—¿Piensa que yo la maté? —pregunté. Comenzaba a alterarme.
—La nota lo dice todo, señorita Lancaster —contestó de forma calmada.
—¡La nota no dice nada! Esto es solo un —empecé a romperla— estúpido pedazo de papel.
No pareció molestarle en lo absoluto.
—Señorita Lancaster, usted...
—Es una estúpida niña malcriada —interrumpió el director. Nunca me había hablado de esa manera.
—¿Cómo dijo?
El director se lo pensó una vez más. Sabía lo que le esperaba.
—Que usted es una estúpida niña malcriada —dijo otra vez—. ¿Piensa que porque tiene dinero puede tratar a alguien como le de la gana? Mi esposa tiene razón. Usted solo sabe criticar y humillar a la gente.
—Pues dígale a su esposa que deje de estar saliendo con personas menores que ella. —El director lucía confundido—. ¿No lo sabe? Su esposa se ha estado cogiendo a Michael Henderson, el chico drogadicto que siempre falta a clases.
—No soy tan idiota como para creerle, señorita Lancaster.
—Pues yo creo que sí lo es. ¿Por qué no le pregunta a su esposa? Ella sabrá de lo que le estoy hablando. Y déjeme decirle que debió haber usado al menos agua y jabón después de cada apretón de manos que le dio a ese chico. Imagínese los lugares que pudo haber tocado.
El director no habló. Supongo que todavía estaba procesando todo lo que le había contado. Frente a él, en su escritorio, se encontraba una botella de gel antibacterial, así que no dudó en echarse una buena cantidad y esparcirla en sus manos. «Qué director tan miedoso», pensé.
—Creo que... tengo que irme. —Se levantó de la silla y salió de la habitación.
Ahora solo quedábamos ese señor y yo, lo que me puso más nerviosa. Suspiré.
—Me cansé de esto, señor. Póngamelas de una vez. —Le extendí mis muñecas para que me pusiera las esposas.
—¿Se está declarando culpable, señorita Lancaster?
—No, claro que no. Yo nunca habría cometido algo así. Pero supongo que soy la única a la que pueden culpar, así que... colóquelas.
—Sabe que si se las pongo todos pensarán que usted es culpable, ¿no?
—Entonces que así sea. Que todos piensen que soy la culpable de su muerte.
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Perfect girl | Mathews Santos [en proceso]
Novela JuvenilLa vida de Emily Lancaster da un giro inesperado cuando es declarada culpable de un crimen que no cometió. Emily, dispuesta a probar que es inocente, inicia una búsqueda por encontrar al verdadero culpable, con la ayuda de una serie de pistas que al...