ELLIS WRENK

CAPITULO 3

Son las 2:00 am, faltan dos horas para que comience mi rutina diaria y aun no he podido concebir el sueño. No dejo de pensar en esa carta, aun me cuesta creer que sea enserio que Daylo se va quedar allá. Si así lo prefiere por mi estaría bien pero por alguna razón sigo pensando en ello, hay algo en esa carta que no me cuadra, se que algo no tiene sentido pero no logro recordar que es. Finalmente me resigno a no poder dormir esta noche; no es como que no sepa lidiar con ello. Enciendo la luz de la sala, me siento junto a la mesa justo debajo del foco y vuelvo a abrir la carta. A primera instancia no logro reconocer el error pero se que lo estoy viendo, que pereza tener que lidiar con estas cosas. Tras cinco minutos de repasar la carta unas cuantas veces más me doy cuenta del fallo, no puedo creer que lo haya ignorado tan fácilmente. Esta letra no pertenece a Daylo, esta bien redactada pero la caligrafía es totalmente distinta a la suya, supongo que al principio no me di cuenta por la emoción de recibir una carta suya; aunque no me refiero especialmente a una emoción positiva. Leyéndola ahora con mas atención me he dado cuenta que hay algunas otras incoherencias, este no parece tanto su estilo de escritura y aunque eso pudiera descartarse hay algo más, él mismo aclaro que socializar no se nos da bien a ambos, pero esta muy cómodo con la gente de ese pueblo.

Me he hecho un café para concentrarme mejor, debo pensar bien si no quiero que la preocupación me consuma, esa cosa es horrible, comienza como un pequeño zumbido que puedes ignorar fácilmente, pero entre mas tiempo pase se convertirá en una agonía difícil de calmar. Llevo cinco minutos viendo el suelo mientras marco el compás en la mesa con la uña, si ese lugar es tan agradable como dice entonces tal vez deba darle una oportunidad. Bien, haré una maleta solo con las cosas que considere necesarias, tomaré las llaves y partiré; aunque para ser sincero no se que esperar. Después de haberme decidido el sonido de un motor se escucha afuera, me resulta inquietante por lo que me dirijo hacia la ventana pero para cuando me asomo el ruido se esfumó. No importa, ya tengo todo listo. Después de apagar las luces del departamento me subo al carro y me marcho.

Justo antes de salir de la ciudad me detengo en una orilla, la ruta que debo seguir me confunde, no estoy seguro si es el camino mas rápido. Cuatro horas después me detengo en una estación de gas a rellenar el tanque y comprar unos tentempiés, creí que al no haber dormido nada el viaje me resultaría pesado, pero hasta el momento no he sentido el efecto; aun así por si las dudas llevaré una bebida energética. Cuando paso a pagar las compras la cajera se torna sociable conmigo. —Vaya, parece que sera un largo viaje.

—No salgo seguido, no se cuanto sera necesario.

—Dígame ¿Hacia donde se dirige? –me cuestiona con una sonrisa mientras revisa los productos.

—Voy a Ellis Wrenk.

Al escuchar tal nombre su expresión cambia totalmente a una sensación de seriedad.

—¿Sucede algo? –pregunto juntando un poco las cejas.

—Son cuarenta y dos con trece. –ni siquiera respondió a mi pregunta, pareciera que ya quería que me largara.

Al salir de ahí no puedo evitar pensar en lo que pasó, no conozco el pueblo pero parece que ella si, como si tuviera un mal recuerdo; tal vez la pérdida de un ser querido. Las horas continúan hasta convertirse en días y los kilómetros pasan como metros, he hecho algunas paradas más pero por fin puedo verla a lo lejos, la ruta que se dirige hacia mi destino tal como lo marca en el mapa, aunque fue Daylo quien lo señaló por que al parecer no esta en el mapa. Ya he subido una colina, cruzado unos puentes y subido varios montes, y ahora lo veo «Bienvenido a Ellis Wrenk», ese cartel de metal esta tan empolvado que apenas puedo leerlo. Al llegar comienzo a dudar de si estoy en el lugar correcto, todo se ve tan rustico y descuidado, las casas parecen tener años de antigüedad, algunas con grietas pequeñas pero notorias otras con tablas de madera faltantes, unas cuantas con enredaderas cubriendo las paredes y varias con las ventanas sucias ¿A esto se refería con "acogedor"? Debe ser por que es un pueblo entre montañas y apartado de la ciudad mas cercana. No se donde estacionarme por lo que me paro frente a un café, al estar a punto de entrar noto por la ventana que no hay nadie dentro, de hecho, ahora que me doy cuenta no he visto a nadie desde que llegué, y encima la niebla es escasa pero molesta. Esto no me gusta, pero quiero continuar creyendo que llegué en un mal momento. Sigo caminando y todo parece tan desolado, no entiendo que sucede. Tras caminar varias calles estoy por darme media vuelta y marcharme de aquí, pero al llegar a una esquina, del otro lado me encuentro con una figura humana, fue tan inesperado que ambos nos asustamos, casi dando un pequeño brinco. —¡Santo cielo! Que susto –era un anciano al que casi le da un infarto– . Por un momento creí que se me iba salir el cora... –al regresar su vista paró el comentario, parece que no reciben muchas visitas-Pero que sorpresa ¿No eres de por aquí o si?

—Disculpe ¿Donde están los demás? «gran idea Accer, contesta la pregunta de un viejo con otra pregunta»

—Todos están en sus casas muchacho, hace mucho frío ¿No te parece? –muy amable pasó por alto mi falta y contestó mi pregunta.

Al ver que no contestaba y el silencio se estaba adueñando del ambiente nuevamente, con mi sensación de inseguridad, prosiguió.

—Oh si, es verdad, tu eres muy joven seguro no sientes ni el mas mínimo de frescura.

Seguía sin hablar aunque sentía la presión de hacerlo, solo lo miraba como un niño mira a un desconocido.

—Vaya, perdona mi falta de educación, debes estar muy lejos de tu hogar y yo te tengo aquí afuera. Por favor, acompáñame a mi casa te invitare una taza de té.

Por fin salgo del shock y puedo contestar.

—Ahm, seguro. Lo lamento estaba recordando algo —me tomo un momento corto en silencio y continuo– ¿Donde esta su casa?

—Esta a unas cuantas calles de aquí, estaba dando mi paseo matutino pero una nueva visita es mucho mas emocionante que eso –echó una carcajada y se dio la vuelta, por lo que lo seguí– .

Parece un buen sujeto, tal vez a eso se refería Daylo, todo aquí se ve tan pacifico.