Parte Única

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Hitoshi Shinsou no era muy bueno dando consejos. De hecho, era pésimo. Si la gente quería saber algo, entonces que buscaran en Internet, el cual poseía todas las respuestas. Él no tenía por qué solucionar los patéticos problemas de los demás.

O eso pensaba antes. Claro, antes de empezar a trabajar en una línea de atención al cliente donde debía resolver las cuestiones más absurdas que pudo haber imaginado.

Jamás se vio haciendo algo así en realidad. Bueno, nunca creyó que tendría que estar aislado del todo mundo en su casa debido a la cuarentena impuesta por el gobierno a causa de la pandemia que estaba viviendo el mundo en ese instante.

Él estaba tranquilamente un día en su casa comiendo un plato de avena cuando en las noticias anunciaron que nadie podía salir de sus casas. ¿Cómo diablos se suponía que debía esperar algo así?

Y por más que Shinsou disfrutara estar en su casa —después de todo, permanecer encerrado y alejado de la sociedad era su estado natural—, tenía que alimentarse y con el trasero aplastado en la cama no lo iba a lograr.

Aunque sí con el trasero pegado a la silla.

Vivía solo en Tokio y sus padres se hallaban en su pueblo natal. La decisión de vivir en la capital se tomó cuando entró a la Universidad de Tokio, por más que a sus padres no les gustara la idea de estar lejos. Ahora entendía por qué. Sorprendentemente, en situaciones así es cuando empiezas a comprender muchas cosas.

Trabajaba en un supermercado, pero el dueño decidió de la nada celebrar sus bodas de oro en una prefectura diferente reconocida por sus hermosas aguas termales y cerró la tienda una semana antes. Pues vaya suerte porque ahora iba a estar atrapado allá debido a la pandemia.

Sea como sea, Shinsou de repente se encontró desempleado y más solo que nunca.

Sin embargo, a su rescate acudió su oportuno mejor amigo—y uno de los pocos que tenía—, Midoriya Izuku. Comentó algo sobre teletrabajo y de inmediato le pasó un contacto. En menos de dos días Shinsou ya estaba trabajando... aplastado en su escritorio.

Era mejor que nada.

Eso quería creer porque estaba a un ápice de explotar. El divertido y espectacular trabajo de brindar apoyo emocional a todos aquellos desamparados y estresados hombres y mujeres, que debido al virus mortal que había invadido al mundo, se encontraban incluso más angustiados que nunca. Vaya ironía tratándose de Shinsou, el chico más pesimista que podía existir.

No era capaz siquiera de darse ánimo a sí mismo.

—Señora, como le acabo de mencionar unos segundos atrás, dudo con todo el respeto que usted se merece que... su cacatúa planee matarla en la noche —farfulló Shinsou, apretando la mandíbula con fuerza, intentando sonar lo menos cortante posible—. Si usted desea, puedo transferir su llamada a la línea de apoyo psicológico para...

Línea de (amor) ayuda |ShinKami|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora