A veces se sentía pesado, una sensación que recorre tu cuerpo por completo, como si tu sangre se volviera plomo y no pudieras sostenerte en pie; cuando tus ojos ardían, pero no había lágrimas, no aún. Esa sensación de quedarte sin aire no importa cuánto respires, el malestar en el pecho presionando con fuerza, hundiéndose. Hongjoong cerraba los ojos esperando a que todo pasara, a que el extraño cosquilleo en sus expremidades se dispersara, pero al hacerlo, al fundirse con el silencio, siendo consciente de su respiración se tensaba. Hacia una mueca, arrugaba la nariz y temía que las lágrimas brotaran por la fuerza con la que apretaba sus ojos.
Al querer suspirar su pecho hundido temblaba y sin razón aparente se sentía repentinamente agotado.
Se tranquilazaba con las mismas palabras, una y otra vez, como un mantra ancestral: todo está bien, es el estrés, son mis nervios, es la ansiedad. Y una lágrima bajaba por su mejilla, la limpiaba al instante, lo hacía sentir débil, pequeño, inepto.
Se levantó sin ganas, tomando sus cosas del estudio, colocándose la chaqueta y cerrando la puerta, ya iría al día siguiente por su libreta y cualquier artículo sin importancia que cargara. Pensó en un rostro, uno familiar, amable, tranquilizador. Caminó por los pasillos de la empresa para irse a casa. No quiso prestar atención a nada.
No quiso ver las paredes, la sala de prácticas, el lobby, las grandes puertas. Era tan pequeño a comparación de todo, tan minúsculo que aún después de tanto tiempo se perdía entre la imponencia del lugar. Invisible.
Tampoco prestó atención al recorrido de la empresa al dormitorio, siempre el mismo, monótono y vacío.
¿Las cosas habían cambiado desde que recorrió por primera vez ese camino? ¿Él había mejorado? ¿Había avanzado?
De forma automática llegó al dormitorio, al abrir la puerta escuchó con claridad ajetreo en la cocina, videojuegos de fondo y voces inquietas; cerró la puerta forzando una sonrisa, pero al verlo inútil dejó que su semblante reflejara el cansancio que cargaba. Se pasó una mano por la nuca, acariciando para relajar la zona, seguía tenso.
Caminó dispuesto a irse directo a su habitación, pero la puerta había alertado a los habitantes y por la puerta de la cocina salió una figura alta y esbelta portando una escoba.
-Hongjoong, sí regresaste, oye, ¿puedes ayudarme a limpiar la cocina? Yeosang trató de... ¿estás bien?- mencionó Seonghwa notando la expresión corporal de su compañero: hombros caídos, cuerpo encorvado, ojos cansados, rostro bajo. Se acercó con cuidado dejando la escoba, le tocó el hombro con suavidad y buscó su mirada.
Hongjoong se había quedado quieto, escuchando su voz, procesando su tono, sus palabras y todo de él. Levantó la mirada, el rostro preocupado de Seonghwa le dio una punzada en el corazón, separó sus labios y aunque quería hablar, no lo hizo. Llevó su mano a la de Seonghwa y la sostuvo delicadamente. Las manos de Seonghwa eran suaves, algo grandes, pero cálidas, como las manos de su madre cuando era un niño. Hongjoong suspiró y apretó su mano, lo guió a la habitación que compartían. Al entrar, Hongjoong cerró la puerta y colocó a Seonghwa contra ella, pasó sus manos por su cintura y hundió el rostro en su cuello, respirando profundamente.
Seonghwa se sorprendió por sus acciones, por un momento sus manos no supieron qué hacer, pero las manos de Hongjoong aferrándose a su cuerpo le dijeron algo. Relajó su cuerpo y puso sus manos en la espalda de Hongjoong, acariciando toda su extensión, lentamente, dándole confianza.
-¿Estás bien?- susurró en su oído y sintió cómo la cabeza de Hongjoong se sacudía de un lado a otro. Cerró sus ojos suprimiendo un suspiro, se abrazaron por un momento sin tiempo, no contaban los minutos, solo necesitaban sentirse.
Al relajar su cuerpo, Hongjoong soltó un suspiró que cosquilleo en el cuello de Seonghwa, que jadeo ante la sensación. El mayor recargo su cabeza contra la puerta mientras Hongjoong evitaba su mirada, aún sosteniendo su cintura con fuerza. Seonghwa sonrió con ternura y lo empujó un poco, llamando su atención.
