III

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Nos marchamos rumbo a Santiago. Pía estaba triste por cómo terminaron las cosas en su casa, pero feliz porque estábamos juntas.

Llegamos a mi departamento y Pía estaba feliz. Llamaba a su madre y abuelita casi todos los días. Encontramos un buen trabajo las dos, así que nos iba bien.

Pasó un mes, llevé a Pía a la casa de mi madre para que la conociera. Se cayeron muy bien.

Un año y meses después, mi padre falleció. Mis padres eran separados y yo no sabía mucho de mi papá, así que cuando me llegó su herencia quedé sorprendida.

Era prácticamente millonaria y dueña de la empresa de mi padre.

Con el dinero, le compré una casa a mi madre y le dije a mi novia que íbamos a ir a ver a su abuela.

-Amor, ¿estás segura?

-No hay cosa que quiera más que volver a ver a tu abuelita. Tan amorosa ella, además hace tiempo no ves a tus padres.

-No quiero que te traten mal.

-No importa, quiero tu felicidad.

Fuimos en bus, la verdad, aunque haya adquirido muchas cosas, nuestra vida seguía siendo igual. El dinero ayuda, pero no debe cambiar tu forma de ser.

Llegamos a Corral. Arrendamos una casa en la comuna. Dejamos las cosas y fuimos a la casa de la abuelita. Para nuestra suerte, estaba sola.

-Hola abuela.

-Mi niña, tanto tiempo que no vienes a ver a esta vieja. -la abrazó.

-Lo siento, sabes que papá hace más de un año no me habla.

-Hola señora, ¿me recuerda?.-dije.

-¿Cómo no voy a recordar a la chica que se llevó a mi nieta? Menos mal me la has cuidado.-me abrazó.

-Con mi vida.-dije.

-¿No la has hecho sufrir verdad?

-No abuela, es la mejor. Me ama mucho.

-¿Cómo no amarla, si es tan linda?-abracé a Pía.

-Se ven felices, mis niñas.-dijo la abuelita.

-Le tengo una sorpresa.-mencioné.

-¿Qué? Eso no me lo dijiste.-dijo Pía.

-Sabía que te negarías si te lo decía.

-Venga, la llevaré.

Un par de cuadras de la casa había un jardín enorme con dos mujeres trabajando.

-¿Recuerda que me dijo que le gustaría tener un jardín lleno de flores? Mandé a construir este para usted. Ellas la ayudarán a mantenerlo y modificarlo como usted quiera, yo me preocupo del sueldo. Usted disfrute.-mencioné. La abuelita y mi novia se pusieron a llorar.-Perdón, no era mi intención hacerlas sentir mal.

-Amor, esto es hermoso, es el sueño de mi abuelita de toda la vida.-dijo mi novia.

-Mi niña, las lagrimas son de emoción. De verdad no sé que decirle.-me abrazo.

-Siento que gané una abuelita con usted y nunca olvidaré como defendió nuestro amor.-dije.

-Eso mi niña, es lo que cualquier abuela, madre, padre o persona debería hacer. Defender el amor.

-Te amo, Ignacia.-dijo Pía.

-Te amo, Pía. Y bien, ¿pasará a conocer su nuevo jardín?

Recorrieron el jardín juntas y felices. Era increíble ver la cara de mi amor, tan alegre y feliz, y la de su abuelita por su puesto. Luego de un rato volvimos a la casa y estaban sus padres.

-Apareciste.-le dijo el papá de Pía a la abuelita.

-Ni que fueras mi papá que me quieres controlar.-le respondió.

-Hola mamá, Hola papá.-dijo Pía.

-Mi niña, te extrañé tanto.-la abrazó la mamá.-Hola Ignacia.

-Hola señora.-dije.

-Ya hablamos.-miro la mamá al papa.

-Perdón chicas.

Sonó forzado, pero que íbamos a hacer. Mi novia estaba feliz. Nos fuimos a la casa que habíamos arrendado y le regalé unos pasajes en avión a Antofagasta.

-¿y esto amor?

-Quiero volver al lugar donde nos conocimos, pero esta vez, salir de tu mano de ahí.

-Te amo, eres tan romántica.

Ya en Antofagasta, arrendamos un auto y fuimos a recorrer.

-¿Te parece si vamos a ver las estrellas a ese lugar?.-pregunté.

-Sí, vamos.

Mi novia condujo. Llegamos y nos acostamos en la parte trasera del auto mirando las estrellas, hacia el mismo lado. De casualidad pasó una estrella fugaz.

-Amor.-estaba nerviosa pero tenía que preguntarlo.

-Dime.-dijo Pía.

-¿Te quieres casar conmigo?-saque una argolla.

-¿es en serio?

-Sí.

-Claro, mi amor.-estaba feliz.

-¿Pero te casarías conmigo, ahora ya?

-Sí. Haría lo que fuera contigo. Te amo infinito.

-Uf, menos mal dijiste que sí.

-¿Por qué?

Luego de unos minutos llegaron unos autos.

-Amor, ¿qué está pasando?-preguntó.

Se bajaron de los autos su familia, incluyendo al papá, mi familia, nuestros amigos y una señora del registro civil.

-Creo que está es la locura de amor más grande que he hecho, pero sería intensamente feliz si te casas conmigo aquí y ahora. Con todos nuestros seres queridos en este lugar tan mágico para nosotras.

-Te amo tanto Ignacia, eres la loca más hermosa del mundo y serás mi mujer.

En medio del viento, ella me dijo que sí. Y esa estrella fugaz, cumplió mi sueño. Mi hermosa Pía, era mi esposa.

-Mis niñas, las felicito.-dijo la abuelita.

-Nada de esto sería posible sin usted.-dije.

Salimos de la ciudad de la mano con Pía, esta vez como esposas.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2023 ⏰

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Del Desierto a la selva, un amor sin fronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora