𝕮𝖗𝖊𝖆𝖙𝖚𝖗𝖆𝖊 𝖆𝖚𝖙𝖊𝖒 𝕳𝖆𝖗𝖗𝖞.

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Al principio de los tiempos, Dios, él grande, él misericordioso, creo compañía para el en el cielo, dedicó milenios en crear a cada bello ser que pisaría las nubes a su lado, puso su mayor esfuerzo en ellos, dándoles pureza y amor en sus corazones. Y cuándo por fin estuvieron listos, los nombró: Ángeles. Fueron creados a semejanza de Dios, a diferencia de que ellos tenían alas. el cielo ya no se sentía solo, se vivía con paz y armonía, y el creador estaba tan feliz con todos sus hijos y estos aprendían de la sabiduría de su padre

Cada uno tenía características diferentes, eran sabios, calculadores,bondadosos, empáticos, alegres y con una extrema belleza que deleitaría las pupilas de cualquier ente.

Pero hubo un día que el cielo no vio más que tristeza.

-Lo siento Lucifer, pero debes descender, reinar el oscuro infierno y cuidar a las desdichadas almas que lo habitarán.

El corazón de Lucifer se rompió al escuchar el decreto de su padre. No lograba entender que había hecho mal, él era un fiel seguidor del amado rey de los cielos. Siempre seguía sus ordenes y trataba a todos con nada más que amabilidad y amor, sus hermanos lo adoraban por la pureza que derrochaba.

Cuando Dios comenzó a crear a cada uno de sus hijos, puso en práctica un poco más de su amor para una de sus creaciones, cuándo inició a forjarlo con un pedazo de la más pura arcilla, supo que este ángel sería especial, le otorgó unas gotas más de belleza, y de sabiduría, le puso tanto carisma como tuvo, decidió que sería tan puro como el agua que corría por los manantiales de su firmamento. Sus alas estaban echas con las más finas plumas y con polvo de las más brillantes constelaciones del universo, bailaban firmes con el viento y tenían un hermoso oro blanco esparcido. cuando por fin estuvo listo, se alejó un poco para observar su obra, sin duda era una divinidad. -Magnifico- susurró. Se acercó a su oído y le susurró: - Te llamarás Lucifer, Portador de Luz—y le besó la mejilla. fue cuando este bello ángel despertó.

-Y tengo que quitarte tus alas. No puedes salir de tu mandato. No podrás abandonar el tártaro.- Y el bello ángel se asustó aún más - ¿Tienes algo que decir?. - preguntó su padre.

Lucifer solo agachó su cabeza y la movió de un lado a otro –No, padre.- y una lagrima corrió por su mejilla.

Nadie en el firmamento comprendía por qué su padre había tomado esa decisión. Lucifer, de todos los ángeles, era el que menos esperaban que fuera desterrado, claro que no creían que alguien mereciera tal desdicha. pero  ese bello ángel, en especial, era el favorito de su padre, todos lo sabían, sabían la historia de como fue creado, y del empeño de su padre al momento de formar cada parte de él. Y lloraron, lloraron en silencio al ver como a su querido hermano le arrebataban sus majestuosas alas. Lloraron aún más al ver como una nube se abría y lo dejaba caer sin piedad, una cara de horror fue lo ultimo que vieron de el. Y rezaron para que él estuviera a salvo.

Esa noche, en todo el mudo, llovió. Truenos y relámpagos caían de las grises nubes. Todo el cielo estaba de luto.

Y cuando El Portador de Luz llegó a su destino, algo dentro de él se rompió para jamás volver, un extraño sentimiento le recorrió el el cuerpo, odio.

                              💫

Los siglos pasaron y Lucifer, no fue el mismo,  guardaba un extraño rencor al desgraciado de su padre. Y maldecía en nombre de este todas las noches al recordar la nula misericordia de su destierro.

Dirigía el reino de la oscuridad sólo, en aquel lugar de desgracia, lo único que lo acompañaba eran los gritos desesperados de las almas pecadoras hundidas en el abismo. hasta que una mañana decidió que el también forjaría a sus propios acompañantes, quería a seres como los que su malagradecido padre creó en un principio.

Tomo la más dura piedra del infierno, y comenzó. Todos tendrían algo diferente, serían arrogantes, serían pensantes, inteligentes y audaces, no tendrían piedad por ningún alma pecadora y serían egoístas, así nada los dañaría. Con un carácter frió, y, sobre todo, valientes.

El gran demonio quiso jugar a ser el mismísimo Dios y decidido que sus bellas creaciones también tendrían alas, así que tomó un poco de llanto de las almas del purgatorio y con el, las armó. Cada una de sus negras plumas, las forjó con sus manos, serían fuertes para que pudieran contra tormentas, serian temibles a la vista de cualquier alma terrenal. Magnificas.

A su creación, los llamó: Demonios y eran seres hermosamente aterradores. El los dirigiría por la vida con su ideología y valentía.

Cuando todo ellos surgieron, el tártaro, se sintió más completo.

A orilla de uno de los ríos de almas en pena, había un joven de ojos verdes, hincado admirando sus grandes y negras alas, el Diablo, a lo lejos lo observó y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Ese pequeño demonio era especial.  



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Titulo del capítulo: La Creación de Harry. 

- Love, T. 

𝕾 𝖊 𝖒 𝖕 𝖎 𝖙 𝖊 𝖗 𝖓 𝖔   (𝖑&𝖍  // 𝖔𝖒𝖊𝖌𝖆𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora