Rubén

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Narra Luna🌀
México 18/04/20

Abrí los ojos de a poco dándome vuelta mientras los tallaba, al abrirlos bien pude ver al chico aún dormido. -Hace frío- pensé, me tape bien con la cobija y me di vuelta, poco después sentí una mano en mi cintura.

— Sube el short, se te ve todo —al instante subí el short lo más que pude y me giré para verlo, seguía con los ojos cerrados.

— Gracias —respondí, él solo asintió y me dio la espalda.

— ¿Vas a seguir durmiendo? —preguntó.

— No —susurre.

— Bien, hay que empezar el día entonces —se levantó.

Asentí sentándome en la cama, me queda acostumbrarme.

— Vamos a comprar ropa, hoy conoces a unos amigos y quiero que te veas linda —dijo viendo su celular.

—  ¿Ellos saben? ¿Tendre que...? 

— No, y jamás haría que tengas que hacer algo así —me dio la espalda buscando algo en el mueble al lado de su cama.

— Solo preguntaba —dije con una mueca en mi rostro.

— No lo hagas, por favor —asentí sentándome en el piso así no me veía.

Me quite la camisa y me puse el vestido corto que tenía antes.

— Listo —dije viéndolo.

— Ven —dijo, me acerqué al mueble con él.

Me dio una sudadera de color negro, también me dio un cubre bocas negro y una gorra del mismo color con las iniciales "CT" bordadas en rojo.

— ¿Para que esto? —pregunté tomando todo.

— Soy cantante, no quiero que sepan quién eres y la sudadera es por el frío, vamos a ir a desayunar primero, feliz cumpleaños.

— Gracias.

— Vámonos —salimos de la casa.

Íbamos en el carro y yo me estaba poniendo la sudadera y las otras cosas que me dio...¿Rubén? Realmente no recuerdo su nombre.

— No busques problemas, si te dicen algo avisame.

— ¿Podemos bajar? —el chico rió y asintió para después ayudarme a bajar de su camioneta, era tan alta que si intentaba bajar yo sola, me caería.

Entramos al centro comercial y nos miraban raro, tal vez por él.

Me sentía incomoda.

En fin, entramos a un restaurante y nos quitamos los cubre bocas.

— ¡Buenos días! ¿Que van a ordenar?

— Dos órdenes de waffles, por favor.

— ¡Claro que si! ¿Algo más?

— No, es todo por ahora —su tono de voz era frío.

Minutos después el mesero llegó con dos vasos de jugo de naranja y un cuchillo y tenedor enrollados en una servilleta, comencé a desenrollarlos y me percaté de que había algo anotado en mi servilleta. El chico regreso con un plato de tres waffles para cada uno, entregando el de mi compañero de manera grosera, fruncí el ceño.

— ¿Algo más? —preguntó sonriendo.

— Que nos dejes comer, gracias —hablo grosero.

— eh si, perdón. 

— No deberias hablarle mal.

— No soporto actitudes groseras, ¿Qué es eso? —habló señalando la servilleta.

— No sé, quédatelo —respondí dándoselo.

— Te dio su número —dijo y comenzó a reír, me encogí de hombros y me levante.

— Voy al baño —asintió, me levante con cuidado y fui al baño.

Entre al baño y me mire al espejo, me sentía mal y mi cabeza daba vueltas, lavé mi cara pero el dolor no se fue. La puerta del baño se abrió dejándome ver al chico de antes, intente ignorarlo pero comenzó a hablar.

— ¿Es tu novio? no te ves como el tipo de niña con la que alguien así saldría.

— ¿Qué? —dije confundida.

— ¿No te bajonea que te vaya a dejar a la semana?

— No es mi novio —dije y comencé a reír.

— ¿Qué es lo gracioso? 

— Tu actitud, ten lindo día.

Al salir del baño mi dolor de cabeza regreso.

— ¿Luna, estas bien? Te ves pálida.

— ¿Mh? Eh si, estoy bien.

— ¿Segura?

— Si, no te preocupes —sonreí, él sólo suspiro y siguió comiendo.

Después de desayunar y pagar, salimos y fuimos explorando las tiendas de ropa, no aceptaba nada, todo me parecía caro y me negaba.

— Te niegas a todo.

— Perdón.

— No pidas perdón por todo —dijo viendo más ropa.

— Perdón —me enseño más cosas ignorándome por completo.

— ¿Cuando tomaste esa llave? —dijo apuntando la llave en mi collar.

— Siempre la he tenido, no recuerdo de que es pero me la dio mi mamá.

— Te lo voy a quitar mientras duermes —reí negando con la cabeza.

— No lo hagas, por favor.

— ¿Te gusta? —me enseño un bikini.

— ¿Eh?

— Me gustan tus zapatos, hay que ir por unos para los dos —dijo apuntando mis converse, sonreí.

Eran mis favoritas por que me las regaló mi abuelita el año pasado por mi cumpleaños. Es triste que casi todo lo que tengo tiene un valor sentimental grande pero, hace que cuide más mis cosas.

Seguimos viendo ropa, ya ni siquiera me preguntaba si me gustaba simplemente la tomaba.

Molly 🖇

Bajo el agua ; Natanael CanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora