Capitulo 1. Constance

9 0 0
                                    

Capitulo 1. Constance

-¿Qué paso? -le susurro una mujer cuarentona a su compañera del lado. Margaret Phillips, una amante del chisme.

-lo mismo que sabes tú, lo sé yo -responde Rosita Baker con hastía-. Pero escuche a Miriam y a la señora Susana cuchicheando acerca de que encontraron un cuerpo -Rosita puso las manos alrededor de su boca al hablar, de forma que solo su compañera pudiera escuchar, como si alguien alrededor pudiera leer sus labios.

Todos los vecinos de la calle Rose se encontraban reunidos fueras de sus hogares, esperando noticias de lo que sea que estuviera sucediendo.

-¿Cómo puedes prestarles atención? ¡son unas chismosas! Además, no lo han confirmado, solo se sabe que la policía fue a toda prisa a la carretera principal de Bowntown luego de que Charlie diera un aviso.

Rosita abrió la boca para responder cuando fue interrumpida por el fuerte grito de Charlie Preston, oficial gay de la estación local, y residente en la calle Rose. Iba vestido con su característico uniforme policial, su cabello azabache parecía brillar con el sol y sus dulces pecas resaltaban debido al sudor que resbala por su frente hasta su barbilla.

-Por favor dispérsense -grito a las personas reunidas.

-Charlie ¿Qué ocurre? -Le llama Margaret ganando su atención.

-esa es información confidencial -dice. Antes de retirarse pasa por su lado lentamente-. Espérame en casa luego te cuento -susurra.

La mujer sonríe disimuladamente, sabe que Charlie no puede contenerse de contarle los buenos chismes a alguien, y ese alguien siempre es Margaret.

۝

En la estación de policías de Constance el señor Bernard, jefe de policías se encontraba observando con hastío como el oficial frente a él se movía de un lado a otro hasta el punto de llegar a marearlo.

-¿¡Puedes quedarte quieto!? -demanda Bernard irritado.

-¿Cómo puedes pedirme eso Robert? ¡encontraron... -no pudo terminar la oración pues fue interrumpido por Robert.

-¡Baja la voz! -ordeno-. Yo también estoy conmocionado, pero armaras un revuelo si sigues gritando de esa forma.

-Lo siento -se excusó cabizbajo.

Robert Bernard asintió restándole importancia. Estaba igual de preocupado que su compañero, incluso más, nunca en la historia del pueblo se había visto algo así, que, aunque simple, muy fuera de lo común tratándose de Constance. Las personas entrarían en pánico si esto se supiera.

-¿crees usted que este viva? -pregunta el oficial levantando la vista.

-no tengo idea -contesto-, pero espero que lo este, por el bien común y la paz de todo el pueblo.

El oficial Christian Padmore asintió quedándose de pie, mientras que el jefe Bernard bajo la vista hacia unos papales.

Ambos eran guapos, uno que más que el otro, el primero; un oficial de unos 25 años, bastante joven, con el pelo color azabache y ojos azules, nariz respingona y pómulos atractivos, alto y musculoso. El segundo, un jefe de policías en sus 40, con el pelo negro carbón y ojos grises como un cielo nublado, un poco más bajo que el primero, aunque más musculoso.

-He... escuchado rumores -manifiesta llamando la atención de Bernard. Robert eleva la cabeza mirando a su compañero parado enfrente de él.

-¿Qué rumores? -pregunta dubitativo.

-las mujeres del pueblo dicen que han sentido una extraña sensación toda la mañana, que el aire está más espeso, que los gorriones no han aparecido y los cuervos no han dejado de verse a kilómetros, que sea lo que sea que encontramos es un mal augurio... -explica el oficial con tono preocupante.

Milissen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora