Nos marchamos rumbo a Santiago. Pía estaba triste por cómo terminaron las cosas en su casa, pero feliz porque estábamos juntas.Llegamos a mi departamento y Pía estaba feliz. Llamaba a su madre y abuelita casi todos los días. Encontramos un buen trabajo las dos, así que nos iba bien.
Pasó un mes, llevé a Pía a la casa de mi madre para que la conociera. Se cayeron muy bien.
Un año y meses después, mi padre falleció. Mis padres eran separados y yo no sabía mucho de mi papá, así que cuando me llegó su herencia quedé sorprendida.
Era prácticamente millonaria y dueña de la empresa de mi padre.
Con el dinero, le compré una casa a mi madre y le dije a mi novia que íbamos a ir a ver a su abuela.
-Amor, ¿estás segura?
-No hay cosa que quiera más que volver a ver a tu abuelita. Tan amorosa ella, además hace tiempo no ves a tus padres.
-No quiero que te traten mal.
-No importa, quiero tu felicidad.
Fuimos en bus, la verdad, aunque haya adquirido muchas cosas, nuestra vida seguía siendo igual. El dinero ayuda, pero no debe cambiar tu forma de ser.
Llegamos a Corral. Arrendamos una casa en la comuna. Dejamos las cosas y fuimos a la casa de la abuelita. Para nuestra suerte, estaba sola.
-Hola abuela.
-Mi niña, tanto tiempo que no vienes a ver a esta vieja. -la abrazó.
-Lo siento, sabes que papá hace más de un año no me habla.
-Hola señora, ¿me recuerda?.-dije.
-¿Cómo no voy a recordar a la chica que se llevó a mi nieta? Menos mal me la has cuidado.-me abrazó.
-Con mi vida.-dije.
-¿No la has hecho sufrir verdad?
-No abuela, es la mejor. Me ama mucho.
-¿Cómo no amarla, si es tan linda?-abracé a Pía.
-Se ven felices, mis niñas.-dijo la abuelita.
-Le tengo una sorpresa.-mencioné.
-¿Qué? Eso no me lo dijiste.-dijo Pía.
-Sabía que te negarías si te lo decía.
-Venga, la llevaré.
Un par de cuadras de la casa había un jardín enorme con dos mujeres trabajando.
-¿Recuerda que me dijo que le gustaría tener un jardín lleno de flores? Mandé a construir este para usted. Ellas la ayudarán a mantenerlo y modificarlo como usted quiera, yo me preocupo del sueldo. Usted disfrute.-mencioné. La abuelita y mi novia se pusieron a llorar.-Perdón, no era mi intención hacerlas sentir mal.
-Amor, esto es hermoso, es el sueño de mi abuelita de toda la vida.-dijo mi novia.
-Mi niña, las lagrimas son de emoción. De verdad no sé que decirle.-me abrazo.
-Siento que gané una abuelita con usted y nunca olvidaré como defendió nuestro amor.-dije.
-Eso mi niña, es lo que cualquier abuela, madre, padre o persona debería hacer. Defender el amor.
-Te amo, Ignacia.-dijo Pía.
-Te amo, Pía. Y bien, ¿pasará a conocer su nuevo jardín?
Recorrieron el jardín juntas y felices. Era increíble ver la cara de mi amor, tan alegre y feliz, y la de su abuelita por su puesto. Luego de un rato volvimos a la casa y estaban sus padres.
-Apareciste.-le dijo el papá de Pía a la abuelita.
-Ni que fueras mi papá que me quieres controlar.-le respondió.
-Hola mamá, Hola papá.-dijo Pía.
-Mi niña, te extrañé tanto.-la abrazó la mamá.-Hola Ignacia.
-Hola señora.-dije.
-Ya hablamos.-miro la mamá al papa.
-Perdón chicas.
Sonó forzado, pero que íbamos a hacer. Mi novia estaba feliz. Nos fuimos a la casa que habíamos arrendado y le regalé unos pasajes en avión a Antofagasta.
-¿y esto amor?
-Quiero volver al lugar donde nos conocimos, pero esta vez, salir de tu mano de ahí.
-Te amo, eres tan romántica.
Ya en Antofagasta, arrendamos un auto y fuimos a recorrer.
-¿Te parece si vamos a ver las estrellas a ese lugar?.-pregunté.
-Sí, vamos.
Mi novia condujo. Llegamos y nos acostamos en la parte trasera del auto mirando las estrellas, hacia el mismo lado. De casualidad pasó una estrella fugaz.
-Amor.-estaba nerviosa pero tenía que preguntarlo.
-Dime.-dijo Pía.
-¿Te quieres casar conmigo?-saque una argolla.
-¿es en serio?
-Sí.
-Claro, mi amor.-estaba feliz.
-¿Pero te casarías conmigo, ahora ya?
-Sí. Haría lo que fuera contigo. Te amo infinito.
-Uf, menos mal dijiste que sí.
-¿Por qué?
Luego de unos minutos llegaron unos autos.
-Amor, ¿qué está pasando?-preguntó.
Se bajaron de los autos su familia, incluyendo al papá, mi familia, nuestros amigos y una señora del registro civil.
-Creo que está es la locura de amor más grande que he hecho, pero sería intensamente feliz si te casas conmigo aquí y ahora. Con todos nuestros seres queridos en este lugar tan mágico para nosotras.
-Te amo tanto Ignacia, eres la loca más hermosa del mundo y serás mi mujer.
En medio del viento, ella me dijo que sí. Y esa estrella fugaz, cumplió mi sueño. Mi hermosa Pía, era mi esposa.
-Mis niñas, las felicito.-dijo la abuelita.
-Nada de esto sería posible sin usted.-dije.
Salimos de la ciudad de la mano con Pía, esta vez como esposas.
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Del Desierto a la selva, un amor sin fronteras
RomanceDos chicas se conocen. La atracción es irrefutable. Las cosas no siempre son color de rosa. Los prejuicios y la discriminación es un tema real.