-Capitulo 1-

5 0 0
                                    

Las ramas de los árboles se mecían con suavidad de un lado a otro por las leves ráfagas de viento, el cielo estaba un tanto nublado pero eso no impedía que los brillantes rayos del sol se colaran por entre las grisáceas nubes, las plantas estaban abarrotadas de todo tipo de insectos voladores que iban de un lado a otro y en algunas ocasiones chocaban entre sí, pero aún así eso no impedía que volaran, entre todas las criaturas aladas, sobresalía una mariposa con brillantes y blancas alas que parecían estar hechas del más puro de los cristales, el color negro de su cuerpo contrastaba de manera majestuosa con el blanco, estaba posada sobre una pequeña flor blanca que se mecía suavemente con el viento, empezó a mover sus frágiles alas al ritmo de las ráfagas para así alzar vuelo de una manera lenta, continuó sobrevolando al compás del viento el verde campo que desprendía su belleza y vitalidad, pero fue sustituido por el frío y algo agrietado pavimento que rodeaba un enorme edificio de color gris, la pequeña mariposa se acercó a una de las muchas ventanas de la edificación y a través de una abertura en el cristal, con esfuerzo se abrió paso a una gran habitación con paredes blancas de un tono amarillento debido a la humedad, dentro de él cuarto se encontraba múltiples camas con sábanas de color blanco, algunas tenían al lado una pequeña mesita donde habían floreros adornados con lirios que perdían su color y vida, se podía oír el sonido de una serie de máquinas que estaban conectadas a los diferentes cuerpos que se hallaban tendidos individualmente en cada una, con gracia la mariposa continuó con su vuelo evitando a las personas de vestimenta blanca que caminaban con rapidez de un al otro, hasta que finalmente detuvo su vuelo para posarse con delicadeza sobre una cabellera negra, tan oscura como la propia noche y tan brillante como la cristalina obsidiana

—te tardaste demasiado, por poco y no llegas a tiempo—una voz suave pero fría se hizo presente en aquel bullicio causado por las personas que caminaban de un lado a otro por el largo pasillo, una mano se acercó con suma delicadeza a la mariposa, invitándola a subir, con rapidez el insecto camino hasta subirse a los pálidos y delgados dedos —solo falta dos minutos, así que mejor vayamos—

La mano en la que la mariposa estaba posada se movió hasta quedar a la altura de la cara de la dueña de aquella cabellera oscura como el azabache, eran una mujer joven cuyas facciones delicadas detonaban seriedad y belleza pura, pero lo que mas resaltaba de su rostro eran sus ojos de un tono plata que daba la sensación de muertos, como si no hubiera nada más que un espeso y triste gris, la mariposa movió con entusiasmo sus alas al escuchar las palabras de la mujer de piel pálida, se levantó de su asiento dejando a relucir su gran estatura, era bastante alta, su cabeza sobresalía de entre todas las demás, y empezó a caminar con un paso lento a una de las habitaciones del lugar, la mujer esquivaba a todas la enfermeras con gracia y agilidad, sus oscuras y llamativas ropas hacían contraste con el blanco de las paredes y del piso por igual, pero por alguna extraña razón la mujer pasaba desapercibida ante las demás personas, era como si en realidad no estuviera ahí, a medida que avanzaba la mariposa en su mano empezó a irradiar un aura de felicidad, sabiendo lo que estaba por venir, después de tantos años por fin se reuniría con la persona que más amo estando en vida, los suaves pasos de la mujer cesaron una vez que estuvo frente a una de las camas de la habitación, habían varias personas alrededor de la cama, se podía escuchar el sollozo de una pequeña niña entre los múltiples susurros que se generaban por las personas que estaban en la habitación, el insecto de blancas alas que seguía posada en la mano de la pálida mujer voló con gracia hasta la pequeña niña que se encontraba en una de las esquinas de la amplia habitación, la criatura alada en busca de la atención de la niña empezó a revoloteo cerca de su cara, la niña retiro sus manos de la cara para fijar con esfuerzo su vista en la mariposa blanca

— ¿abuelito?, ¿eres tú?— la suave voz de la infante se hizo presente, silenciando los miles de susurros que se escuchaban en la habitación

En respuesta la criatura de blancas alas brillo a la vez que se posaba con delicadeza sobre la mano de la niña, su rostro pasó de ser una mueca triste a una sonrisa que irradiaba la más pura felicidad, no podía creer que su querido abuelo después de tantos años sin verlo él había vuelto, ya que le habían dicho que se había ido a un lugar donde ya no sentiría más dolor, pero que volvería para visitarla algún día

Angel of deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora