II

0 0 0
                                    

Se marchó. Estaba confundida. Me fui a mi departamento en Santiago, al día siguiente las chicas me agregaron a Instagram y le pregunté a Flo qué sucedía.

"Pía te vio con Max afuera de tu departamento"-respondió Florencia.

"Pero me fue a dejar al aeropuerto, no pasó nada"-dije.

"Ella cree que pasaron la noche juntos. Lloró todo el camino al aeropuerto. Nos dijo lo que pasó entre ustedes y estaba realmente feliz, pero vio eso y se fue al suelo."

"No es así. No pasamos la noche juntos, debe saberlo."

"Cuéntale como fueron las cosas, estaba muy mal mi amiga, se enganchó mucho de ti."

"Gracias por contarme"

Llame a Pía y no contestaba, tampoco los mensajes. Ni le llegaban mis whatsapp, creo que me bloqueó.

Un par de días más tarde, Max volvió a Santiago y nos juntamos en un restaurante.

-¿Cómo van tus días?.-preguntó.

-Un poco triste y los tuyos.

-¿Qué pasó?

-¿Recuerdas a Pía? Se molestó conmigo por algo que no era.

-¿Y por qué no vas y le aclaras las cosas?

-Porque es del sur, de Valdivia.

-Me dijiste que te gustaba viajar. Haz ese viaje.

-Para eso necesito juntar dinero.

-Tengo un trabajo para ti.

-¿cuál?

-Mi asistente por un par de semanas. ¿Qué te parece?

-¿Pero sólo por un par de semanas ?

-Sí. Así el dinero que te pague, que no es poco, te servirá para el viaje.

-Muchas gracias, Max.

-Feliz de tenerte cerca de mí.

-Eres amable.

-Tú hermosa.

Pasaron tres semanas trabajando con Max, nos convertimos en una excelente dupla.

Este chico era muy bueno y caballero conmigo, en estas semanas se comportó como un excelente amigo.

Hacíamos muchas cosas juntos, además de trabajar, veíamos películas salimos a comer y hasta dormíamos juntos en mi departamento. Nunca se sobrepasó, ni nada.

A veces conversábamos de nuestros sentimientos, pero dejamos en claro no sobrepasar la barrera de amigos.

Llego el día del viaje, Camila me dio la dirección de Pía. Aunque Max se ofreció a acompañarme, decidí ir sola.

Tomé un bus directo a Valdivia. Luego de 14 horas de viaje, llegué al terminal de destino. Me di cuenta que Pía no vivía exactamente en Valdivia, sino en una comuna que se llamaba Corral. Camila me dijo que a la salida del terminal tomara un microbús y luego de media hora llegaría a un embarcadero donde tenía que tomar un bote para llegar a Corral. Súper travesía por seguir mi corazón.

Llegué a corral en un bote, y busqué el restaurante donde me dijeron que ella trabaja. Junto a mi mochila de viaje, entré al restaurante y pedí un ceviche a un mesero. Me lo trajeron y mientras comía, el chico me preguntó de dónde venía, que si estaría muchos días y si sabía dónde quedarme. Son buenas personas los sureños, hospitalarios. El chico se sentó conmigo, me contó que harían una fiesta costumbrista cerca de la playa y comenzaba en la noche. Mientras hablábamos llegó una chica casi corriendo, era ella, Pía.

Del Desierto a la selva, un amor sin fronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora