me deja sola. Le veo marchar lentamente, siento que mi mundo se ha congelado. Dejo que las lágrimas caigan. Me da igual todo. Me ha hecho daño y se va así, tan tranquilo. Como si no pasara nada, eso es lo que he sido para él, nada. Y yo como una tonta tragándome sus te quiero mucho. En que momento se me ocurrió pensar que alguien me iba a querer de verdad. 

Antes de volver a clase entro al baño. Mientras me lavo un poco la cara recuerdo todos los momentos que he vivido con Hugo. No, Eva, así no vas a parar de llorar. Salgo y me voy a clase. Por el camino me cruzo a Nick, inconscientemente le abrazo. 

–Me ha dejado.

–¿En serio?

–Sí, esta enamorado de otra –contesto llorando.

–Eh, eh, tranquila. No llores.

–No quiero verle. 

–¿Y si nos saltamos clase?

–¿Qué? –le miro. La verdad es que no quiero estar en clase con Hugo, no quiero ver su cara. Asiento mientras me seco las lágrimas con la manga –¿Y dónde vamos?

– Tu sígueme. Vamos al mejor sitio para olvidarse de todo. 

Salimos del instituto y caminamos tranquilamente hasta donde sea que esté ese sitio. No hablamos de nada pero no es un silencio de esos incómodos. 

–¿No nos estamos alejando un poco de la ciudad?

–Un poquito, pero tu tranquila que en el campo es dónde mejor se está en estos momentos. 

–¿De verdad? Yo nunca he venido por aquí. 

–Pues no sabes lo que te pierdes –responde con una sonrisa. Es impresionante cómo siempre está sonriendo, es contagioso.

Finalmente, llegamos a un árbol y nos sentamos en la hierba. Es un paisaje bonito, desde aquí se ve la ciudad entera, aunque no es que sea muy grande. Nick se tumba en el suelo.

–Aquí vengo siempre que estoy mal. Este sitio me lo enseñó Nerea, era como nuestro pequeño refugio.

–Que bonito. ¿Quién es Nerea?

–Es una amiga que me ayudó mucho cuándo estaba en el orfanato o con familias que no me gustaban. Era la única que me entendía de verdad. La admiraba mucho, de pequeño quería ser cómo ella. Era mi superheroina favorita. Era muy gracioso porque de pequeño me preguntaban que superhéroe quería ser y siempre decía Nerea.

– Que cuqui. ¿Y dónde vive?

–Bueno, desde que se fue de la ciudad no lo sé. El último día que la vi me dijo que lo sentía mucho, que ella no quería pero se tenía que ir. Nunca me dijo por qué y desde entonces no he vuelto ha saber nada de ella. 

–Vaya, lo siento mucho. Tuvo que ser duro. Seguro que la vuelves a ver.

Se vuelve a sentar y asiente. Me mira y sonríe. 

–No creo que la vuelva a ver, las personas no se quedan para siempre. 




💙Hola gente.
Espero que os guste este capítulo. Aunque Eva u Hugo lo han dejado :(
Muchas gracias a los que leéis y votáis esta historia.💜

Little talksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora