Segunda parte del capitulo 3

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La cabeza de Stefano le daba vueltas, su maldita vida iba a peor, él pensó que al salir de la cárcel su vida daría un cambio radical, un cambio beneficioso para él, para todos. Tras comerse lo que trajo su madre, recapacitó y subió a la habitación de su hermanita a pedirle disculpas. Llamó a la puerta y la abrió viendo como su hermana tenía el rostro rojizo de tanto llorar.

—¿Puedo hablar un momento contigo?

Ella no le contestó. Su madre se levantó de la cama, le dio un beso en la frente a Daniela y se marchó dejándoles intimidad.

—Daniela, yo lo siento mucho de verdad...

—Tú y tus disculpas, nunca cambiarás.

—Si cambiaré y te lo demostraré. Te lo prometo —le dijo abrazándole.

—Si lo conocieses, te caería muy bien. Te lo aseguro, Stefano —le explicó intentando persuadir sus ideales.

—Sí, pueda que sea un buen muchacho, pero no me ha pedido tu mano. Eso es lo que más me molesta de toda la situación —aparta la mirada de ella.

—Se la pidió a papá, tranquilo.

—Sí, pero papá es papá, y yo soy yo; no lo olvides. Hay una gran diferencia.

—Lo sé. Papá tenía mucha más paciencia que tú —le contestó Daniela melancólica apoyando su cabeza en su hombro.

—¿Cómo que tenía? —le mira confuso y serio mientras se incorporan.

—Pensé que te lo había dicho mamá —le habló casi con su voz temblorosa.

—¿Saber el qué?

—Papá murió hace dos años. Le asesinaron —le informó lágrima tras lágrima.

Stefano mostró una cara de lo más seria y triste. Se levantó de la cama y fue hasta su madre, quien se mantuvo todavía en pie, formalmente y psicológicamente hablando.

—Me ha dicho Daniela que papá murió hace dos años. ¿Por qué no me o has dicho?

—No he visto el momento, lo siento hijo... Lo siento mucho —se echó a llorar apoyándose en la encimera y rápidamente Stefano la sujetó por si perdía el equilibrio.

—No pasa nada, ahora estoy aquí. Yo cuidaré de vosotros. Shhh tranquila —le susurró al oído para calmarla.

Cuando pasó una hora y su madre se encontraba durmiendo y descansando del mal rato que había pasado al recordar la muerte de su marido, Stefano se dirigió hacia su antigua habitación. Despacio y furioso, se agarró la cabeza despeinándose y junto a ese acto, pegó el chillido más fuerte y con más rabia que había soltado por su boca en su vida.

Su hermana entró a su dormitorio asustada por haber escuchado el gran grito de Stefano, él se volvió hacia ella y con los ojos de haber llorado la abraza y le dice:

— Haremos una gran fiesta y así conoceré al padre de tu hijo, todo saldrá bien.


Continuara...

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Espero que te halla gustado estos primeros capítulos.

La Familia GIOVANNIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora