Con un nudo en la garganta

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20 de diciembre 2019. Casa de Lucia Galán - Buenos Aires, Argentina.

"Con tristeza sin hablar. En aquel atardecer. Nos miramos sin llorar. Cuando ya partía el tren."

Miré distraída a través de la ventana mientras terminaba de prepararme el primer mate del día. Sentí frio, a pesar de las temperaturas. Había pasado una mala noche. En mi mente no paraba de sonar la canción de "Un nudo en la garganta". Joaquín compuso aquella canción en los años 90 y era una de mis favoritas, pero hacía mucho que no la cantábamos. Con los años nuestro repertorio crecía con cada disco que sacábamos, y las canciones que seleccionábamos eran cada vez más selectas. Como decía mama, hay muchas canciones que han nacido de nuestros corazones pero que no cantamos en vivo.

"No podía ser verdad. Se moría nuestro amor. Y yo sola en el andén. Aguantando el corazón."

La canción resonó con fuerza en mi cabeza. Negué de inmediato. Tomé un sorbito de mi mate y me fui hacia la terraza. Necesitaba que me diera el aire. Con los años, esa canción me hacía pensar mucho en Alberto, quizás por eso dejé de meterla en los espectáculos. A lo largo de los últimos años, en más de una ocasión me habían preguntado lo mismo: ¿Quién había sido el gran amor de mi vida?, igual que hizo Susana esta noche. Pensé en los hombres con los que había estado, pensé en las veces en las que había pensado que moriría de pena.


- Ma. – Sentí a Rocío saliendo de su cuarto somnolienta, aún era muy temprano. - ¿Estas bien? – Preguntó preocupada al verme a las 4:00 de la mañana en la terraza.

- Sí. ¿Qué haces levantada tan temprano? ¿Te desperté? – Pregunté. La nena tenía el sueño ligero últimamente.

- No, tenía que ir al baño. – Se frotó los ojos y se sentó a mi lado. - ¿No puedes dormir?

- No, me desvelé. – Le dije, dando un sorbo a mi mate.

- ¿Algo te preocupa? – Ella era muy perspicaz sabía que no podía mentirla.

- Solo pensando... haciendo balance de todo. – Miré la lejanía. La ciudad se sentía tranquila. Nunca me había dado cuenta de eso.

- ¿Es por lo de la entrevista? – Preguntó. Obviamente la había visto. Y que tendría muchas preguntas.

- ¿Por qué lo dices? – La miré a los ojos. Esos ojos que cada vez que me miraban sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. Ella era mi vida. Era mi todo. Lo más importante, por ella haría todo. Había esperado mucho para tenerla entre mis brazos.

- Porque Susana se pasó con las preguntas. Es tu amiga, lo sé, pero te puso en una situación violenta. – Dijo mi hija acomodándose en la silla y tomando mi taza para tomar un trago.

"Aunque ya ha pasado mucho tiempo. Todavía sigo viendo tu imagen. En cada tren que parte. En cada tren que llega."

- ¿Qué me quieres preguntar Ro? – Suspiré. Era inevitable.

- ¿Qué pasó? – Ella y Joaquín eran las dos personas que mejor me conocían en la vida. Y se había dado cuenta de que me había roto delante de la pantalla. Se lo debía. A pesar de todo. También tenía derecho a saberlo.

"Con un nudo en la garganta, te vi partir. Y al sentir que te alejabas, pensé en morir."

- Tu padre y yo... - Comencé... vi en su rostro un ápice de sorpresa. No se esperaba que iba a empezar así. – Ya teníamos problemas. – Suspiré – Ya me había dado un ultimátum, Pimpinela o nuestro matrimonio. Tu tío y yo teníamos varios conciertos programados a nivel nacional... y teníamos que viajar. Yo estaba rota. Tenerte lejos me tenía angustiada. Y el ultimátum de tu padre me tenía asustada. Yo le quise mucho Ro, a pesar de todo. Yo le quería. – Confesé. – Quería que salvásemos nuestro matrimonio. Quería darte una familia feliz. Todo aquello que yo no tuve de chiquita. – Era la primera vez que me permitía decirle toda la verdad.

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⏰ Última actualización: May 11, 2020 ⏰

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