Me encontraba entrando a mi casa, era un lunes por la tarde y recientemente había salido del bachillerato, hace poco que había cumplido mis dieciséis años, luego de comer con mi mamá y mi hermana mayor en el comedor, como siempre, todos los días arrojaba mi mochila contra el suelo de mi cuarto y de allí no la movía hasta que llegaba el próximo día para ir a la escuela, ¿pues qué era lo que hacía en todo el día?, no tenía muchos amigos o conocidos y mi familia estaba ocupada resolviendo sus problemas, así que me encerraba en mi cuarto sin ganas de estudiar; lo único que quería hacer en todo el maldito día era jugar pokémon del alba hasta el ocaso sin parar. Era bueno, no es que sea presumido, pero es la verdad, me sabia a la perfección todas las criaturas sumados a sus tipos con sus debilidades y fortalezas, a raíz de esto creé un equipo casi invencible, era imbatible, mis pokémon se complementaban a la perfección por que cubrían las debilidades de los otros y al mismo tiempo hacían relucir sus fortalezas, además de que me había memorizados a que ataques eran débiles todos los pokémon de cada generación, de la primera la octava ¿verdad que soy el mejor? A mí nadie me ganaba.
Debo admitir que casi no he jugados los juegos en su modo aventura, solo uno que otro, a mí me gustaba mejor irme directo al competitivo y robarme los equipo de otros, esa era mi pasión, humillar a cualquiera que se me cruzara en mi camino, fácilmente arrasaba equipos completos mientras que mi equipo imbatible entre comillas prestado permanecía intacto, aunque de vez en cuando me tocaba gente que mis respeto porque lograban hacerme mucha batalla, pero a pesar de eso, yo siempre salía triunfante, no era cualquier cosa. Nadie me ganaría hoy ni nunca, he dedicado toda mi vida a pokémon, a diferencia de los demás que lo veían como un pasatiempo, era difícil encontrarme con personas a mi altura, hasta que finalmente llegó el día que descubrí que a pesar de que era difícil de vencer, nada era imposible, no lo podía creer, después de varios años finalmente me había encontrado con un similar: alguien a mi nivel.
Esa ocasión fue cuando decidí ingresar a un torneo regional de pokémon; Se armó la gran batalla, luego de largos minutos de intenso combate, al final quedamos con solo un pokémon, ninguno de los dos tenía ventaja sobre el otro, lo que significó que sería el combate más complicado que he enfrentado en años, la partida se alargó demás, consumando todo mi esfuerzo a un último turno que definiría al vencedor de toda la pelea. Nos quedamos un pokémon cada uno, el atacó primero cosa que me heló la sangre sobre todo cuando vi acabándose la vida de mi Toxapex bajando mucho, creí que era mi fin... pero todos quedamos sorprendido cuando sobrevivió con el mínimo de salud, había recibido el mínimo de daño, después de ese pequeño infarto respiré profundo y cubrí mi boca con las manos cuando presencié como el tipo agua-veneno atacó con Escaldar al Darmanitan-Galar bajándole toda la vida de ese golpe ¡con todo ese criticó justo en la cara! Estaba extasiado, porque el que mi pokémon resistiera aunado a ese máximo daño al enemigo había sido cruciales para obtener la victoria, me da pena admitirlo pero gané gracias a la suerte.
Había ganado el concurso: Conseguí ganarle a ese extraño contrincante, aunque debo decir que la suerte dejaba una sensación algo agridulce, mi pokémon había quedado con 1 de HP, en eso mi rival me felicitó, por el chat en línea de la página web, en consecuencia de haber sido el primero en ganarle en años, igualmente yo lo felicite porque había sido la batalla con más adrenalina que había tenido hasta ahora, fue de verdad intensa. De repente ese extraño sujeto como broma o no sé qué, me dijo que si me gustaría ser un pokemon y que si mi respuesta era positiva, ¿Cuál sería? Yo siguiéndole la corriente dije que me gustaría ser un Lucario, luego el extraño usuario me dijo que eso solo sería posible en mi imaginación, pero continuo con su juego preguntándome ¿te unirías a mi equipo? Y yo le dije que sí aunque no esperaba que pasara algo extraordinario. Después de eso se despidió y ya nunca más volví a saber nada de él o eso creía, me pareció extraño pero no le preste mayor importancia. En eso me fijé en la hora y casi me quedo en shock al saber la hora sumado al hecho de que mañana había el examen de la peor materia de la que me daba ¡No otra vez! Grite de desesperación.
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Soy un Lucario: Bloopers
ФанфикNorberto un chico de 17 años es convertido en un Lucario