chapter two

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Alisó la falda y tomó la mochila, su madre se había ido temprano al trabajo y le había dejado el almuerzo sobre la mesa junto a una nota avisándole que llegaría un poco más tarde. Guardó las cosas en el bolso, sacó las llaves de la casa y antes de abrir la puerta su celular vibró:

"ashes.x: buen día nena".

Sonrió para sus adentros y eliminó la notificación, él tendría que esperar hasta la noche si deseaba una respuesta.

Caminó hasta el colegio y dejó sus cuadernos en el casillero. Se dirigió a su aula y se sentó a leer mientras esperaba que llegara el profesor. Escuchaba a sus compañeras chillar emocionadas por algo que no había alcanzado a oír pero le interesaba.

Así era su día a día, nadie la odiaba pero tampoco tenía amigos con los cuales contar.

Se dio cuenta de que el profesor se estaba demorando mucho pues siempre llegaba 10 minutos antes para anotar los objetivos de la clase.
Cuando sonó la campana pensó que tendría que ir en busca de un encargado libre, pero no alcanzó a levantarse de su silla cuando un joven mayor que ella y bastante guapo ingresó al aula.

Se quedó inexpresiva un buen rato analizándolo; era alto, musculoso, tenía rizos castaños que cubrían su frente, tenía como mínimo 25 años, sus manos indicaban que utilizaba la fuerza bruta pues tenía la piel seca, sus labios carnosos tenían pequeñas zonas en las cuales faltaba carne, como si se los mordiera constantemente, su corbata estaba perfectamente anudada y por sobre el traje que estaba utilizando sus gemelos se notaban estrechos por la tela.

Puedo imaginarme siendo domada por él, pensó.

Luego con la misma inexpresiva cara dirigió su atención a su cara y él comenzó a hablar.

- Buenos días, su profesor de literatura tuvo que marcharse debido a asuntos personales, desde hoy lo reemplazaré como mínimo hasta fin de año. Mi nombre es Ashton Irwin, tengo 27 años, egresé hace 3 años de la universidad. Estoy disponible a sus dudas, como profesor de asignatura e igualmente como su consejero pues tomaré la jefatura de éste curso. Espero puedan decirme sus dudas y no titubear en decirme si el método pedagógico es muy complejo. ¿Alguien tiene alguna duda?

Nadie contestó y él procedió a explicar la materia anterior para continuar el proceso. Cuando se daba vueltas al escribir su camisa se estiraba demostrando lo ancha de su espalda y cada vez que alzaba un brazo su escápula sobresalía marcando sus músculos.

Claramente más de una muchacha del salón ya había fantaseado con él al mismo tiempo que se presentaba pero nadie diría algo pues, era un profesor y, en este establecimiento las acciones impuras eran consideradas degradantes.

Iba a dejar el aula cuando la clase terminó pero él me llamó antes de atravesar la puerta y me pidió una conversación en privado.

Le esperó en lo que contestaba algunas dudas y cuando los demás salieron me acerqué a su escritorio.
Se dio cuenta de que era un poco llamativo dado que era completamente cerrado a excepción del lado del profesor, generalmente tenían aberturas a ambos lados, nunca lo había notado.

Él carraspeó para llamar sun atención y ella le asentió

- Lanna Maggio ¿cierto? me dijeron que eres la presidenta de la clase, te quería saludar y pedirte unos favores en los que necesito tu ayuda.

Le miró esperando que continuara y él la miró extrañado.

- Primero, deseo saber sobre las dificultades generales de la clase y si hay alguien que necesite evaluación diferenciada y esa clase de temas que también consultaré con la psicopedagoga, a veces la visión profesional no capta las dificultades como lo hacen los compañeros ¿puedo contar contigo?

Asintió y se despedió con un gesto de mano, él le tomó la muñeca y le hizo voltear.

- Disculpa ¿puede que seas muda?

Sonrió sin poder evitarlo y negó con la cabeza, volvió a reírse y lo miró.

- Lo siento, no, es una mala costumbre que tomé con el tiempo, la corregiré para poder trabajar a gusto con usted.

Sonrió y le permitió salir. Antes de abandonar por completo la sala lo miró y sin evitarlo le comentó.

- Esa es una corbata muy linda, señor Irwin.

Notó como su cuello se tensó al oír el comentario, pero sólo achinó la vista y le dió una sonrisa de despedida.

Tocó la muñeca con la que la había girado y pensó en la fuerza de sus brazos, oh querido profesor, si usted supiera cuántas veces lo he hecho acabar en mi imaginación, no me tocaría tan casualmente.

daddy issues|| a.iDonde viven las historias. Descúbrelo ahora