De pronto, Taehyung experimenta algo raro. Es el frío que acompaña al terror. A las verdades que no tienen remedio. A lo que, por mucho que se piense, no se puede comprender. Sin embargo, no hay tanto que comprender. La muerte es fácil, aunque cueste. Ayer vivías, tenías un sinfín de posibilidades a tu alcance. Hoy, has desaparecido. El mundo seguirá sin ti. Estás fuera del juego. Game over. Y ya está.
«Joder. No puede ser, no puede ser, no puede ser».
Sin embargo, tiene ante sus ojos la evidencia. Está muerto. No sabe por qué, qué ha ocurrido, cuándo. No recuerda nada. La verdad a veces es cruel e indigesta. Y viene cargada de preguntas, claro.
¿Dónde hay verdad libre de interrogantes?Sin embargo, hay algo más. Su madre. Su casa. Jungkook. Sus
sentimientos. Está muerto, pero tiene terror y dudas y emociones.«¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué he vuelto?».
Exactamente eso es lo que tiene que averiguar. Y no va a ser fácil.
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* * *
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Taehyung se encierra en su dormitorio. Se tumba en la cama. Mira al techo con los ojos secos de lágrimas. No entiende nada. Necesita pensar. No se atreve a salir. Su cuarto es su refugio.Escucha los ruidos de la casa. La televisión de la cocina. La
puerta del cuarto de baño. La cisterna del retrete. Los pasos de su padre que recorren el pasillo. Sus palabras al ver a su madre, con su voz de pronto apagada y triste, que dice:--He soñado que Taehyung estaba aquí, sentado en el borde de la cama, y que me miraba dormir. Casi me ha parecido que podía tocarlo.
«No era un sueño, mamá. Estoy aquí. Ojalá pudiera abrazarte y decirte lo mucho que lo siento».
La voz de su padre tarda en responder. No oye lo que dice,
pero interpreta, por la entonación, que trata de tranquilizarla, que le está pidiendo que se calme.Su madre llora. Solloza como una niña pequeña. Nunca la había visto llorar así.
Taehyung se acerca a la puerta, contiene la respiración. No necesita prestar demasiada atención, porque su sentido del oído parece estar más desarrollado que antes. Sin apenas esfuerzo y sin necesidad de abrir la puerta, oye toda la conversación que se está desarrollando en la cocina.
--Tranquilízate, por favor. Tienes que intentar dormir un poco más. Llevas sin apenas descansar más de un mes --dice su padre.
--Cuarenta y un días --contesta Blanca--. Hoy hace cuarenta y
un días.Otro largo silencio. Ahora, sus padres se abrazan. Escucha a la perfección el roce de sus ropas, el restregarse de una piel contra otra. No se atreve a abrir la puerta para mirar, aunque se muere de ganas de hacerlo.
--¿Por qué no te tomas una pastilla? --dice su padre--.
Necesitas dormir. Ven conmigo a la cama. Te daré un masaje en la espalda, ¿quieres? Antes te relajaban mucho.Antes. A veces, los adverbios esconden un significado tan
terrible que no pueden pronunciarse en voz alta.Su padre se esfuerza por parecer animado, pero no suena convincente. Blanca contesta sin ganas:
--Está bien.
Carlos tiene razón. Antes solía masajearle la espalda a menudo. Se sentaban los dos en la cheslón del sofá, él detrás y ella delante. Blanca se quitaba la camiseta y su padre le daba largos masajes en la espalda. Ella solía decir que la ayudaban a colocar los músculos en su sitio, que gracias a eso no acusaba tanto todas las horas que pasaba de pie, tras el mostrador, en la perfumería de la que era encargada desde hacía varios años. Muchas veces se
dormía durante esas sesiones, y su padre la recostaba sobre un almohadón para que estuviera más cómoda, o la tapaba con una manta como a una niña pequeña.
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«𝐓𝐚𝐞𝐡𝐲𝐮𝐧𝐠»~𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐦á𝐬 𝐚𝐥𝐥á 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞~
RomanceTaehyung ya no reconoce aquello que formaba parte de su mundo. Todos sus seres queridos parecen haberse convertido en extraños. No tiene ni idea de lo que está pasando, pero está dispuesto a averigualo; aunque tenga que soportar las consecuencias de...