I
El despertador sonó a la misma hora de siempre. Con la brisa del sol, apareciendo de forma cautelosa tras los huecos de la persiana medio bajada, reposando sobre mi figura medio desnuda. Entreabrí los ojos y apagué el despertador, después de haber sonado un par de veces.
La cama estaba empapada de sudor, o eso quería pensar. Parecía que había pasado mucho tiempo durmiendo, tenía la sensación de que había estado acostado como tres días seguidos, y aún así seguía cansado. Solo había pasado una noche, eso era obvio, pero algo había pasado allí y no recordaba nada. Aquello fue más que un simple sueño. Eso estaba claro.
—Tal vez será de tanto estrés por el trabajo —pensé. O porque mañana tengo la maldita prueba —Si, eso es. Pero al final de tanto estrés se me acabará cayendo mi bonito pelo rubio medio largo. Mejor no pensarlo...
A pesar de la sensación de cansancio, me siento con energía suficiente para hacerme el desayuno. Café y tostadas con Nutella. Hay que empezar bien el día. Después del largo desayuno y de hacer el vago un poco por la casa, me levanto del sofá y decido salir a hacer un poco de ejercicio.
—Hoy es mi último día de trabajo en la cafetería, así que haré deporte,
me iré a currar y depende como salga mañana la prueba, me voy de vacaciones, o no —bromeo dirigiéndome a Scott, mi fiel amigo.
Es un perro admirable, un pastor alemán único en todos los sentidos. Es muy inteligente y tiene 4 añitos, el mismo tiempo que llevo fuera del centro. Me ha hecho mucha compañía, junto a mi tía, este último tiempo.Ah, claro... os estaréis preguntando de que prueba hablo. Que poco atento estoy esta mañana.
Mañana voy a hacerme una prueba al oculista para saber si me quedaré ciego para toda la vida. Tengo un exceso de glaucomas en los dos ojos, y aunque ahora mismo no tenga problema para ver, según los especialistas, es cuestión de tiempo que la vista se me nuble del todo y no vea absolutamente nada. Toda esta enfermedad viene cuando yo a penas tenía uso de razón.Era una noche silenciosa y el cielo estaba nublado, a punto de llover, se preveía tormenta. Íbamos en el coche mis padres y yo, y de repente se cruzó algo por el camino de un lado a otro, mi padre volanteó para intentar no pisarlo y tuvimos un pequeño accidente. No pasó nada grave, pero dejó graves secuelas. En todos.
A mi se me ha ido desarrollando este problema cada día más sólido, y mis padres fueron asesinados a la semana siguiente, los dos. Tampoco se supo nunca lo que se cruzó en la carretera aquella noche. Ni la causa de la muerte de mis dos padres.Poco a poco, iré explicando más detalles sobre eso. Pero en este momento,
¡Es hora de entrenar!
Por fin, algo que me evade de la misma realidad, me relaja y me hace sentir mejor conmigo mismo. Después de todo, de muy pocas cosas obtengo esa sensación.Cojo la mochila y miro el reloj, las 11 de la mañana. Salgo de mi habitación y me dirijo hacia el salón. La casa se siente vacía, aún tengo que terminar de traer las cosas de casa de mi tía.
Bueno, a partir de mañana estoy de vacaciones, seguro que logro sacar algún hueco en mi apretada agenda para ir a recogerlas. Y si me surge algún imprevisto, siempre está mi pequeña trampa de venir a cenar a casa y de paso que me lo acerque, no? Sonrío. Agarro las llaves del coche y las de casa y me dirijo hacía el gimnasio.Cuando era niño, me encantaba ir a la playa con mis tíos y jugar con los castillos de arena, o rebozarte en la misma para luego meterte en la playa a bañarse y jugar al ping pong con las raquetas de madera. Sabéis esa sensación que pasa a veces por tu cabeza, que el tiempo pasa tan rápido, ¿qué ni te das cuenta de que ya ha pasado?
Es algo entrañable, gracias a los recuerdos, creo que a día de hoy seguimos vivos. Al menos en mi caso, aún me acuerdo cuando tenía 6 años, en ese mismo año fallecieron mis padres. Yo estaba en el orfanato, desorientado, asustado y con mucho miedo. Era un chiquillo, y aunque he de decir que el orfanato tenía muy buena reputación, no creo que ningún niño se sienta tranquilo en un sitio así, y menos después de quedarse sin sus padres.
Guardo muchos recuerdos de allí.
Pero hubo algo que me marcó a tal punto, que a día de hoy sigo sin encontrarle una explicación lógica.
En las madrugadas, cuando todos estaban durmiendo, en completo silencio me levantaba de la cama y me escapaba a la parte más alta del edificio para contemplar la luna.
Tenía algo especial, algo que no sabría explicar, pero que de alguna forma me atraía, me daba fuerza, y la parte más importante, no tenía miedo de nada ni nadie. Esa magia tan misteriosa debía significar algo.
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The Moon
Teen FictionResplandeciente, hermosa, misteriosa y desconocida. Situada a miles y miles de kilómetros de la Tierra. ¿Cuántos secretos esconde La Luna? Cuando era un niño, mis padres fueron asesinados. Nunca se supo lo que sucedió, ni quien fue el culpable. Fuer...