Capítulo dos

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NUNCA HABRÁ VUELTA ATRÁS

Un débil recuerdo atravesó su mente con cada paso que daba en aquel oscuro bosque, hombres extraños estaban mirándola con muecas burlonas y comentando entre ellos todo tipo de atrocidades, era como caminar entre demonios que apostaban por su muerte

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Un débil recuerdo atravesó su mente con cada paso que daba en aquel oscuro bosque, hombres extraños estaban mirándola con muecas burlonas y comentando entre ellos todo tipo de atrocidades, era como caminar entre demonios que apostaban por su muerte. 

Reconoció a Severus Snape postrado junto a su prima segunda por matrimonio, Bellatrix Lestrange, quien estaba aferrada celosamente al Señor Tenebroso que la analizaba atento con aquellos ojos escarlatas.

— Eileen Evans, mi señor. —anunció Bellatrix—. Lastimosamente una Black por matrimonio.

Los demonios que los custodiaban comenzaron a reírse y blasfemar contra su persona, pero el Señor Tenebroso les hizo callar con un ademán. Eso era definitivamente peor que un infierno. ¿Era correcta la decisión que estaba tomando? Regulus no estaba ahí para responderle.

— Patético. —dijo Voldemort chasqueando la lengua—. ¿Qué te hace pretender que te aceptaré a ti, hija de muggles, en mis filas? Y sumándole a eso el hecho de que Regulus me traicionó. 

— Vine por cuenta propia, mi señor. —no se dejó intimidar—. Para enmendar los errores de mi marido. Deme una oportunidad.

– Entonces adelante, demuéstrame lo que puedes hacer.

Jamás se imaginó que se trataba de un asesinato contra personas inocentes, pero ahí estaba. Lucius Malfoy comandaba aquella desagradable la operación, y los demás se movieron por los alrededores, preparando sus varitas para atacar a los muggles honrados que pronto encontrarían la paz. Eileen se movió codo a codo con Severus, ambos avanzando entre la oscuridad silenciosamente.

— Tu trabajo... —Snape tomó una pausa—. Es matar a la familia entera.

Registraron las habitaciones con encantamientos silenciadores y atraparon a las víctimas sumidas en un profundo sueño. La mujer huyó de la habitación gritando y el hombre intentó lanzarse contra Severus para proteger a su esposa, pero él lo recibió con un encantamiento aturdidor que lo dejó en el suelo. Eileen, que siguió a la angustiada mujer como un cazador, la atrapó junto a la cuna del bebé vociferando un montón de cosas y ante a ella, protegiendo a su madre con un revólver, se hallaba un joven muchacho de cabellos azabaches. Tan parecido a Regulus...

— ¡No nos haga daño! —rogó la mujer—. ¡No hemos hecho nada malo, mi marido pagó las deudas!

— ¡Aléjese, señorita! —ordenó el muchacho.

Eileen, sin pesarlo dos veces, agitó su varita y la mujer, que se interpuso ante su atemorizado hijo, recibió el impacto de la maldición asesina. El bebé comenzó a llorar escandalosamente y su hermano lo tomó en brazos conforme disparaba sin objetivo fijo, un encantamiento de escudo evitó que las balas le afectaran. 

Eileen EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora