Ramiro se despertó tarde, como siempre. Si fuera un chico de dieciséis años común, sería capaz de decir que se cambió a la ropa, pero estaría mintiendo, puesto a que se durmió usando las prendas que iba a usar al día siguiente, vaticinando que debería salir de su casa a las corridas.
Calentó su café, que también había preparado la noche anterior, al igual que su tostada. Bebió rápidamente su bebida, y lavó sus dientes; luego de eso, puso la tostada en su boca y agarró su mochila. Antes de salir, conectó sus auriculares y puso su canción favorita: Changes, de Xxxtentacion.
Corrió hacia la estación de metro. Le quedaban quince minutos para su primer clase, física. Quizás no le habría importado llegar diez minutos tarde, si no fuera porque es su materia favorita.
El metro llegó rápidamente, y Ramiro se quedó parado, debido a la cantidad abrumadora de pasajeros.
Su expresión era adusta; estaba cansado de la sociedad en la que vivían, estaba harto de la rutina imperativa. El mismo día parecía repetirse, como en el día de la marmota,por cinco años, y pensar que seguiría siendo así hasta que acabe la secundaria (dos años después) lo agobiaba. Los profesores se esmeraran en que entendiera el idioma y el arte, cuando él quería estudiar ingeniería aeroespacial. Más de la mitad de las cosas que iba a aprender en su adolescencia no le iban a servir en su carrera; cual era el punto en gastar su juventud en aprender cosas inútiles? Era una tema que lo agobiaba, lo enojaba y lo sacaba de sus casillas. Sentía el impulso de pegarle a algo, pero no lo hacía; mantenía su usual semblante neutro, mirando a la nada, luchando su infinita guerra interna.La voz femenina anunció que había llegado a su parada, sacándolo de sus pensamientos.
Se bajó del tren y corrió a su clase: dos minutos tarde.
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krypsonia
Teen FictionNueve adolescentes descubren que son semidioses y deciden viajar a Grecia para conectarse con sus raíces, aunque allí les espera una aventura mucho más grande...