Era el amanecer del cuarto día, Poppy intentó escapar en innumerables ocaciones con el objetivo de convencer a los lideres trolls de sacarlos de allí, por desgracia, todo estaba bloqueado, ya sea con piedras pesadas o el complejo sistema de seguridad del bunker, al menos encontró una forma para mantener contrlado a Ramón hasta que todos allí arriba se dignen a liberarlos.
A pesar que su timidez ya no estaba presente en su memoria, sus hábitos y forma de ser seguían tan arraigadas a Ramón como una mala hierba, cuando sentía que sus deceos por él la vencían, solo necesitaba hacer un desorden entero y el joven troll dejaba todo por ir y limpiarlo, lo último que hizo fue un enorme y gran pastel, el joven pasó el día entero tratando de organizar todo como estaba. Era aproximadamente las 5 de la tarde del cuarto día cuando el troll azabache se sintió satisfecho con su trabajo, se encontró tan cansado que apenas tomó asiento frente a la mesa de la cocina, cayó rendido allí mismo, Poppy sintió un poco de culpa por haberlo obligado a trabajar tanto pero al mismo tiempo soltó una risita baja, verlo dormido era lindo según ella.
—Qué lindo luces —la troll rosa musitó al verlo tan calmado, se acercó a su novio para agarrarlo con su cabello y llevárselo hasta su habitación que por cierto también era un desastre, arregló la cama antes de acostarlo, conocía muy bien las mañas del troll azul y una de ellas era que si no había una cama perfectamente arreglada, no habría un buen sueño para él y eso significaba un Ramón nada feliz, con la cama tendida y el joven azul descansando, se dedicó a vagar sin rumbo por todo el bunker, recordaba que en innumerables ocasiones él le advirtió no vagar de manera tan descuidada por su hogar, ya que el sistema de túneles que tenía era muy grande y complejo, rio al recordar cómo no haciéndole caso, acabó perdida entre los túneles donde guardaba su ropa durante dos días, Ramón la encontró jugando y probándose varios conjuntos, una sonrisa se dibujó en sus labios como forma de disculparse por haber desobedecido sus reglas en aquel entonces, en lugar de una reprimenda o un regaño, recibió una sonrisa indulgente junto con muchos abrazos y besos preocupados; varios recuerdos vinieron a su memoria en ese momento, como el día en que Ramón trató de incluirla en su dura rutina de ejercicios en su gimnasio, lo cual por supuesto no funcionó, ella solo se limitó a mirarlo lascivamente y decirle muchos piropos mientras alzaba sus pesas, rio al recordar la cara de vergüenza que el susodicho puso en aquel momento y como casi acaban haciéndolo pero el pobre muchacho aun luchaba contra su rechazo al contacto, lo dejaron en abrazos, besos y caricias intimas, recordaba también las peleas tontas de enamorados donde ella olvidaba constantemente las fechas o eventos importantes o si alguna troll de otra tribu quisiese pasarse de lista con su "Ramitas" como ella a veces lo llamaba; Poppy había recorrido los túneles sin rumbo fijo y sin darse cuenta de a dónde iba, acabó perdida en una bodega donde el troll azul guardaba trastos que ya no usaba, pero aun así eran importantes, este lugar era como ingresar a una parte de la mente de Ramón donde no le gustaba estar, cientos de armas de alto calibre, lanzas y balas de cañón, figuras con bertenos y máquinas de entrenamiento de artes marciales, libros sobre el arte de la guerra, estrategia militar y métodos de supervivencia extrema en caso de emergencia, se sentía un poco mal por no haberse percatado de la tristeza que sufría uno de los suyos, salió de aquella sala no queriendo mirar más, mientras caminaba por los túneles encontró una sala adornada con flores y un dulce aroma salía de ella, una enorme advertencia de "No ingresar" se encontraba puesta en la entrada, entusiasmada por aquel sitio donde nunca había estado, decidió meterse sin pensar en nada.
—Ramón es un zombi, no podrá decirme nada —ignorando las advertencias, ingresó a lo que ella pensó que era un sitio de alegría y colores, en efecto tenía colores y dulces objetos, flores y perfumes adornaban la sala, al fondo se hallaba un pequeño altar cuidado de tal manera que el que lo viera, diría que aquella persona fue muy importante, Poppy se acercó con cautela mientras se percataba de quien era, una dulce anciana sonreía en aquella fotografía junto a un pequeño troll alegre, era Ramón junto a su abuela, velas perfumadas, rosas de muchos colores y cartas viejas adornaban el sitio, tomó algunas y comenzó a leerlas con atención.
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Una cita con Ramón rockero (En edición)
FanfictionHa pasado un año desde world tour de Barb y las guerras troll, Ramon y Poppy disfrutan de su recién iniciada relación, pero no todo es miel sobre hojuelas, los dos tienen problemas para adaptarse al otro pero reciben la ayuda de los lideres troll qu...