Nuestras miradas

Prólogo

Un guardián no podría ser guardián si no hay alguien a quién proteger, desde aquel día en que el hielo se quebró bajo él, fue asignado aún sin saberlo a una misión especial...

—No importa cuánto tiempo sea, un día, un mes, un año. No me rendiré tan fácilmente Jack.

—Mi pequeña reina— Su voz apenas era audible, detuvo su andar mientras se acercaba poco a poco a ella, tomó sus mejillas entre sus manos y a pesar de los problemas y amenazas que tenía presentes la besó.

Cerró sus ojos mientras tomaba la fuerza para decir las palabras correctas.

—Quiero pasar cada momento de mi vida junto a ti— respondió con tristeza— pero sé que eso no es posible y tú tienes tantas cosas por vivir que sería egoísta de mi parte pedir que lo hicieras.

En ese instante el corazón de la chica se rompió en mil pedazos, sabía los motivos por los cuáles no podían estar juntos; el principal era que ella era una simple mortal, moriría mientras el tendría vida eterna.

—¿Entonces esto es el fin? — preguntó con lágrimas en los ojos alejándose de él.

—Elsa...

—¡No Jack! Eres egoísta por preferir que me aleje de ti sin tan siquiera intentarlo, pero no haré nada de lo que dices ¿escuchaste? — secó sus lágrimas mientras tomaba más distancia del peliblanco— ¡No lo haré!

Jack sintió como mil espinas de hielo se incrustaban en su corazón, pero no podía hacerle eso a su reina, en el tiempo que estuvieron juntos pudo conocer que el deseo de Elsa era cumplir todo lo que se perdió al estar encerrada en el castillo, formar una familia era el principal motivo por el cuál debía alejarse. Él no podía simplemente era imposible. Su reina merecía una vida que él no podía darle

—Sé que tomará tiempo, pero estoy seguro que lograrás ser feliz aún sin mí— dió una sonrisa triste y antes de que se arrepintiera se acercó y le dió un abrazo que transmitía todo el amor que alguien pudiera profesar— te amo, siempre tendrás un guardian que velará por ti— susurró mientras desaparecía entre la nieve...