Dos semanas, ese era el tiempo transcurrido desde la última cena que habían compartido. Todas las noches se habían seguido viendo por video llamada, cada día se volvían más osados y casi todas las noches las conversaciones terminaban en una sesión de caricias, a ella le encantaba tener el pene de Rafael siempre duro y a sus ojos, era la cosa más sensual que podía apreciar en las noches que se llamaban y verlo correrse con la asiduidad con la que ellos lo hacían era algo que siempre la excitaba, claro que a pesar de verse y tocarse juntos casi todas las noches nunca era suficiente, ambos y estaba segura de que a él también le sucedía, quedaban con ansias de más cada vez que hablaban pero no podían tocarse en la vida real, era realmente difícil.
Ella sentía que cada día estaba más conectada a Rafael, él era paciente con ella sin quejarse nunca del tiempo que pedía, las otras ocasiones en las que se habían encontrado para poder pasar un rato juntos que casi siempre eran los almuerzos, no sucedía nada sexual, el ambiente siempre se cargaba cada vez que ellos estaban juntos pero luego de esa noche en la casa de Rafael nunca había sucedido nada, la verdad era que ella deseaba avanzar y estar de nuevo con él, lo deseaba tanto que había empezado a soñar con eso, lo que era una locura total.
Estaba segura de que ellos se encontraban en un punto de no retorno, ambos estaban todo el tiempo excitados y necesitados de caricias, el lívido era tan alto que incluso en su horario de trabajo no podía evitar pensar en Rafael y todo lo que le haría a su cuerpo sensual. No podía dejar de pensar en la forma tan sórdida en que ellos se habían conocido y todos esos pensamientos la llevaban caliente y excitada a casa solo para que encendiera la cámara de su teléfono y Rafael la viera masturbarse como una posesa hasta llegar al orgasmo, por supuesto que él se veía de la misma forma que ella y era tan sensual que solo la mojaba más.
Se levantó entonces esa mañana cansada como siempre sabiendo que aunque el cansancio fuera grande el tiempo que pasaba con Rafael siempre valía la pena, se duchó para vestirse con su ropa normal de trabajo, seria y formal, desayunó para luego ir hasta su carro y conducir hasta su lugar de trabajo. Como se había hecho una costumbre desde hace días le envió un mensaje a Rafael desde su teléfono deseándole un excelente día y se sumergió en su trabajo de la forma en que siempre lo hacía, ese día tenía la cita de almuerzo con Rafael que ya también se había estado haciendo una costumbre y una sonrisa cruzó sus labios al recordarlo.
"Señorita Martin, le informamos que la firma de divorcio se ha concertado para esta tarde, luego de que los papeles de división de los bienes se han podido concretar para el agrado de ambas partes. La pedimos que se presente junto a su abogado."
Cassy leyó el mensaje por unos segundos hasta que finalmente pudo terminar de comprender el significado del mensaje, al parecer tendría que cancelar su almuerzo con Rafael para poder asistir a la reunión que acabaría con lo que quedaba de una relación que había muerto hace demasiado tiempo, se sentía algo melancólica por lo que podría haber sido pero de igual modo se alegraba porque las mentiras se hubiera terminado para darle espacio a cosas mejores, mejores relaciones y mejores personas en su vida.
"Hoy no podré verte en el almuerzo, lo siento" le escribió ella a Rafael.
"¿Por qué? ¿Qué sucede?"
"Tengo que contactar con mi abogado para asistir a la cita de la firma del divorcio, se hará hoy"
"¿Te gustaría compañía? Si no quieres, está bien pero si quieres el apoyo sabes que estoy para ti"
"¿Estás seguro?" preguntó ella tentada a decirle que sí.
"Claro, tal vez sea un momento difícil, quiero estar para ti siempre que me necesites. Si no es así y sientes que puedes hacerlo tu sola no hay problema, te estaré esperando"
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Noches en vela [Completa] ✓
Short StoryCassy es una mujer dulce que sufre la traición de su esposo descubriéndolo con otra en su propia cama. Ahora atraviesa un divorcio y se siente deprimida pero lo que nunca pensó es que, una salida de cine un domingo en la tarde, cambiaría toda su per...