-Ven, vamos- dijo conduciéndolo a su cama. Seonghwa trepó y colocó su espalda contra la pared, sentándose muy cerca de la cabecera. Palmeó su regazo y Hongjoong lo miró como si pensara en algo más complicado, al final se quitó los zapatos y trepó la cama para acostarse y colocar su cabeza en el regazo de Seonghwa que inmediatamente comenzó a acariciarle el cabello. Hongjoong cerró sus ojos y relajó su cuerpo.
¿Por qué sentía ganas de llorar? ¿Por qué sus ojos dolían aunque ya estuvieran cerrados? ¿Por qué seguía existiendo la presión en su pecho?
Trató de contener todo, guardarlo en alguna parte de su mente o corazón, que se quedara escondido. Pero las suaves caricias de Seonghwa hacían brotar de nuevo los pensamientos.
¿Por qué duele? ¿Por qué no se detiene el tiempo? ¿Por qué no tiene respuestas?
-Desde que te conocí siempre me pregunté por qué te torturas así, Hongjoong- la voz del mayor era baja, suave, como un murmullo muy íntimo. Sabía a lo que se refería, pero no tenía respuesta para eso tampoco.
-Ha pasado tiempo y sigue habiendo preguntas ¿no? ¿Es eso lo que te preocupa?- no se sorprendió, habían aprendido a leerse, a conectar su mirada, su toque y conocer sus pensamientos. Seonghwa era una extensión de él, un complemento, era esa parte de su corazón que lo protegía. Abrió los ojos y se mordió el labio, no quería llorar frente a él.
-No te culpo... A veces también me hago preguntas que no puedo contestar, las mismas preguntas de hace años y como en ese entonces, no tengo respuestas- Hongjoong se giró para mirar el techo y a Seonghwa, el mayor lo miraba fijamente, sonriendo, mientras le acariciaba el cabello. Hongjoong lanzó un suspiro entrecortado, Seonghwa lograba tranquilizar su cuerpo y su mente con solo tocarlo.
-Estoy cansado- logró articular, el otro asintió con una sonrisa y los ojos brillando. No era difícil averiguar que ambos lo estaban.
Se quedaron así por un rato, mirándose, conversando con la mirada, comprendiendo el universo dentro de sus ojos.
Su mente viajó años atrás, cuando estaba solo en una agencia pequeña, tratando de aprender todo, tratando de hacerlo todo por su cuenta. Recordó cuando llegó Yunho y cuando cada uno de los chicos entró; recordó que se sintió abrumado, que tenía días en los que se sentia perdido y vacío, que no veía un principio o un final. Recordó la primera sonrisa que vio de Yeosang, el primer rap de Mingi, la primera conversación con Yunho, la primera comida con Wooyoung, la primera vez que regañó a San, la primera vez que Jongho se acercó a pedirle ayuda. La primera vez que sus ojos encontraron a Seonghwa y de alguna forma sintieron conocerse.
Recordó cada mal día desde que los conoció y como cada día pasaba, se iba, llegaban días felices, de nuevo otros malos, pero siempre seguían días y días.
Estaba bien, existían los días malos, horribles, pésimos, terribles; pero había días bonitos, felices, alegres, divertidos, tranquilos. También había preguntas en esos días y no muchas respuestas. Pero los días eran eso, días. Y ese solo era uno más.
Sonrió viendo el rostro tranquilo de Seonghwa, su leve sonrisa de lado y sintiendo sus dedos recorrer su cabeza, escondiéndose entre su cabello. ¿Él estaría ahí? No importaba la respuesta....
-Creo que no quiero respuestas- Seonghwa hizo un puchero al no comprender las palabras de Hongjoong que soltó una risa.
-Si las obtengo... ya no estarás así conmigo- la expresión de Seonghwa fue de sorpresa, pero cambió a esa sonrisilla tímida que les provocaba un sonrojo a ambos. Hongjoong tomó una de sus manos y la llevo a sus labios para besarla.
-Quédate hasta que no tenga más preguntas, hasta que este seguro de lo que hago- Seonghwa negó, un hueco se formó en la garganta del líder.
-Estas loco, me quedaré por siempre y no podrás evitarlo- Hongjoong soltó una risa y asintió, llevando su mano hasta el rostro de Seonghwa para pinchar su mejilla.
Aún tenía preguntas, aún dolía su pecho, aún seguirían existiendo los días malos. Pero ese día, una duda fue resuelta:
¿Cuánto tiempo permanecerá en mi vida?
Por siempre en otros días malos.
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Another bad day [SEONGJOONG]
FanficSolo otro mal día y otra razón para permanecer en los brazos de Seonghwa.