🌻 Capítulo 8. 🌻

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Una semana había transcurrido desde el incidente entre carlo y dante, ese momento de juego que se volvió algo más íntimo, ese pequeño rose de labios había despertado en ambos chicos la inquietud por saber que era lo que sentían, ambos estaban con ...

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Una semana había transcurrido desde el incidente entre carlo y dante, ese momento de juego que se volvió algo más íntimo, ese pequeño rose de labios había despertado en ambos chicos la inquietud por saber que era lo que sentían, ambos estaban con los sentimientos revueltos y el corazón confundido. Desde ese día no habían vuelto a dirigirse la palabra, ambos trataban de evitarse lo más posible, no querían hablar sobre aquel día,  tenían miedo de enfrentar lo que sentían, pero tanto en el colegio como en casa de Dante se notaba la tención entre ambos, pues era muy raro no verlos juntos.

Otro día había acabado y la tensión era tangente entre los chicos, Dante se levantó de su aciento y sin esperar a carlo salió del lugar lo más rápido posible, su cabeza dolía y su corazón latía rápidamente, tomo un desvío y se fue directo al bosque, cruzó unos árboles y unos cuantos matorrales y por fin estaba en aquel lugar secreto que compartía con su mejor amigo, se recostó sobre el césped, cerró los ojos y trató de pensar lo menos posible, pero eso le fue imposible tras saber que a su lado no estaba su mejor amigo, se levantó más estresado que antes y se dirigió a su casa, el camino se le hizo largo y tedioso, al llegar a casa se tumbó sobre el sofá soltando un pesado suspiro.

—Cariño ¿Qué te pasa?—preguntó la madre de Dante mientras se asomaba por la puerta de la cocina.

—¡JESUCRISTO! MUJER NO APAREZCAS DE LA NADA, ME HAS ASUSTADO —, respondió un asustado Dante, él creía que estaba solo en casa.

—Que dramático eres —, volvió ah hablar Beatrice.

Dante.

Tras haber recuperado el aliento, después de que mi querida madre me asustará de tal manera, volví a mis conflictos internos, ambos estábamos sentados en el sofá, yo aún lidiaba con mi dudas y ella hablaba de no sé que cosa, realmente no le estaba poniendo atención.

Dante.

—Si mamá.

—¿Qué pasa, cariño? Has estado más callado de lo normal, Carlo no ha venido en una semana entera, dime ¿Se pelearon?

— No mamá, no hemos peleado es solo que ambos tenemos cosas en las cuales pensar, es todo—, respondí sin ganas.

—Entiendo cariño ¿Tienes algo que contarme? Se ve que tienes muchas cosas en esa cabecita tuya, dime cielo ¿puedo ayudarte?— La voz de mi madre era tan dulce que me transmitía paz.

No estaba seguro de si contarle lo que me pasaba, estaba nervioso y tenía miedo y ni siquiera sabía por qué tenía miedo, pero tal vez ella podría ayudarme.

Creo que me gusta alguien.

—¿Crees? ¿Por qué no estás seguro?

—Es complicado mamá.

—Vamos amore, confía en tu madre, cuéntame que es lo que sientes cuando estás con esa persona y yo sabré aconsejarte.

—Esta bien, te contaré—, solté un suspiro y me preparé para decirle todo esto que siento y que llevo guardando durante mucho tiempo —, cuando estoy junto a él me siento seguro, mi corazón empieza a latir como loco, me sonrojo con facilidad y pierdo la noción del tiempo, es como estar en un mundo totalmente nuestro, me pierdo en sus ojos y sus labios me tientan cada vez más y es tan complicado por que no puedo besarlo, por miedo a que me rechace, tenerlo cerca es mi mayor alegría y mi mayor debilidad pues al estar tan cerca temo a perder la poca cordura que me queda, el tiempo que pasamos juntos es el mejor, cuando estoy cerca de él una calidez maravillosa me llena y ese revoloteo en mi vientre es cada vez más fuerte y ya no se que hacer mamá, estoy tan aterrado y la vez confundido, por que sentir esto esta mal, no es normal y siento que perderé todo si llego a decírselo—, me quedé callado esperando respuesta pero el silencio inundaba el lugar.

Amor a Escondidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora