cap 2. algo cambió.

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Dos semanas, exactamente dos semanas han pasado desde mi primer encuentro con P'arthit después de aquella noche. Se preguntarán que tanto ha pasado desde aquel día, pues déjenme decirles que ese hombre se ensañó en joderme cada día de mi jodida vida. Me gustaría pensar que solo quiere ser estricto, pero por qué... ¡Solo con migo!. Se ha asegurado de castigarme por el más mínimo error que cometo, y eso suponiendo que realmente cometo alguno, porque podría asegurar que le molesta hasta la manera en la que respiro. Y no, no estoy exagerando, P'arthit se ha encargado de mantenerme dando vueltas por el campus, estoy constantemente haciendo sentadillas. Estoy pensando seriamente en exigir un cartón cómo deportista del año.

¿Que si he intentado hablar con él? Si, por supuesto que lo he hecho. Y como no, se supone que nos llevábamos muy bien, yo le agradaba y él a mí también.

La primera ves que intente hablar con él y preguntarle qué había pasado entre nosotros que justificara su comportamiento, él solo me dedico una mirada llena de enojo, seguido de eso, simplemente se fue, ignorándome por completo.

La segunda ves las cosas tomaron un rumbo peor, la cual dió como resultado mi yo de ahora siendo jodidamente torturado por los constantes castigos que pasan por su cabeza, y no, al final de todo no conseguí siquiera una respuesta de su trato.

No soy idiota, sé que todo esto tiene que ver con lo que dije o hice aquella noche, pero... ¡exactamente qué!.. que soy gay? Me he plantado varias veces la posibilidad de que P'arthit sea alguien homofóbico, pero y Tutta?... él es gay también y aún así es su amigo, entonces eso me lleva a descartarla un poco. Podría ser algo que hice , pero nose qué es.

Tal ves debería intentar una tercera, ya saben, la tercera es la vencida.

- ¡Kong!

- ¡por qué gritas M! qué no puedes hablar como una persona normal.

- si prestaras más atención sería otro cuento. Llevo rato llamándote, ya todos salieron del salón y tú sigues ahí.

Debo estar realmente muy centrado en mis pensamientos cómo para no darme cuenta que solo quedamos nosotros dos solos.

- déjame adivinar.... P'arthit?

Me levanto de mi asiento dispuesto a salir, no me molestó en responderle , no es un secreto, él sabe perfectamente quién es el responsable.

- deberías tratar de hablar nuevamente con él.

- ¿Y crees que no lo he intentado? ¡mierda M! Cada que estoy a un radio de distancia, todo termina en un yo dando treinta vueltas al campus. Ese hombre me odia y no sé por qué.

Estábamos saliendo de la biblioteca con un par de libros que necesitamos, cuando en eso un chico choca contra mí haciéndome caer al suelo. Y si queremos empeorar las cosas, da la gran casualidad que P'arthit hiva pasando por el lugar, sin añadir el pequeño detalle de que el chico había caído sobre mí.

- si tantas ganas tienen, consigancen un motel. - me levanté tan rápido escuché su voz, recibiendo a cambio una mirada que evidenciaba claramente rechazo - ¡Veinte vueltas al campus los dos ahora mismo!!

- que...?

- ¡vamos! Qué están esperando!

El chico a mi lado agachó su cabeza dispuesto a hacer lo que se le pedía. Yo podía aguantar los estúpidos castigos de mi senior, pero que alguien más se vea afectado, eso me parece injusto.

- lo siento P', pero no puede castigarnos por esto.

- si tenían muchas ganas de sus jodidas cos...

- ¡no estábamos haciendo nada! Solo nos chocamos, ¿Qué acaso eso merece un castigo?

- a mí no me faltes al respecto mocoso. - odio que me mire así, me hace sentir impotente, se que me odia, sus ojos me lo dicen, pero yo no he hecho nada malo. - vete...aquí nuestro héroe N'kongpob se va encargar de cumplir el castigo por los dos.

