ELLIS WRENK

CAPITULO 4

Hemos llegado a su hogar solo nos tomo pasar unas casas. Creí que seria alguna cabaña o algo parecido, la típica casa donde viviría un abuelo pero ahora que la veo no es lo que esperaba. Pasamos por detrás de lo que parece ser el ayuntamiento o mas bien lo que era, esa cosa parece tener siglos de antigüedad. Continuamos por una calle entera de concreto con un aparente diseño de bloques, hasta ahora todas las demás eran prácticamente iguales pero sin diseño y se veían interrumpidas por partes de tierra, como si no las hubieran continuado; aunque parece mas como si las hubieran arrancado ya que no tienen algún patrón de donde inicia una parte de cemento y otra de tierra. La senda subía doblando a un lugar mas alto y llegamos a una vereda de tierra entre lo que parece un bosque; no muy grande en realidad. Parecería un camino largo pero la verdad es que no tardamos mas de cinco minutos, y cuando por fin llegábamos, al final podía verse su hogar. Una larga casa de tres pisos; aunque el tercer piso es el ático, pero aun así se notaba lo espaciosa que era por todas las ventanas que se veían desde fuera, adornando las paredes de ladrillo y la fachada en cuña de tejas negras, había tres ventanas mas que sobresalían en el tejado, dos a los lados y una redonda en el centro mas abajo, de la cual se levantaba un astil blanco de metal que terminaba en punta, por si no fuera suficiente tenia dos chimeneas; sin embargo como todas las demás casas de este pueblo seguía viéndose vieja, abandonada y con una curiosa característica que me sorprendió, en la esquina inferior derecha de la fachada había un enorme hueco que dejaba ver el interior del ático, como si una parte de la casa se hubiera derrumbado. Todo el camino fuimos en silencio; pero al llegar al portón, la única entrada para cruzar las vallas de ladrillo, me recibió muy amable. Entramos a su casa y me señala el porta abrigos donde puedo dejar mi gabardina, después de quitarme la prenda y colgarla note que en verdad su hogar es muy elegante, y estaba tan solo en la entrada, de ahí se extiende a una escalera en frente que lleva al segundo piso y dos arcos de puerta a los lados que dirigen a diferentes salas. —Por favor acompáñame –solicito el anciano muy amable como ha sido desde que nos encontramos–.

Continuamos por el lado derecho y cruzamos una sala muy cómoda, con dos sillones cortos y uno largo que permanecen junto a la fogata y una pequeña mesa de cristal, y  al otro lado un comedor que se ve muy acogedor. El anciano me indicó que podía sentarme en alguno de los sillones mientras el pasaba a la cocina a preparar el té. —Por cierto –preguntó– ¿Cual es tu nombre?

—Accer, me llamo Accer Busk.

—Muy bien joven Busk, mi nombre es Aldor Wood. Es un gusto conocerte.

Enseguida echó una carcajada como solo un anciano lo hace y entró a la cocina. Mientras tanto yo eché una mirada a la sala desde el sofá, era tan acogedora que la tensión de haber llegado solo a un lugar desconocido iba desapareciendo. Mientras mas vueltas le daba con la mirada mas detalles notaba, el señor tenia un juego de ajedrez en el comedor, me daba pena pensar que lo jugara solo, quizá tenia amigos. Unos minutos después regreso con una charola donde tenía todo lo necesario, colocó las tazas y me sirvió primero a mi y después a el. Su servicialidad llegó a incomodarme un poco, nunca me ha gustado que hagan las cosas por mi, pero es un anciano que probablemente no recibe muchas visitas así que no quería romper su ilusión. Se sentó y al instante se olvidó de su bebida, solo procuró mirarme, estaba esperando a que le diera un sorbo al té. Nuevamente la incomodidad atacó pero era como si quisiera mi opinión. Tras un largo sorbo regrese la taza a su lugar y me di cuenta de que sabía realmente bien, era cien veces mejor que el té de la ciudad. —Este té sabe de maravilla, quisiera felicitarlo –lo adulé con un poco de timidez pero con la intención de animarlo.

—¿Eso te parece? –volvió a reír– llevo treinta años haciendo el mejor té de este lugar, ya es una receta propia.

—Sin duda es una receta única.