De nuevo soy yo, su voz narradora y he decidido hacer una pausa aquí para saber cómo se ha sentido hasta ahora, con respecto a la historia. A pesar de haber sido tan solo dos capítulos, quizá piense que se trata de un típico relato juvenil de héroes y villanos maniqueístas con algo de romance o comedia, tal vez drama. Sin embargo, el objetivo personal que tengo con esta historia debe recordarlo siempre, pues no puedo hacer mucho si usted no me lo permite.
Le hablé de varios personajes peculiares y hasta ahora tenemos a tres únicamente: Paris, Dani y Robin. De seguro ya ha formado su propia interpretación física de cada uno, tal vez incluso el tono de voz que pudiese caracterizarlos y con ello relacionarlos a alguien que quizá conozca o no, poco a poco ésta puede cambiar o fortalecerse. Por ahora me gustaría agradecerle su atención y le prometo darle más razones para seguir conmigo en este viaje; considere este mensaje como esa parada que se realiza en una gasolinera a mitad de la carretera, para estirarse, comprar algo de botanas y luego volver a la ruta.
⛥
Su día en la universidad al fin había terminado, tarde como siempre pues sus horarios no eran tan gentiles con su tiempo libre. Se dirigieron al estacionamiento donde estaba el auto de las gemelas, un Jeep Wrangler de cinco puertas color plateado que llevaba un atrapasueños de diseño Yin-Yang colgando del retrovisor. Cada vez que las hermanas subían al auto, lo miraban fijamente y parpadeaban tres veces mientras tocaban el adminículo decorado con pequeños cuarzos de diversos colores en su red, además de plumas negras y blancas que colgaban de él. Era una especie de ritual que su madre les enseñó, ella les decía que parpadeándole a un atrapasueños éste se llevaría cualquier pensamiento negativo de su día y así se reiniciarían para seguir adelante.
Todos subieron al auto y realizaron el ritual, incluso Paris, que por su estrecha relación con las chicas supo de esto y lo volvió parte de sí. Al volante iba Robin, la única que tenía licencia para conducir pues a la despistada Dani nunca le ha dado por desear una, tiende a divagar mucho en sus decisiones y eso es de los aspectos que más la diferencia de su hermana, puesto que es más centrada e introvertida. Condujo hasta el departamento de Paris y allí se despidieron.
–En verdad les agradezco por este día, no se imaginan lo mucho que ayudaron –dijo mientras se apoyaba en la ventana de copiloto para despedirse de Dani.
–Paris por favor duerme más, puedes hacerte daño –le respondió Robin con un gesto de preocupación.
–¡Exacto!, tus ojitos de mapache no tienen nada gorgeous –recalcó la gemela del cabello lacio mientras besaba su mejilla y le daba una ligera bofetada– Bye bitch, te adoro y, por cierto, me fascinan tus calcetines –le gritó burlesca cuando se alejaba, mientras colocaba las manos alrededor de la boca simulando un altavoz.
–Y yo a las adoro ustedes tweedles.
Esperaron en el auto hasta que el chico entre en el edificio y entonces partieron rumbo a su casa, por suerte no vivían tan lejos y eso les resultaba como anillo al dedo cuando se reunían y viajaban juntos en su auto. Al llegar a casa estacionaron el auto en su garaje y al entrar encontraron una nota de su padre que decía: "Tuve que ir donde la abuela, está algo enferma y la cuidaré por una semana en lo que la tía Lucía vuelve de su visita al Tíbet". No era sorpresa, su padre pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa, sea en el trabajo o algún viaje inesperado.
–Claro, la abuela –recalcó sarcástica Robin.
–No te enojes con él, pronto volverá y podremos salir juntos los tres.
–Nunca pasa tiempo aquí, cuando lo hace se encierra en su estudio y nosotras dejamos de existir. No recuerdo la última vez que nos sonrió, no desde mamá. –suspiraba mientras su voz parecía quebrarse con aquellas últimas tres palabras.
–También los extraño, a ambos – dijo mientras se acercaba para abrazarla –pero mira el lado positivo, Paris podrá venir y haremos una pijamada con pizza, películas, helado, algo de alcohol y bailaremos hasta caer muertos.
–Me quedaré con la pizza y el helado; pero beber y bailar es más de su especialidad.
