Half demon #DEMONICSTALESI (COMPLETO)

3. Dualidad

LIONEL POV

Ya pasaron cuatro días desde que Carl murió, y estábamos de nuevo en la casa, Nancy abrió un portal con un círculo mágico, ahora sé el nombre porque ella me lo dijo; fuimos al Inframundo para despedir el alma de Carl, cuando lo hicimos, una pluma de color naranja salió de su cuerpo, también estaba demasiado caliente, y ella la guardó, luego regresamos a casa, y nos hemos mantenido en silencio. Sigo preguntándome cómo hubiese sido si Carl estuviera, no conviví con él nunca, pero era parte de mi familia, y el mismo día que lo conocí, se fue; fue doloroso, pero no fue algo tan radical como para sentirme mal; no fue como Erik, el chico con el que más compartí en el orfanato, y cuando lo adoptaron, fue bastante doloroso.

Salí de mi habitación y bajé a la cocina, Nancy estaba en su habitación, llevaba allí desde que volvimos, y salía ocasionalmente solo para comer o para ir al baño, entendía cómo se sentía, solo que no me imaginaba estar así por alguien; aproveché eso, y decidí preparar algo de comer. Estar en el orfanato me había servido para eso, aprender cosas básicas del día a día: cocinar, lavar, planchar, barrer, etc.; no sabía bien qué preparar, era la primera vez que haría algo así, abrí la nevera, y me llevé una buena sorpresa al ver tantas cosas, al ver tantas comida, decidí que prepararía un poco de todo. Y así, después de tres horas de estar en la cocina, por fin acabé; fui a la habitación de Nancy y la llamé.

- ¡Vete! - fue lo único que escuché.

- Solo acompáñame un momento - dije.

-¡No! - respondió con la voz quebrada - ¡Déjame sola!

- ¡Llevas cuatro días ahí! - grité -, solo baja por quince minutos, si no quieres, te devuelves y vuelves a estar sola - dije tratando de convencerla.

No escuché respuesta, estuve cinco minutos parado frente a la puerta, y no salía, decidí irme, llevar la comida a algún lugar donde la aprovecharan, quizás el orfanato, y cuando iba a bajar, escuché la puerta abrirse.

- Tienes quince minutos, y empiezan a contar desde que cruce esta puerta.

Decidí que no la presionaría más y bajé junto a ella, cuando bajamos, le tapé los ojos con mis manos.

- ¿Qué haces? - dijo.

- Solo quería darte una sorpresa - dije apenado -. Sígueme al comedor...

No dijo nada más, y fue conmigo hacia el comedor, cuando llegamos, le quité las manos de los ojos, y me hice al frente de ella para ver su reacción: sus ojos brillaban y tenía una sonrisa de boca cerrada, tenía sus manos en el espaldar de una silla.

- Gracias... - susurró.

Ella se acercó a mí, y me abrazó, le respondí el abrazo y le acerqué un asiento, comimos, y nos dirigimos hacia nuestras habitaciones, no dijimos más en todo el día. Al día siguiente, cuando bajé a preparar el desayuno, ella bajó, se veía alegre.

- Te veo de buen ánimo hoy - dije.

- Me siento de buen ánimo - respondió con una sonrisa.

Serví los platos de desayuno, y nos sentamos a desayunar, cuando acabamos, lavé los platos, junto con los de ayer; ella estaba en la sala y quise acompañarla, cuando llegué, un círculo mágico se abrió en el suelo, de él, salió un hombre con una gabardina roja, era de paño, con una camisa blanca y un pantalón de paño negro, no llevaba corbata, y tenía unos guantes blancos.

- Señorita Grey, por favor acompáñeme - dijo el hombre.

Ella se giró hacia mí.

- ¡Oh! No me había dado cuenta de que estaba usted aquí - dijo girando hacia mí -, discúlpeme - me extendió su mano, yo le devolví el gesto en un apretón de manos -. Por favor, acompáñenos, ¿joven...?