Y fuiste tú.

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Sin ayuda dibujé horizontes en el hueco de tu espalda.
Te acaricié la vida, mientras te besaba el alma y te versaba los ojos.

Ahora te muerdo el labio tan si como fuese mi ultima cena. Y por fin te digo que te quiero.
Me miras y me dices que le temes a ilusionar tanto como yo al ilusionarme.
Con un silencio casi infinito me susurras que prefieres un despertar conmigo impregnado en ellos. Me
estremezco y te digo que a ti te quiero impregnado a todo.

Acoplé tu respiración como tatuaje; en el cuello, en la parte baja de mi espalda, en mis costillas, en mi boca, hasta en las venas. Y pienso, no hay nada mejor que esto, que un "tú" y un "yo".

Que amar sin locura es igual que ver la lluvia caer y no creerse poeta.

Primero escribo, luego respiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora