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Cada minuto que pasaba, se ponía mas nerviosa.

Lo unico que podía escucharse en su departamento eran las agujas del reloj y sus uñas acompañando el sonido, mientras golpeaba la mesada.

Esa maldita carta había llegado para arruinarle la vida. Y no era como si le temiera a un simple papel, simplemente había llegado en un momento equivocado.

Su vida era relativamente buena, tenía el empleo que quería, una casa hermosa y un novio atento. Pocas personas podrían compartir su posición, pero sabía que de seguro eran mas agradecidas que ella.

Se sintió mal al morderse el labio y pensar aquella invitación maldita. De seguro Jongin querría acompañarla y le insistiría para que vaya, sabía por sus propios relatos que Jennie había sido una chica popular y que sus años de secundaria fueron buenos. Había un par de fotos en las paredes de ella con sus amigas que aún conservaba, con su uniforme de porrista o simplemente en las gradas.

Y la verdad es que había sido muy feliz hasta su ultimo dia. No le gustaba recordar como había terminado de manera tan terrible pero le sería inevitable. Todavía podía sentir su enojo, su ceño fruncido. El cigarrillo pisado y la sonrisa sarcastica.

La ultima vision que tuvo de él fue su frondosa espalda, notablemente tensa. Sus cabellos rubios moviendose con el viente y sus nudillos blancos de tanto apretar sus puños.

Fue uno de los peores dias de su vida, por no decir el peor. Pero creía haberlo superado, tardó pero finalmente lo hizo. Aunque eso no significaba haber superado a su primer novio.

Min Yoongi se había calado en su alma y todavía lo resentía. Había sido un antes y un despues y sinceramente, creía que lo amaría el resto de su vida, en silencio claro. Su actual novio no sabía de él, ella no le compartió esa parte de su vida, le parecía tan intimo, secreto y especial que no podía siquiera relatarlo.

Solo ella, sus amigas y con quienes compartió clases sabían de su largo noviazgo con Min, eran la pareja mas conocida del lugar. Imposible no saber de ellos y no creer que no terminarían casados. Sería su secreto por siempre, aunque Kai sea su pareja y estuviesen establecidos, era algo que solo ella se permitía recordar, llorar y pensar.

Escuchó las llaves en la puerta y supo que no podría posponer la charla por mucho tiempo. Sería mejor expresar su desagrado y dejar el tema zanjado pero su novio era muy optimista.

Sintió un beso en su mejilla y unas manos en la cintura. Su toque era tan caracteristico y estaba tan acostumbrada a él que solo pudo reclinarse sobre él y sonreír levemente.

- Estoy en casa.

- Bienvenido. -susurró y besó sus labios castamente.

Ambos pusieron la mesa y sirvieron la comida. Kai descorchó una botella de vino y así comenzaron una tranquila velada aunque las manos de Jennie sudaban bajo el mantel.

- ¿Como te fue hoy, cariño?

- Oh, pude terminar el diseño de ese molesto vestido del que te hable...

- ¿La hija del gobernador?

- Ugh, si. -hizo una mueca. -Por suerte logré lo que ella quería en el tercer intento, estuve a punto de rendirme.

- Tus vestidos son hermosos, amor. Todas las chicas aspiran a casarse usando alguno de tus diseños.

Jennie sonrió ante el apoyo y decidió que era momento de comentarle acerca de la invitación.

- Sabes, hoy me llegó una carta de la secundaria...

- ¿Una carta? -preguntó dejando su vino de lado.

- Una... invitación.

- Oh, ¿una reunión de graduados -dijo emocionado.

- Um, sí...

- ¿Cuándo es? ¿Es formal? ¿Debería comprar un traje?

La sonrisa y entusiasmo de Jongin le partían el corazón, ni siquiera le había preguntado si ella quería asistir. De seguro la idea de no ir no cruzó por su mente en ningun momento.

- En tres semanas... y sí es formal. -contestó tomando un sorbo de vino.

- ¡Genial! Tenemos mucho tiempo para prepararnos, ¿hay que conducir hasta Myeong-dong verdad?

- Si, solo son cuarenta minutos.

Con un asentimiento, dio por terminada la charla. Y se odió a si misma. ¿Por qué no pudo negarsele? ¿Era la emoción en el tono de su voz o simplemente quería volver a ver aquellos rostros que tan poco recordaba pero tanto quería ver...? ¿Estaba usando las ganas de Jongin para justificar las suyas? No lo sabía ni quería saberlo.

Lo unico que sabía era que dentro de tres semanas, volverían a su antigua secundaría y podría salir tranquilamente bien... u horriblemente mal.

don't you forget about me | yoonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora