Cerró la puerta, aseguró la cerradura y se colocó sus auriculares para caminar hacia la parada del autobús que lo llevaría a la Universidad, le encantaba perderse viendo la ciudad mientras escuchaba música, pop en su mayoría, pero guardaba un gusto especial por la música clásica. Al subir logró tomar un asiento junto a la ventana y al son de la Danza Macabra de Camille Saint-Saëns recordaba su sueño, incluso cerró los ojos y decidió hacer un pequeño esfuerzo por repasar los detalles del mismo. En su mente divagaban escenas y sonidos, la imagen de sí mismo en el agua con características surreales no salía de su cabeza, sobre todo ese cabello escarlata y después sus ojos dorados, apenas y recordaba los cuernos; volvía cual incesante eco la voz de la sombra repitiendo una y otra vez "Ya es hora" junto al palpitar de su estrella abdominal.
Cuando el autobús hizo una parada, un hombre que llevaba en brazos a un bebé subió y Paris, en lo perdido que se hallaba en su sueño, lo notó y le cedió su asiento. Seguía con música en sus oídos pero se desconectó de ese sueño que lo tenía perdido hace un momento, en su lugar observó al bebé que cargaba el hombre, una niña envuelta en una manta de lana color lavanda y hasta su nariz un delicado y dulce aroma llegó, era una mezcla de leche para bebés con un toque de colonia floral, le encantaba detenerse en cosas en las que nadie más lo hacía y eran estos pequeños placeres de la vida los que lo dejaban volar, término al que entenderemos como volver y perderse en el tiempo.
Recordó entonces a sus padres, su madre en especial y el perfume que acostumbra a usar; la relación con ellos en realidad era algo confusa pues su madre se enamoró de otra mujer y decidió divorciarse de su padre, todo un drama, y quizá por eso su padre no entiende del todo su forma de ser, pero independientemente de ello ambos lo apoyan y aman. Un suspiro escapó de sus labios mientras pensaba que hace tiempo no llamaba a su madre, quizá estaba en otra de sus aventuras de fotografía por algún lugar exótico del mundo con su novia; mucho menos a su padre que a lo mejor se encontraba hasta la coronilla de trabajo en su empresa para evitar pensar en otras cosas. Pero, con estos pensamientos llegaron a su mente imágenes de sus padres juntos como una familia antes de su separación cuando él tenía 5 años, con la piel de gallina tuvo un presentimiento algo incómodo que lo dejó confundido, era una mezcla de nostalgia abrumada por incertidumbre. Tantas emociones empezaban a agotarlo y apenas estaba comenzando el día, no había sido su semana por lo que no lo sorprendía, en ese momento solo deseaba llegar a su salón y no parar de reír junto a una de sus personas favoritas en el mundo, su mejor amiga Dani.
Levantó su mirada y ya había llegado, era una concurrida parada por lo que muchas personas bajaban allí y al hacerlo se percató de la hora en su móvil, su primera clase estaba por empezar y tuvo que correr para llegar a tiempo. Hizo por primera vez un tiempo récord pues la distancia entre la parada y su facultad no era nada corta, el campus ventajosamente estaba en una especie de colina, pero vaya suerte la suya que tenía que subir hasta la mitad de la misma. Jadeante llegó a la puerta de su salón y solo se asomó, no había llegado su profesor y pudo entrar sin problema directo a su lugar.
A su lado derecho estaba Dani; imagine ahora lo que sentiría si unos ojos lo viesen con una intención algo malvada, cómo si supiese un gran secreto suyo o algo que hizo y que nadie se había enterado, pero al mismo tiempo esa mirada le transmite confianza porque es de alguien a quien aprecia y en realidad no lo hace por juzgar, lo hace porque comparten esa conexión. Ella era la única que supo de la salida nocturna de Paris puesto que ambos decidieron ir a un pub para divertirse un rato y allí conocieron un muchacho con el que él terminó acostándose, nada serio pues en realidad fue para desestresarse, algo que evidentemente no había funcionado del todo debido al episodio de insomnio y pesadillas de anoche.
–Bitch! –dijo realmente enojada usando su spanglish– ni siquiera me escribiste, no he sabido nada de ti desde ayer –hizo una pausa y al verlo algo perdido cambió su voz a un tono algo coqueto– so... ¿Cómo te fue anoche?
ESTÁS LEYENDO
Herederos del Infierno
FantasíaHelada después de haber escuchado aquello no supo que responder, creyó que era una broma pesada de sus padres. -Morgan querida no dudes que te amamos, pero teníamos que decirte la verdad o de lo contrario te perderíamos -le dijo su madre mientras to...