CALL YOU MINE ━━ timothée chalamet

32 | ❛AFTERLIFE❜ |

- Every time your name, it leaves my lips... -

- Running still like words left unsaid -

(afterlife - h.s.)

Las sábanas y colchas estiradas entre los sillones cual carpa le darían a cualquiera la extraña sensación volver su infancia repentinamente. Verlas decoradas a su alrededor por luces de navidad y uno que otro peluche a su alrededor te haría sentir en paz, en calma y en plena sensación de estar acurrucado en los brazos de tus más bellos recuerdos de la niñez. Seguramente, de haberlo visto en persona, creerías que se trataba del fuerte o la casa club de algún infante. Pero el caso, es que esa noche, no había ningún niño presente en la silenciosa mansión de Dakota White.

─Llegó el repartidor de pizza. ─Mencionó el chico.

Timothée asomo su cabeza por la puerta improvisada en el fuerte de sábanas y frazadas ubicado en la sala principal de la D-House. Él entró en este gateando mientras que con una mano hacia equilibrio con la caja cuadrada. Le sonrió, cosa que hizo que algo de Debby se manifestara en locura pura ¿Cómo es que él era capaz de despertar esos sentimientos en ella?

─Pero que repartidor más sexi. ─Dijo Debby en lo que gateaba a su encuentro y le plantaba un veloz beso en los labios. ─ ¿No te parece?

Tim hizo una pequeña mueca con su rostro y cerró sus ojos en lo que le devolvía la sonrisa. ─Eso es cuestión de los ojos que examinan.

Ambos se encontraban allí sentados en medio de la carpa de mantas y sobre el colchón que habían traído desde el piso de arriba en la habitación de Debby. A pesar de que esa noche hubiese tanta gente en la casa, sentían que este espacio era único y perfectamente solo para ellos. Donde en plena sinfonía podían hablar y comprenderse mutuamente, siendo solamente los infantiles peluches la chica testigos de lo que pasaba entre ellos.

Timothée dejó a un costado la caja de pizza, justo al lado de dónde la castaña había depositado las bebidas y suspiró con aire soñador al aire en lo que recostaba su espalda contra el colchón. Su cabello se despeinó hacia los costados en lo que su cabeza rebotaba contra este y sus ojos se cerraban aspirando el aroma a palomitas recién hechas.