¡Conclusión final de mi serie "Lover of Olympus"!
La Guerra Gigante encuentra su final y Percy finalmente obtiene el final feliz que se merece. Después de todas las pruebas que tuvo que enfrentar, finalmente aceptará la divinidad y su lugar entre su...
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La primera palabra de Jack fue 'A-jon', que se tradujo con bastante facilidad a Arion en un lenguaje adulto, considerando que estaba haciendo buenas manos para el 'lindo cachorro', como se referiría a Arion más adelante. Percy estaba allí, cuando Jack pronunció su primera palabra. Estaba allí cuando Jack dio su primer paso tambaleante. Estaba allí para enseñarle a Jack a nadar. Le enseñó a su hijo a andar en bicicleta y a montar a caballo. Sí, aprendió a entregar a Jack para que lo cuidara para que él también pudiera tener algo de tiempo para él, pero todavía estaba siempre allí y se aseguró de que su bebé tuviera todo lo que quería. Quizás demasiado.
"Mo-om, esto es estúpido", gruñó Jack infantilmente, con los brazos cruzados sobre el pecho.
A los quince años, Jackson era un mocoso malcriado. Percy lo amaba, amaba demasiado a su hijo, era absolutamente imposible para Percy decirle que no. Percy estaba intentando con todas sus fuerzas hacer la vida perfecta y darle a Jackson la infancia más protegida posible: para compensar la pérdida de Jack de su primera infancia y también para arreglar lo que Percy había perdido durante su propia infancia. Pero Jack se convirtió en un mocoso. Mucho mocoso, en realidad. Ser un dios se le había subido a la cabeza, porque su madre y sus padres ya lo adoraban. Esto no era lo que Percy había querido. Pero la divinidad era algo delicado. La primera vez que conoció a Jack, el niño había sido un adolescente humilde. Él vio sus poderes como un regalo, un medio para ayudar a su madre y su familia. Al tratar de darle a Jack todo lo que el niño podría desear, Percy accidentalmente le quitó la humildad a su hijo.
"Está muy bien, Jackson", gruñó Percy deliberadamente, agarrando el brazo de Jack y tirando de él.
Percy sabía que eso cambiaría. Sabía que Jack recuperaría todos sus recuerdos en un año. Siguió recuperando pequeños fragmentos, sobre su infancia apresurada, de Hera. Hasta ahora, todo lo que hizo fue confundir a Jack. Pensó que esto significaba que necesitaba ser más poderoso, intocable. Una vez que sus recuerdos completos, no solo los recuerdos, sino los sentimientos que había tenido en aquel entonces, volvieran a él, se vería sumido en una agitación emocional. Percy recordó eso de sí mismo, después de que Hera había borrado sus recuerdos y había tratado de formar otros nuevos, el choque de su vida real había sido difícil de digerir. Sería aún más difícil para Jack, porque habría un conflicto entre el héroe amable y servicial y el dios malcriado y ligeramente egocéntrico. Percy planeó suavizar el golpe.
"Hola, muchachos", saludó Sally con una sonrisa amable.
Incluso ahora, quince años después, seguía siendo hermosa. Con ligeras arrugas alrededor de los ojos y la boca, pero el brillo de sus ojos era tan intenso y joven como solía ser. Percy sonrió y la abrazó con fuerza. Paul se colocó junto a ella y los abrazó a ambos.
"Jackson", saludó a Paul con tristeza, asintiendo en reconocimiento.
Recordaron al viejo Jack, el gentil, y cuando vieron al adolescente en que se había convertido Jack, les dolió un poco. Por eso estaban aquí. Percy se volvió hacia Jack y lo agarró por los hombros, arrodillándose frente a él para mirar al niño. Jack lo fulminó con la mirada.
