Capítulo 20 Entrenamiento para el entretenimento

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-Firme aquí... Aquí y aquí... Y usted también, Emma... -Dice el imponente hombre.

Mi madre, Alex y yo estamos en la oficina de Modest! Management firmando cuatrocientosmil papeles sobre contratos, confidencialidad y puñetas de estas. Es increible la cantidad de papeles que se necesitan para fingir ser una cosa que no eres legalmente. (Increiblemente, eso existe.)

Mi madre puso el grito al cielo cuando volví a explicarle las cosas que habían pasado. Las revistas, la vecina, Faye, Vi, Harry, la gala, Alex... Alex fue todo un problema, y esta vez, él no tuvo nada que ver, porque se presentó delante de mi casa bien vestido y muy pulcro, educado como pocas veces lo ha sido y muy serio y centrado. Les aseguró a mis padres que no me haría nada que no quisiera y que me cuidaría, que en ningún momento intentaría nada conmigo y que si querían asistir a los entrenamientos, que él no tenía ningún problema. Todo iba bien hasta que mi hermana bajó las escaleras y se quedó mirando a Alex con ojos de plato, sonrojándose violentamente y desapareciendo murmurando algo de que se parecía a un cantante de un grupo llamado Turner o algo así. Mi madre en ese momento no le dió mucha importáncia, bastante tenía con lidiar con los otros temas que le había soltado en bomba y que estaba asimilando. Mi padre me dió su conformidad y tambien le dijo a Alex que podían pasarse por la radio cuando quisieran. Considerando que Alex se iba a pasar por mi novio y que a pesar de llevar camisa iba con su pelo engominado de greaser y que se veía como un asaltacunas por mi edad, mi padre se lo tomó bastante bien.

Pero fue un bochorno horrible cuando se fué. Pasaron dos cosas: la primera, mi hermana de doce años se había quedado colgada de Alex, y la segunda, que mi padre no paró de hacerme bromas pesadas relacionadas con él, llegando al punto culminante de tirarme un condón y mi hermana chillar como loca porque Alex iba a ser suyo y que no se lo tocase nadie.

Estuve a punto de soltar que se olvidara de él porque no iba a durar mucho, pero me lo callé. Sonaba autenticamente cabrona y de muy mal gusto. Mi madre, que también sabía de ello, calló.

Preguntando por asesoramiento en temas de cómo actuar, Harry y Liam me recomendaron la misma firma que les dirigía a ellos, Modest!. Niall me acompañó a presentarme en la compañía, para no quedar cómo la tonta niñita que seguramente parecía y que seguramente en parte era, cogiendo con fuerza el brazo de mi madre.

La verdad es que fueron bastante amables conmigo. Decidieron llevar mi caso, así los expresaron ellos, cómo interesante porque estaba relacionado con One Direction. Me ofrecieron un contrato y una suma de dinero si dejaba de aparecer, como una versión de Liam pero en gigante, pero la rechacé y propuse el engaño. Niall me apoyó en todo momento y se lo agradecí. Más tarde acordamos los puntos del trato y llamé a Alex, explicándole los términos y condiciones, llamándolo para poder llevar a cabo la farsa.

Y aquí estamos, firmando los papeles que me permitirán actuar como una niñata estúpida falsa artificial.

-¿Tiene que ser especialmente dulce? -Dice mi madre releyendo el contrato. Mira escepticamente a mi futuro manager.

-Las chicas no querrán saber nada de una chica que no se arrepiente de sus actos y que cree que ha obrado bien. -Responde implacable. -Querrán ver a una chica un poco tonta locamente enamorada de su novio, aquí presente. Quieren un producto dulce y tonto, para despreciarlo rapidamente y quedar en el olvido.

Miro al manager mientras habla. No me cae bien. Según Niall es porque no le conozco, pero no me inspira confianza y su enorme grandária no ayuda, supongo. Se llama Jean Paul, tiene treinta y pocos y su aspecto representa lo que era: un antiguo guardaespaldas reconvertido en manager a causa de su cambio de estudios. Pelo rapado castaño, tez morena y ojos grises. Súmale su gran expresividad y ya tienes a Mister Simpatía.

Bienvenida a Londres (me tenía que pasar a mí)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora