A veces pienso que, hubiera sido mejor que yo muriera en vez que Hannah.
No tendría que guardar tantos secretos, tanto de Bryce como los míos.
Pienso, si hubiera muerto, no me estaría pasando esto. No estaría sufriendo en este momento. No estaría mu...
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Apenas abro mis ojos en el camino al baño, el sueño no abandonaba mi cuerpo, me sentía cansada y no encontraba razón alguna. Dejo caer mi cuerpo en el retrete y mi vejiga se relaja, me acomodo en el lugar con un dolor en mi intimidad, apenas notable, supongo por no orinar antes, dejó caer la cabeza atrás deseando el momento de volver a la cama. Relajo mi cuerpo encima del retrete por un rato aunque ya haya terminado mis necesidades, estaba tan perezosa que juro que podría dormirme de nuevo aquí.
Abro mis ojos de golpes cuando el dolor se vuelve una punzada profunda, mis ojos ya estaban acostumbrados a la luz por lo que no se me hizo difícil ver la mancha roja en mis bragas ¿Que mierda? ¿No se supone que ya termino mi ciclo menstrual? Se que no soy una mujer regular pero cuando se me iba, se iba, de eso estaba segura, siempre era así, sin embargo este dolor no era en mi vientre como debería ser, es mas abajo.
Me levanto y cierro la puerta con el pestiño con rapidez, al asegurarme de que esta cerrada bajo la palanca y me apoyo en el lavado, apartó las ideas y empiezo a desnudarme, no quiero pensar en eso ahora. Noto que mis manos tiemblan por lo difícil que fue quitarme la camisa, entró en ducha y dejo que el agua fría resbale por mi cuerpo, y todo lo contrario a como me hubiera gustado no me relaja para nada, estaba tensa y esto no se quitará fácilmente. Debo mostrarme relajada al menos, estiro mi cuello.
Si, tenia un ardor, como si hubiera tenido mi primera vez y te queda una incomodidad extraña, restiego mi cara con jabón y agua antes de salir. Observo mi cuerpo desnudo en el espejo, unas ojeras adornaban mis ojos las cuales debería cubrir antes de salir, suspiro y sonrió.
—Vamos, no es para tanto — intento sonreír cuando no llega a mis ojos m, un error terrible, pero el rota por la lágrima silenciosa que recorre su mejilla.
Era como un filo que contará a su paso, la aparta de un manotazo, tensa su mejilla, tan fuerte que mis dientes empiezan a doler.
—No seas dramática — Le gruño a mi reflejo, luego de unos juegos de mirada consigo misma, vuelve a sonreír y esta vez se puede ver como llega a sus ojos —. Eso es, Tessa Thompson.
Aparta su cabello húmedo de sus hombros, agarra la toalla y envuelve su cuerpo. Abre la puerta y sale.
