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— Madre holandesa y padre ruso... ¿En serio?

Tweek infla las mejillas y Craig se echa a reír. Puede notar la vergüenza amontonarse en el sistema del rubio, y se pregunta si esa será la primera vez que experimenta esa emoción.

— ¡No sabía qué decir!

Son las siete y media de la mañana; caminan por las aún oscuras calles, mientras el Sol comenzaba a salir e iluminar el pueblo.

Craig no se había convencido completamente de la idea de tener a Tweek en su instituto, pero después del incidente con McCormick, no tenía otra opción.

— ¿Qué se supone que haces en el instituto?

— Calientas la silla con el culo hasta que te dicen que puedes irte, o hasta que te echan por imbécil.

Craig es bastante popular en el instituto, pero su popularidad tiene unas bases un tanto extrañas. Algunos le admiran por su físico —cosa que no entiende, pues hay chicos mucho más guapos en el instituto: solo tiene que mirar a Kyle Broflovski o a Token Black, e incluso Stan Marsh y su mejor amigo, Kenny, eran mucho más atractivos a ojos de Craig— y otros simplemente creen que su actitud es increíble. Craig no tiene una personalidad única y tampoco se mete en demasiados problemas, supone que tiene esa fama por todos los piercings que adornan tanto su rostro como sus orejas; esa suposición solo hace que tenga ganas de pegarle un puñetazo a la almohada.

— ¿Me presentarás a tus amigos, no?

— No.

— Lo harás.

— Si prometes que no vas a decir que eres mi novio, sí.

Craig tiene un grupo de amigos. Les quiere mucho a todos —a pesar de que no lo dice nunca, y nunca lo dirá—. Primero está Clyde Donovan, un idiota total que por algún motivo es popular entre las chicas. Después está Token Black, el chico más adinerado del instituto, por no decir del pueblo. Y por último, está Jimmy Valmer; hace poco que ha empezado a juntarse con ellos, pero Craig tiene una muy buena opinión de él. Y eso es importante, pues de alguna forma, Craig es el líder natural del grupo. No es como si hubiera pedido serlo, pero sabe que lo es.
Y si alguien se pregunta por Kenny; Kenny tiene su grupo, de la misma forma que Craig el suyo. Hace tiempo que aprendieron que no necesitaban estar pegados como lapas veinticuatro horas al día para que su amistad funcione.

Una vez llegan al instituto, nota como todos allí clavan sus miradas en Tweek. Algunos casi parece que se parten el cuello con tal de mirarle bien; Tweek no se inmuta, y sonríe a todos los que le miran.

Craig tiene una muy mala sensación sobre lo que va a pasar.

Tweek se ha adelantado a todo y ya ha manipulado a los profesores para que piensen que sí, que la llegada de Tweek era algo planeado y que era el primero de muchos próximos estudiantes de intercambio.

— Este es vuestro nuevo compañero, Tweek Tweak. Pasará este trimestre con nosotros.

A Craig le molesta que tanto chicos como chicas no aparten la mirada de Tweek. No es que esté celoso —no está para nada celoso, ¿Por qué debería estarlo?—, pero le da rabia. Tweek es ligeramente atractivo, con su melena rubia despeinada, sus brillantes ojos verdes, su sonrisa perfecta y con la manera en la que se pasa un mechón de pelo tras la oreja mientras habla.
Craig no está celoso, solo cree que todos exageran. O que todos están bajo el encanto del íncubo, que también puede ser.

Craig tiene que preguntarle si sus encantos de íncubo siguen presentes cuando se transforma en humano, así que se dibuja una cruz en el dedo corazón de la mano izquierda. Siempre hace eso cuando tiene que acordarse de algo.

Para su sorpresa, Tweek participa mucho en la clase y se muestra cooperativo. No intenta llamarle la atención ni hace nada extraño; Craig casi olvida que es un demonio infiltrado en el plano terrenal.

Cuando se acaba la clase, Tweek va corriendo al pupitre de Craig con una sonrisa:

— Tienes que presentarme a tus amigos.

— No quiero.

Pero para su desgracia, sus anteriormente mencionados amigos ya están rodeando su pupitre. Token es el primero en hablar:

— Hola, espero que tu primer día esté siendo agradable. ¿Conoces a Craig?

— Me quedo en su casa durante el intercambio.

— Es raro, Craig no nos dijo nada. —Clyde es el rey de soltar comentarios estúpidos.—

Antes de que nadie diga nada, a Craig se le ocurre una excusa.

— No lo sabía. El instituto llamó a mis padres y lo ofreció, ellos aceptaron y no me dijeron nada. Si me lo hubieran dicho a mi no habría aceptado.

Tweek hace un puchero y se lanza a abrazar a Craig, que no tarda en intentar apartarle —intento totalmente fallido—. Craig ve como los demás les están mirando y siente la necesidad de repetirle a Tweek por enésima vez que se aparte de él. Y lo hace.

— Quítate de encima.

— No quiero.

— Me importa una mierda, quítate.

Tanto Clyde, como Token y Jimmy los miran con curiosidad. No saben el qué, pero hay algo raro en Craig esa mañana.

Íncubo;; creekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora