Capítulo 2

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II

De camino al gimnasio, me encuentro con mi tía paseando por la acera. Acabo de aparcar el coche, cojo la mochila de entrenamiento y bajo del coche. Me dirijo a ella después de cerrarlo, y veo que lleva un par de bolsas en las manos.

—Hola tía, a donde vas tan cargada? —le pregunto.

—Hombre, ¡Eiden! Perdóname, no te había reconocido desde lejos. ¿Cómo estás? ¿Cuando piensas pasarte por casa a terminar de recoger tus cosas y a ver a tu preciosa tía Elsa? —me mira fijamente y a continuación se ríe.

Miro hacia los lados, haciendo como que conmigo no va la cosa y después me río con ella.

—Hoy es el último día que trabajo, hasta dentro de dos semanas no vuelvo, podría pasarme un día de la semana que viene... o —sonrío descaradamente.
—También puedes venir tú, solo me dejé un par de prendas de vestir y una maleta, así de paso ves mi piso nuevo—
Se lleva la mano que tenía libre a la cabeza y asiente sonriente.

—Claro que si, cariño. Quedamos así, me voy a casa que estas bolsas pesan —se ríe.

—Muy bien, yo voy a entrar al gimnasio y luego iré a la cafetería. Me voy que al final llegaré tarde al trabajo el último día. Estamos en contacto tía Elsa —Asiente.

—Y no te olvides de que mañana tienes la prueba de los ojos, es muy importante, no vayas a faltar —Me dice con un tono preocupante. Asiento también y nos despedimos con dos besos y un abrazo.

A veces lo pienso y me parece muy curioso y a la vez envidiable, el carácter de Elsa. Su personalidad. Es una mujer tan increíblemente fuerte y feliz que a veces cuesta hasta creérselo después de todo lo que ha pasado. Realmente no somos de la misma sangre, ella se encargó de mimarme y cuidarme desde que me sacó del orfanato. Tuvo que pelear mucho por ello hasta lograrlo, al no tener nada de relación familiar directa conmigo ni con mi madre. Eran muy amigas las dos, y desde que pasó lo del asesinato, hizo hasta lo imposible por sacarme de allí. Al final lo logró y me sacó dos años antes de mi mayoría de edad.

Ella es viuda, su marido murió en la guerra, pero tiene dos gatos y un perro que le hacen compañía en su casa. Y por supuesto también me tiene a mí, y daría mi vida por ella. Se ha portado mejor conmigo que mi madre biológica diría yo. Ya que cuando mis padres aún vivían, tampoco me prestaban mucha atención.

Seguramente de ahí haya nacido la teoría de la luna y esa magia que creo reposar en mí, ¿No? Tal vez sea eso, falta de cariño y la Luna, de alguna forma me lo daba. Y no entendía ni porqué ni cómo. Pero bueno, me ando por las nubes muchas veces y esto no viene al tema ahora. Todo a su tiempo.

Dentro del gimnasio, solo me queda evadirme del mundo con mi música y...

—¡Eiden! Que pasa tío, ¿Has decidido entrar hoy aquí sin saludar a nadie y ya con tus auriculares en la mano, directo para entrenar? —me dice mientras me toca con la mano en el hombro en señal de saludo. Me doy media vuelta y lo miro.

—Hombre Axel, no te había visto. ¿Dónde te habías metido? —le pregunto ignorando su comentario.

—Tú siempre tan simpático. Estaba en la cafetería comprando una botella de agua, que se me ha olvidado la mía en casa. —da un trago de agua, y después continúa hablando. —Por cierto, quería comentarte un par de cosas, ya que pocas veces contestas mis WhatsApp, eh. —me dice en un tono molesto.

—Tonterías Axel. Yo no contesto a nadie, y ya te he dicho muchas veces que si es algo importante, siempre puedes llamarme, cabezón. —me bajo de la máquina donde iba a trabajar el pecho después de calentar y le pregunto —¿Que tenías que comentarme? —

—Pues antes de nada, desearte suerte con la prueba de mañana. Seguro que todo sale bien, y sea así o no, puedes contar conmigo siempre que lo necesites. Ya lo sabes Eiden. —me dice con tono nostálgico. —Y lo segundo, te habrás enterado de la fiesta del sábado por la noche, ¿Verdad? —Le cambia la cara y se le nota animado.

—Te mentiría si te dijese que si, la verdad. ¿Qué fiesta del Sábado por la noche? ¿De qué hablas? —vuelvo a preguntar, ingenuo.

—Eiden, ¿Te acuerdas de Lara? Mi amiga del orfanato. Bien. Resulta que la sacaron antes de tiempo de allí. Con una familia rica...—le corto.

—Al grano, no tengo a penas tiempo para entrenar hoy. Y aún no he empezado —le digo.

—Vale, si. Pues me ha comentado que por la zona donde vive, se acaba de mudar la familia Bennett. Las personas con más dinero de todo Staten Island.
En fin, y van a montar una fiesta de inauguración allí, y por supuesto, yo voy a ir con Lara y con esa gente pija de sus amigos ¿Te vienes? Estará muy bien. —explica emocionado. Lo que él no sabe, es que yo soy consciente de que no es por la fiesta en si, ni por la nueva familia Bennett. Si no porque necesita estar cerca de Lara. Y lo peor es que no lo acepta.

—Bueno, depende todo de como me vaya la prueba mañana y de mi estado de ánimo estos días. Pero pase lo que pase, tienes que disfrutar tú por los dos, Axel. Y los dos sabemos a qué me refiero. — le lanzo una sonrisa pícara y me devuelve la sonrisa.

—Genial tío, pero sé que todo saldrá bien, y en esa fiesta volveremos a ser los dos locos de New York, otra vez. —me dice Axel animado.

—Estoy seguro de eso. Voy a ver si entreno, mañana por la tarde tendré los resultados. Te informaré de como he quedado. —asiente y nos ponemos cada uno a entrenar como de costumbre.

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