Cada una se dirigió a su habitación, esa noche fue de tormenta y ambas adoraban ese clima; les resultaba relajante el silbido del viento en el exterior, el choque de la lluvia en sus ventanas y los instantes de luz por un rayo en medio de la oscuridad, seguido por el crujido de las nubes que llevaban un trueno. Aprovechaban ese momento para prepararse un chocolate caliente, y tenerlo en sus mesas de noche junto a las lámparas encendidas mientras leían uno de sus libros favoritos, obviamente cada una tenía su manera de hacer las cosas: Robin disfrutaba de su chocolate un poco más amargo, con algo de nuez moscada y un ligero toque de café, dejándose llevar por la poesía de García Lorca, algo de Neruda y un toque de Benedetti pero en ese momento era "Ya nadie baila" de Elvira Sastre, por otro lado, Dani prefería algo mucho más dulce y en su chocolate añadía esencia de vainilla, caramelo que decoraba delicadamente los bordes en compañía de una capa de crema batida, y canela en polvo que de daba un picor sutil de encanto, ella prefería obras de teatro a veces, Camus, Ibsen o García Lorca al igual que su hermana, sin embargo aquella noche eligió algo distinto que enterneció su romántico corazón con cada palabra, "El chico de las estrellas" de Chris Pueyo por poco evita que duerma.
Su habito de lectura era relajado, lo hacían cuando sentían que lo necesitaban y el momento acompañaba a ello, mas no se consideraban frecuentes consumidoras de literatura. De esta manera pasaron parte de la noche: entre páginas, sabores y emociones. Por un tiempo vieron el firmamento moverse con cada estrella trazando un curso, como si el pasar del tiempo fuese lento, imperceptible al punto de detenerse y a su vez fugaz cual suspiro que no vuelve más, hasta caer dormidas y dejarse llevar por su por los sueños que Morfeo había tallado para ellas aquella noche.
A su lado derecho estaba Robin, solo voltearon a verse por unos instantes y confundidas se dieron la mano. Ese vacío infinito de pronto, con un destello cegador de luz, se convirtió en una playa: yacían en medio de la blanca arena bajo un resplandeciente sol, percibían con sus pies cada grano de arena que se escabullía entre los dedos y a todo esto acompañaba el hipnótico sonido de las olas, tal cual se imagina con ayuda de una caracola apegada en la oreja. El agua cristalina que reflejaba un color cian solo transmitía paz mientras las hermanas se soltaban las manos para sentarse, habiendo en el fondo la brisa que danzaba gentilmente entre las palmeras entonando una melodía que parecía de otro mundo.
Tan pronto las chicas tocaron el suelo con las manos, la arena se tornó negra y un nauseabundo hedor irrumpió su olfato, observando a su alrededor se percataron que las palmeras habían caído y el verde que una vez las tornó, se volvió un opaco tono ocre. El mar que se encontraba en frente se detuvo en un instante, las olas dejaron de moverse, parecía estancado y aquello hizo que Dani notara que estaba dormida, dándole esa sensación de calma que se siente cuando un sueño se vuelve consiente y podemos controlar nuestras acciones allí.
–¿Qué es ese olor? –dijo Dani mientras se cubría la nariz con su mano izquierda.
–No tengo idea, pero una mejor pregunta sería, ¿qué hacemos aquí? –respondió Robin dudosa. –Pero no creo que deba preocuparme, eres un sueño y por suerte estoy consciente de ello.
–¿Un sueño?, pero hermana creí que tú eras el sueño. –recalcó sorprendida Dani.
Ambas se vieron fijamente con expresiones confundidas e impactadas a la vez, en sus mentesno concebían lo que estaba sucediendo y con un nudo en la garganta mientras unescalofrío recorría sus espaldas vieron el agua, estaba burbujeando y a lolejos algo se levantó, era poco reconocible, pero se veía como un humano. Pocoa poco se acercó a ellas, parecía que levitaba al moverse y paralizadas en elsuelo no podían apartar la mirada de aquella sombra. Una vez cerca de ellas, aun par de metros lograron diferenciar algo, un corte de cabello semi largo.
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Herederos del Infierno
FantasyHelada después de haber escuchado aquello no supo que responder, creyó que era una broma pesada de sus padres. -Morgan querida no dudes que te amamos, pero teníamos que decirte la verdad o de lo contrario te perderíamos -le dijo su madre mientras to...