El chico se fue aún con miedo, tan pronto escucho la demanda.

- ¡ 0062 ! ¡Cuarenta vueltas al campus ahora mismo!

Rabia, eso era todo lo que sentía en ese preciso momento. ¿Que si peleé? No, no lo hice, solo me retiré de allí dispuesto a cumplir con su pedido. Momentos como estos son en los que me dan ganas de partirle la cara . Soy una persona tranquila por naturaleza, pero incluso así también tengo mis límites, y el imbécil de mi senior lo está pasando.

Después de haber terminado mi castigo, me dispongo a ir a mí dormitorio a recibir el merecido descansó que me merezco, cuarenta vueltas son cuarenta vueltas.
Bueno siendo sincero solo fueron quince, quién está tan loco para hacerlas todas?..aún así hice menos de la mitad y ya mis piernas lo resienten.

Habiéndome duchado ya, recuerdo que no traje nada de comer, no me queda de otra que salir a buscar algo que calme mi estómago hambriento.

Una ves haber hecho el pedido, me siento en la única mesa desocupada. Alrededor de cinco minutos después escucho la voz de alguien que conozco perfectamente.

- P' deme lo de siempre por favor.

- ok, pero vas a tener que esperar un poco, mientras podrías pedirle al nong que te deje sentar allí, hoy el restaurante está lleno.

Para cuando giró su cuerpo y se encontró con mi mirada, ¿saben que hizo el muy desgraciado? Me dirigió una mirada de asco, para posteriormente regresar su atención a la señora y pronunciar con un tono de voz lo suficientemente alto.

- Oh P' prefiero regresar más al rato, antes de sentarme con semejante junior. No sabes las mañas que tiene.

¡Si! Es un maldito hijo de ... Esta ves se paso. Si lo que quiere es pelea, pelea es lo que va tener.

Me levanté y lo seguí en dirección a los dormitorios. Ya he sido muy paciente con sea cual sea su problema. Habiéndolo ya alcanzado, lo tome con fuerza del brazo haciendo así que se girara a verme.

- ¡Cual es tu maldito problema!

- ¡sueltame 0062! Quién te crees que eres para...

- ¡dime! Cual es tu maldito problema con migo!

- ¿mi problema? - sonrió con burla en sus labios mientras se soltaba bruscamente de mi agarre. - aquí el único problema lo tienes tú. Yo no soy el homosexual aquí.

- ¿entonces es porqué soy gay? ¿Tanto me detestas porqué me gustan los hombres?...y Tutta que? El también es...

-El es mi amigo.

- ¡Yo también era tu amigo P'art...

- tú nunca fuiste mi amigo. Un junior. nada más que eso eras.

Sentí que se partía algo dentro de mí que no sabía que había. Duele. Duele aceptar que sus palabras puedan hacerme tanto daño. Creí que éramos amigos, y ahora ni como su junior me considera. ¿Por qué? ¿Por qué me odia por ser como soy?. No lo entiendo.
Sin embargo sus siguientes palabras fueron aún peor.

- y no, no te odió. Tu me das asco.

Talves fueron sus últimas palabras, o tal ves la rabia que se estaba acumulando en mi interior la que me llevaron a estamparlo con fuerza contra la pared, o tal ves las ganas de golpearlo allí mismo la que me hicieron sujetar sus muñecas con fuerza sobre su cabeza, aprezando su cuerpo contra el mío, incapaz de moverse.
Ganas de gritarle, de golpearlo, de decirle lo imbécil que era, lo mucho que me habían lastimado sus palabras. Y entonces hablé, un susurro, tan cerca de su oído para asegurarme de ser escuchado.

- Tanto me odias P'. Voy a enseñarte a odiarme aun más.

Tirando ligeramente de su pendiente con mi boca, antes de irme y dejarlo allí.





A un paso de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora