44-Cita no planificada

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Dani p.o.v

–... Dani–escucho que alguien me llama desde hace rato, quizás es la vigésima vez que pronuncian mi nombre pero prefiero seguir durmiendo– ¡Daniela! ¡Despierta!

–¡¿Qué mierda quieres?!– pregunto bruscamente, me siento sobre el colchón y observo con mi cara mañanera y algo de enojo a la persona que se atreve a interrumpir mi sueño de belleza.

–Necesito mostrarte algo– Logan me susurra de manera insistente.

–¿No puedes esperar a que amanezca? – me coloco la sabana hasta la cabeza.

–Ya amaneció.

–¡Quiero dormir!– exclamo, vuelvo a acostarme sobre la cómoda cama e intento recuperar el sueño perdido para dormir un par de hora más.

–Esta bien, tu te lo buscaste– unos brazos fuertes me levantan de la cama y cargan como saco de papas hacia el pasillo.

–¡Logan! ¡Bajame ahora mismo! ¿Acaso me ves cara de saco para que me cargues de este modo?– Él suelta una carcajada y sigue con su camino.

–No te soltaré hasta que lleguemos– baja las escaleras con sumo cuidado de no tropezar.

¡Wow! ¿Qué fue este hombre en otra vida? ¿Hulk?

Trato de descifrar por cual lugar de la casa estamos, mis intentos son nulos, es bastante complicado saberlo estando de cabeza.

Mi secuestrador me baja de su hombro y me sienta en la isla de la cocina, luego se dirige a un cajón que se encuentra al lado del refrigerador.

–¿Qué estas...

Shhhh– me interrumpe y ordena a hacer silencio, yo blanqueo los ojos en respuesta.

Después de unos segundos de registrar el cajón se acerca a mi con un trozo grueso de tela negra.

Wow, wow, wow. Espera un momento ¿Qué rayos harás con eso?– Logan ignora mi pregunta y amarra dicha tela sobre mis ojos– ¡Auch! Está muy apretado.

–Lo siento.

–¿Qué hora es?– me cruzo de brazos. 

–Deben ser las ocho de la mañana, no es tan temprano– le resta importancia y termina con su tarea de cubrirme la visión.

–Adivino, me cargarás otra vez como saco ¿cierto?– y efectivamente me carga pero no como saco sino como a una damisela que acaban de salvar de algún aprieto.

Como no puedo ver absolutamente nada intento utilizar alguno de mis sentidos, obviando la vista, para descubrir hacia dónde nos dirigimos, pero soy pésima en ello así que trato de esforzarme un poco más.

Lo primero que capto, después de unos minutos de intentos fallidos, es una brisa bastante refrescante. Los olores de los pinos y flores silvestres que perciben mis fosas nasales me recuerdan, de algún modo, a la navidad, mientras que, el sonido de un chapoteo llega hasta a mis oídos, pienso en el lago cercano a la cabaña. También se escucha el canto de los pequeños pájaros que suelen ambientar las mañanas en estos lugares.

Con todo lo que he podido percibir sé que definitivamente estamos al aire libre pero de allí no se más nada.

–¿Estás lista?– Él me ayuda a ponerme de pie. Puedo percibir fácilmente los rayos del sol tocando mi piel.

–¿Para qué?

–Para esto– desata la tela que entorpece mi visión lo más rápido que puede, cuando por fin está fuera de mi rostro lo primero que hago es cerrar los ojos a causa de la luz que penetra de manera inesperada mis ojos. Espero unos segundos más para que estos se adapten a la luz natural, al abrirlos puedo apreciar el panorama de un paisaje con un cielo pintado de tonos naranjas y rosados con el sol inmenso en medio, montañas al fondo, y lo que mas llama mi atención un árbol que se encuentra junto a nosotros, cuyas hojas poseen un característico color verdoso. Debe medir alrededor de unos tres metros y medio.

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2020 ⏰

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