Prólogo

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En el inicio de los tiempos había tres dioses ancestrales, el dios del tiempo, el dios del universo y el dios de la creación, todos con diferentes habilidades y propósitos. Ellos se reunían cada milenio para discutir sus proyectos y avances así como también platicaban un poco de las cosas que habían hecho o si habían descubierto nuevas habilidades, pero... al final de la reunión, cada uno de ellos terminaba pensando "estamos muy solos". En una de esas reuniones intercambiaron opiniones y concordaron con la misma idea, se sentían muy solos y aburridos en esa eternidad. Se pusieron de acuerdo para crear un mundo donde pudieran soltar su creatividad y crearan criaturas y seres "semejantes" a ellos, en ese mundo podrían crear lo que se les viniera en mente, su mayor y principal deseo sería que todas sus creaciones convivieran de manera armónica. Para apoyarse a dirigir, conservar y enseñar a los demás sobre ese nuevo mundo que pensaban, crearon a cinco descendientes espirituales, ellos serían el origen de toda la raza dominante, la raza humana, estos serían personas fuertes y con dones especiales, distintos entre sí, pero a la vez semejantes.

En primera instancia decidieron crear a dos contra-partes una con el don de poder concebir (la parte femenina) y otra que ayudara, protegiera y brindara apoyo durante la concepción (la parte masculina), pero se dieron cuenta de que eso sería muy limitado para la reproducción y lo que realmente querían era que, sin importar que características tuvieran, se amarán con sumo fervor, así que decidieron crear un "segundo género", los alfas y omegas, para que no hubiera limitaciones a la hora de amar.

Su primer descendiente espiritual fue un alfa, Angí, descendiente del fuego, fuerte, astuto y de gran carisma, era un amo de criaturas místicas, amaba a los animales, pero las criaturas con las que más simpatizaba eran los dragones, el segundo descendiente espiritual fue Eolia, una alfa, descendiente del aire, una persona con una gran amabilidad, bastante hábil con las artes marciales, le encantaban las serpientes, puesto que era como una, el tercero, Asuán, un omega, descendiente del agua, tenía la habilidad de hacer todo tipo de magia con el agua, pero lo que más le gustaba era volverla hielo, su animal favorito, los lobos árticos, el cuarto, Pallas, una omega, descendiente de la tierra, podía hacer crecer todo tipo de plantas en todo tipo de ambientes, investigaba, analizaba y clasificaba sus propiedades, le encantaba curar a todos, sumamente amable, su animal favorito eran las águilas calvas, el quinto, Tántalo, un alfa, descendiente del metal, hábil por la creación y modificación de los metales de cualquier tipo, su animal favorito eran las panteras. Todas sus cualidades mágicas tendrían que desarrollarlas con el tiempo para perfeccionarlas pero aun con ello, todos eran bastante fuertes.

Los omegas, a pesar de su naturaleza eran tan fuertes como los alfas, todos tenían una belleza extraordinaria, pero los omegas tenían todas las cualidades de bellas doncellas, los únicos que tocaban instrumentos eran ellos, puesto que los alfas solían tener muy poca paciencia para estos y era común que los omegas terminaran riéndose de ellos por las caras de frustración que ponían, aun con ello, los alfas se encargaron de enseñarles todo lo que podían para que lograran defenderse, todos compartían y enseñaban sus habilidades, mientras que descubrían y aprendían de las criaturas que creaban los dioses ancestrales. Una vez que cumplieron la mayoría de edad salieron al "mundo terrenal", queriendo fortalecerse y realizar cada uno su vida por cuenta propia.

Cada uno de ellos fundo un reino, los cuales estaban basados en los puntos cardinales, al norte estaba el reino de Azuán, descendiente del agua, al sur estaba el reino de Angí, descendiente del fuego, al este estaba el reino de Pallas, descendiente de la tierra, al oeste estaba el reino de Eolia, descendiente del aire, y en el centro de los 4 reinos Tántalo, descendiente del metal, decidió fundar su reino, para estar cerca de los demás. Todos convivían con gran armonía, se complementaban unos a otros, los dioses ancestrales siempre estaban al tanto de sus creaciones ya que no solo les habían dado magia y sabiduría a estos, sino que también eran "los padres del Verse", sabían que iban a haber enfrentamientos, puesto que eran 3 alfas y solo dos omegas, pero no se preocuparían por eso en ese momento, primero querían ver como se desarrollaba cada una de sus creaciones. Con el paso de los años sus creaciones se volvieron más fuertes y sabias, también desarrollaron mejor las habilidades que ya les habían dado, siendo estos muy poderosos, estaban orgullosos de ellos pero lamentablemente lo que más temían que sucediera, pasó, los alfas competían por los omegas, y las peleas eran llevadas a cabo con una violencia estremecedora, todos querían dejar su legado, los omegas al ver esto, se sentían sumamente tristes, no les gustaba ver pelar a los alfas, les dolía puesto que ambos omegas apreciaban muchísimo a cada uno de los alfas.

El linaje perdido de los descendientes ancestralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora