“Todo en esta vida sucede por algo”
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.Cerro sus ojos fuertemente, tal y como Itachi le había dicho, pero pese a que cerró sus ojos para no ver lo que sucedería, los agonizantes gritos que su captor soltó segundos después le erizaron la piel, y el olor a carne quemada le produjo unas tremendas arcadas. No tuvo que ser una genio para saber lo que había sucedido.
Después de varios minutos se animó a abrir sus ojos, viéndose aun en el mismo lugar en donde antes estuvo, solo que a diferencia de antes los brazos que la sostenían era los de él, los de ese Uchiha extraño. Confundida observó su alrededor en busca del cuerpo inerte del ambu, pero para su sorpresa lo único que encontró fue una mancha negra en el suelo, junto a pequeñas llamas del mismo color que poco a poco empezaban a extinguirse.
En silencio y soltando un suspiro, Itachi la dejo en el suelo, y en el momento en el que ella volteo su rostro a él, ahogo un pequeño jadeo al observar una lágrima de sangre descender de uno de sus ojos. Le sorprendió un poco su aspecto, se le veía aún más pálido y ojeroso de lo que recordaba, en ese momento parado frente a ella, no le pareció el Uchiha intimidante que la había secuestrado, no parecía el orgulloso heredero del clan Uchiha que una vez vio caminar por la aldea, en ese momento, él se veía como alguien derrotado, sus ojos rojos se veían opacos y no fue más que cuestión de segundos para que su cuerpo se desplomara en el suelo, levantando una ligera capa de polvo.
Lo observó, aún no entendía que sucedía, aún ni siquiera comprendía porque él la había salvado, no tenía ni la menor idea de porque la había secuestrado en primer lugar, pero por un momento hizo todas esas preguntas aún lado y solo se sentó junto a él, esperaría a que él despertará, esperaría a que él, con sus propias palabras le explicará que estaba pasando.
…
Sentía su cuerpo cansado, y pese a haberse desmallado, su cuerpo ni siquiera pudo relajarse, lo único que vio mientras estuvo en la inconciencia fue el rostro de sus padres segundos antes de acabar con sus vidas, recordar el rostro pacifico de su madre, quién acepto su muerte con solemnidad le destrozaba el corazón, recordar la mirada resignada que su padre le dio segundos antes de acabar con su vida era igual de doloroso, pero recordar los ojos grandes y asustados de su pequeño hermano era otra cosa, era otro tipo de dolor totalmente indescriptible.
Él había destruido a su hermano, le había arrebatado todo en cuestión de segundos, lo obligó a caminar en soledad, él mancho el corazón que tanto había protegido durante años de odio, lo contaminó con ese sentimiento maldito que perseguía a los Uchiha.
Suspirando levemente abrió sus ojos, hacía varios minutos que había despertado de su inconsistencia, pero se había negado abrir sus ojos, por unos segundos se había obligado a negar la realidad, por unos segundos se imaginó a si mismo sentado bajo la sombra de un frondoso árbol, junto a su primo Shisui comiendo dango, se imaginó teniendo un pequeña plática casual, bajo el cálido cielo de Konoha, por un segundo creo en su mente un momento de paz y tranquilidad que nunca tuvo, pero que siempre añoro.
Lo primero que sus ojos vieron al abrirlos fue la oscuridad del cielo, y hasta el se sorprendió al notar que quizás si había estado desmayado más tiempo del estimado, el sonido del chapoteo del agua atrajo su atención, e incorporándose observó su alrededor, no había más que oscuridad, pero gracias a los pequeños rayos de luz de luna que se colaban entre las copas de los árboles distinguió lo que supuso fue un intento de fogata fallido, suspirando y con sus sentidos al máximo siguió el sonido del agua chapoteada, y tras unos cuantos minutos caminando la encontró, la culpable de aquél sonido, no era nadie más que ella.
Escondido tras los árboles y arbustos la observó unos cuantos segundos, sus pequeñas manos intentaban desesperadamente cazar un pequeño pez. Supuso debido a su aspecto todo mojado y desaliñado que ella había estado realmente un buen tiempo intentando cazar aquel pez.
—Hinata-san…—llamo saliendo de su escondite y haciendo que ella se congelará en el acto, sus claros ojos lo observaron temeroso mientras sus manos aún permanecían en el agua.—Salga del agua, cogerá un resfriado.—advirtió caminando hasta la orilla del pequeño lago y extendiendo su mano a ella.
—No le haré dañó.— susurro con voz suave, tratando de sonreír, la pequeña Hyūga no pareció siquiera haber escuchado las palabras de Itachi, por lo que intentado ser un poco más amable y tratando de entenderla un poco, llevo una de sus manos hasta la cabeza de Hinata quien cerró sus ojos con terror ocasionando una sonrisa triste en él.
Su temor era aceptable.
—P-por que m-me hace e-esto.— susurro ella con la voz quebrada.
Él suspiro, sabía de antemano que la pequeña niña Hyūga estaba aterrada y en especial de él.
—No lo hago por qué quiera, lo hago por qué debo.— susurro con cansancio, acercándose lentamente a ella, quién aún permanecía en el agua.
Ella centro sus grandes ojos en su rostro pálido, mientras trataba de controlar el temblor que le recorrían el cuerpo.
—S-si lo que b-busca es dinero mi padre no lo dará.—susurro con un poco de tristeza.
Él bajo su vista de inmediato y sonrió.—Yo no busco dinero, de hecho tengo demasiado.— dijo con un poco de amarga diversión recordando la gran cantidad de dinero que el Hokage le había dado y la que el había cogido de la cómoda de sus padres.
Ella lo miro confundida.—E-entonces q-que quiere de mi.
No contestó, de hecho él no sabía que era lo que iba hacer de ahora en adelante, por primera vez en su corta vida no tenía ningún plan al que atenerse.
—¿M-me v-va a m-matar?.—volvió a preguntar con genuino terror al ver que no contestaba ninguna de sus preguntas.—¿L-lo hará? ¿Verdad?... ¿P-por mis ojos?
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Sacrificios
FanfictionUchiha Itachi ya estaba preparado para su misión, para su exilio y para ser víctima del odio y rencor de muchos. Se había preparado para vivir en soledad y oscuridad hasta el momento en el que su hermano tuviera el poder suficiente para acabar con s...